Entrevista a Íñigo Errejón

"El debate sobre la armonización fiscal es postureo de Moncloa a favor de ERC"

El líder de Más País cree que a los Presupuestos Generales del Estado les falta "ambición verde" y advierte de que existe un desgarro social tras la crisis del coronavirus.

El portavoz de Más País-Equo, Íñigo Errejón, en su despacho del Congreso
El portavoz de Más País-Equo, Íñigo Errejón, en su despacho del Congreso
José González

La tramitación de los Presupuestos Generales del Estado ha permitido que se conocieran propuestas muy llamativas de los distintos partidos que conforman el Congreso. Una de ellas fue la de la semana laboral de cuatro días, planteada por Más País-Equo, que abogaba por impulsar un plan piloto que permitiera ver los efectos de la reducción de jornada. Quien más hace bandera de esta causa es Íñigo Errejón (Madrid, 1983), que tiene claro que seguirá luchando por un asunto que le parece clave para mejorar la vida de los ciudadanos. Y aunque el Gobierno rechazó la enmienda que presentó para iniciar este camino, días después el propio Ejecutivo ha asegurado que la estudiará para el futuro.

El portavoz de Más País-Equo atiende a La Información  en su despacho en el Congreso de los Diputados el mismo día en el que se aprobaron los PGE que ha apoyado. Unas cuentas que, aun así, ve insuficientes. Aunque lo que más le preocupa es la desigualdad y la distancia cada vez mayor que existe entre la política y la vida de la gente. Algo que, según explica, están fomentando las "fuerzas neoliberales" que a su juicio han visto cómo sus ideas estaban obsoletas por lo vivido durante la pandemia. 

¿Cómo valora los presupuestos que permitirán al Gobierno completar la legislatura?

Creo que es una buena noticia que salgan adelante, y además con unos apoyos tan amplios y diversos. Pero creemos que les falta ambición social, democrática, y sobre todo, ambición verde. Falta que asuman que tenemos que ser un país puntero en la lucha contra el cambio climático, porque eso nos va a garantizar vivir mejor. También porque puede ser la principal palanca de modernización económica e industrialización, para así crear miles de empleos verdes. En muchos ámbitos quedan cojos. 

¿Por qué los apoyan si cree que les faltan ingredientes?

Para nosotros no son un punto de llegada, sino de partida. Ahora bien, el Gobierno no ha recibido un cheque en blanco. Salen con un bloque amplio porque hay muchas fuerzas políticas conscientes de que estamos en una situación muy dura en la que hay que arrimar el hombro. Y también porque llega mucha inversión europea. Me imagino que el Gobierno saldrá exultante, pero la victoria política se producirá cuando lleguen a las familias más necesitadas o en ERTE. Lo que noto en la calle es un creciente divorcio entre la ciudadanía y la política oficial. Un clima de ansiedad y de miedo.

¿Responde la coalición a esas demandas de la calle?

Hay muchas ocasiones en las que el Gobierno ha sido más productor de titulares que de transformación. El ingreso mínimo vital es un ejemplo. Ha recibido un millón de solicitudes y de estas se han aprobado solo el 14%. Eso no significa que esté mal, pero al Gobierno hay que vigilarle y empujarle porque tiende a quedarse en titulares. Le dije desde la tribuna al ministro José Luis Escrivá que dejara de mirar a las derechas y se fijase en las colas del hambre. La desesperación de mucha gente debe ser su objetivo. Y para que eso pase, el Gobierno necesita fuerzas que le pinchen, como Más País.

¿Qué espera para lo que queda de legislatura?

Creo que todos hemos cambiado nuestras expectativas en la vida por lo que ha pasado este año. El covid pone al país patas arriba, y lo que antes eran debilidades, ahora son heridas abiertas. Éramos débiles porque teníamos mucha desigualdad, y ahora se ha multiplicado. Hay cada vez más españoles cuya suerte no depende de su esfuerzo o de su mérito, sino de dónde han nacido. Me enfadé el otro día con un diputado de Vox que dijo que la desigualdad era normal por la diferencia de méritos. Y yo le pregunté que por qué el mérito y el esfuerzo se concentran siempre en los mismos barrios. ¿Qué pasa, que el agua de Usera lleva a que toda la gente de allí nazca vaga? Es un disparate.

¿Por qué persisten esas diferencias sociales que denuncia?

Según Save The Children y la fundación Bofill, un niño que nace en un entorno humilde tiene seis veces más posibilidades de repetir curso que uno que nace en un lugar privilegiado. ¿Eso es porque no curran? El tema es que unos nacen con alas, y otros con pesas en los pies. Hay gente que nace con siete tiradas en la vida, y otra que nace con una. Eso se ha agravado con el coronavirus.

¿Cómo explica que España haya sido uno de los que más ha sufrido el virus?

Ha empeorado la debilidad de los servicios públicos. Cuando se dice que el virus ha pegado más en España con Alemania, eso tiene que ver con que hemos podido contratar menos rastreadores, o con que los servicios públicos ya eran débiles. Los recortes en sanidad cuestan vidas. Y luego, cuando vienen mal dadas, la economía española sufre mucho más. Tenemos un sistema económico de base muy estrecha, concentrado en dos o tres sectores, de bajo valor añadido, que basan su competitividad en la reducción de costes laborales y no en la innovación. No podemos seguir dependiendo del ladrillo, de la sangría y de la playa.

"No podemos seguir dependiendo del ladrillo, de la sangría y de la playa"

¿Qué propone para dar la vuelta a ese modelo?

Nosotros sostenemos que la transformación ecológica tiene que servir para diversificar el modelo productivo. Hay otros sectores que aguantan más, como los industriales. Además, no creemos que España pueda competir por hacer las cosas más baratas con China, sino por hacerlo mejor. Lo que cabe esperar de esta legislatura es que se produzca una gran transformación. Y esta debe ser verde. No solo porque nos preocupe la situación de las focas en el Ártico, que también, sino porque esa propuesta de futuro une la igualdad, la protección de los más débiles o la liberación del tiempo. La gran transformación que necesitamos es la de la transición ecológica con justicia social, y creo que al Gobierno le falta ambición en ese sentido. El ejemplo es que han mantenido las subvenciones al diésel.

¿Ayudarán los fondos europeos a esa evolución?

Los fondos europeos son mucho dinero, pero hay que gastarlos bien. Ya recibimos mucho dinero europeo en los 80 para la reindustrialización. Pero en lugar de cambiar el modelo productivo, se gastó en prejubilaciones y en evitar el malestar. Y hoy estamos pagando el resultado: se tranquilizó a los de los 80, pero no se generó empleo de futuro para sus hijos. En las grandes comarcas industriales donde había empleo, estos desaparecieron. Lo fundamental que necesita el país es una transformación que asegure una agenda verde, donde primen la justicia social y la igualdad de oportunidades.

La semana laboral reducida

¿Por qué rechazó el Gobierno incluir en los PGE su propuesta de ayudas para la semana laboral de cuatro días?

Hay que preguntárselo a ellos. Nos dijeron que no podían, que era difícil, que lo tendrían que ver más adelante, que generaba roces o discusiones entre ellos…

¿Ha tenido Podemos algo que ver en ese rechazo inicial?

No lo sé, desconozco lo que pasa dentro del Gobierno. Las explicaciones no han sido muy claras. Sobre todo, porque los dos partidos de la coalición votaron a favor de la misma propuesta en la Comunidad Valenciana. La Generalitat ya tiene un proyecto piloto como el que hemos propuesto. ¿Si les parece bien en Valencia, por qué no para España? No se si es verdad que el Gobierno lo está estudiando, pero si es así van a tener una segunda oportunidad en el Senado. Nosotros seguiremos trabajándolo y desarrollándolo. 

¿Cree que hay debate real sobre esto en la sociedad?

Creo que hay ideas que en el primer asalto no prosperan en lo institucional, pero se abren camino en lo social. Tengo la sensación de que en estas semanas se ha producido una victoria cultural. El debate de reducir la jornada laboral ya está en la calle. Se hace evidente que es algo a lo que podríamos transitar. Ahora, el Gobierno no lo ha aprobado. Hemos abierto el debate en España y cada vez más gente se interesa. La discusión se se va abriendo paso. Y se acabará aprobando.

¿Cómo se puede llevar a cabo ese cambio de pasar de 40 horas a 32?

Hay quien dice que es imposible. Bueno, hace 100 años era imposible la jornada de 8 horas. También dicen que se va a hundir la economía. Quienes dicen eso no saben una palabra de economía, porque entonces están diciendo que para generar riqueza hay que echarle más horas. Hay países de Europa en los que se trabaja menos horas que aquí, y producen más riqueza que nosotros. Y no lo hacen porque haya aumentado su jornada, sino porque tienen más formación, más tecnología disponible y están en mejores condiciones de salud e intelectuales. La idea es que uno concilie como considere, y ver cómo se puede adaptar a los sectores adecuados.

¿Qué consecuencias tendría que se trabajaran menos días?

La primera es que mejoraría la democracia. Nadie es libre si no tiene tiempo. Cuando tu vida es ir de casa al trabajo, y el sábado haces la compra de toda la semana, no te da tiempo a ser un ciudadano. Por eso, los barrios ricos votan más que los pobres: tienen más tiempo. Después, ayudaría a reducir los desplazamientos y el ritmo de nuestra vida. Las vidas más lentas son menos contaminantes. Hay que reducir los gastos de efecto invernadero, que nos estamos cargando el planeta. En tercer lugar, por salud. La gente tiene que ver más a sus seres queridos que al jefe. Y la cuarta es una razón económica. Trabajadores más descansados son más productivos. Me da la sensación de que el debate ya es real, y que el Gobierno ha pecado de miopía.

"El dumping lo hacen los millonarios que se vienen a Madrid"

¿Cómo valora el acuerdo para la armonización fiscal de Madrid del Gobierno con ERC?

(Lo piensa durante unos segundos) Como postureo. El Gobierno está empeñado en darle munición a Esquerra Republicana para las elecciones catalanas porque quiere un tripartito con los comuns, ERC y el PSC. Por eso estos debates sobre la armonización fiscal, o el debate sobre que los presos catalanes van a salir a la calle antes de las elecciones. Eso son regalos del Gobierno a ERC para que tenga algo en la campaña electoral.

¿Hace dumping fiscal la Comunidad de Madrid?

Yo, como madrileño, me sublevo contra lo del dumping fiscal. Madrid no hace dumping fiscal. Lo hacen los multimillonarios que se empadronan en Madrid. No es una pelea entre territorios, aunque lo quieran plantear así Isabel Díaz Ayuso y Gabriel Rufián. Esto es una pelea por la justicia social y fiscal. ¿Quiénes son los primeros perjudicados por esto? Los madrileños, que viajan en metros abarrotados, tienen una educación recortada o se les abren hospitales a medio construir. Esto ocurre porque se le perdonan los impuestos a los millonarios. Me niego a que esto se plantee como una discusión entre territorios. Si ERC es una fuerza independentista, ¿qué hace metiéndose en el debate de cómo es el régimen fiscal en otras CCAA?

¿Qué hay que hacer entonces con la fiscalidad del país?

Creo que es inequívoco que hay que equilibrar la balanza fiscal. Pero hay que hacerlo entre los más ricos y los que más aportan, que son las pequeñas empresas o los autónomos. Esos ya pagan suficientes impuestos. El problema es que hay mucha gente que se empadrona en Madrid porque aquí se les hacen regalos a los millonarios. No se les hacen a los pensionistas ni a los trabajadores, y a quien tiene la vida solucionada, sí. Y esto no tiene que ver con que de repente heredes el piso de tu abuela, hablamos de gente que tiene más de un millón de euros. Es un debate que se ha planteado muy mal.

¿Es de los que cree que Ayuso sale reforzada de toda esta crisis?

Madrid sale perjudicada. Pero eso a Ayuso no le importa, porque no tiene intención de garantizar la seguridad de los madrileños. Ella tiene como objetivo hacerle oposición a Sánchez y quitarle la silla a Pablo Casado. Por eso su estrategia nunca ha sido la de mitigar los efectos del virus. La principal ha sido la de postularse como líder frente a Sánchez… y frente a Casado. Cuando el Gobierno dice que el toque de queda es desde la 1, Ayuso dice que ella a la 1:30. ¿Cuál es el criterio sanitario de esos 30 minutos? Ninguno. Solo diferenciarse. Al Gobierno español con frecuencia le tiembla el pulso con Ayuso. Como si se pensaran que puede haber un proyecto progresista de largo alcance sin Madrid.

¿Existe ese ‘procés’ madrileño del que se habla?

Ayuso ha hecho o ha dicho cosas por las que se ha puesto en la picota a líderes catalanes. Ha abierto una dinámica de desobediencia al estado central. No existe un ‘procés’ porque no hay una base de masas ni una reivindicación democrática mayoritaria. Lo que existe es un gobierno en medio rebeldía. Creo que es un peligro. También para la tranquilidad de los madrileños. Su presidenta no piensa en su salud, sino en confrontar con Moncloa.

"La política se va alejando de la vida cotidiana"

¿Cree que hay que celebrar la Navidad con la situación actual?

Aquí tengo sentimientos encontrados. Entiendo que la gente tenga muchas ganas de ver a sus seres queridos tras este año tan duro. Yo mismo no sé qué voy a hacer. Creo que cada familia tiene que decidir. Estamos viendo que países de nuestro entorno se ponen más duros con esta etapa, y creo que a menudo llegamos tarde. Hay que encontrar un término medio entre encontrarnos en unas fechas que son necesarias con cuidar vidas. Para eso, lo fundamental es que salgan normas claras. Y si yo a veces no las entiendo, imagínate un ciudadano. Si a la gente se le pide responsabilidad, hay que devolverle normas claras.

¿Cómo cree que va a ser la sociedad que tengamos desde ahora tras la pandemia?

Esta es la cuestión fundamental. A veces, la política se vuelve un foco de discusión privada entre políticos y periodistas. Se va alejando de la vida cotidiana. Se habla de pactos de partidos, del CGPJ… Cada vez se habla menos de la vida de la gente. Y deberíamos hablar de qué comemos, del tiempo que tenemos para estar con la familia, de si podemos pagar las facturas… Si te llegan los recursos para pagar las facturas. Creo que se ha producido en España un desgarro social, que me preocupa mucho.

¿Descarta que ocurra aquello de que “saldremos mejores”?

Hay una especie de clima que se define con la desconfianza y el civismo. ¿Qué revela que haya más gente que crea que las vacunas son mentira? Pues que para mucha gente resulta más creíble que hay una gran conspiración a que esto es un desorden. El problema es que no hay plan. Nos ha cogido una crisis fuerte y algunos aprovechan para hacer más dinero. Cuando lo que realmente necesitamos es un Estado fuerte. Pero se piensa en eso en lugar de en que somos frágiles y tenemos que protegernos.

¿Cree que hay partidos o gobiernos interesados en infundir esa desconfianza?

La pandemia nos ha enseñado que no nos salvamos solos. Por ejemplo, van a llegar las vacunas. Imagina que no se distribuyeran bajo criterios públicos sino en base a las leyes del mercado. Pues se vacunaría primero a quien tuviera más dinero. Pero el Estado lo impedirá. Por eso, es paradójico que sigan influyendo tanto las ideas neoliberales, que han naufragado en esta crisis. El caso de la vacuna es la prueba. ¿Qué es mejor, que se administre en base al interés general o que la regule el mercado? Pues en el primer caso se vacunan primero los médicos y en el otro los que más dinero tienen. Eso significa que han entrado en una bancarrota ideológica, y su respuesta es sembrar el desconcierto. El reto ahora es que reconstruyamos la sociedad. Y tenemos riesgos de que no sea así. 

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