¿Era Franco jefe de Estado en el año 1936? Juristas contradicen al Tribunal Supremo

  • Una parte importante de la judicatura contradice al Supremo y defiende que Manuel Azaña era el representante legítimo del Estado español en 1936.
Spanish Head of State Francisco Franco presides th
Spanish Head of State Francisco Franco presides th

Los magistrados del Tribunal Supremo que han suspendido cautelarmente la exhumación de Franco afirman en su auto que el dictador fue "jefe de Estado desde el 1 de octubre de 1936", en plena Guerra Civil y cuando el poder constitucional residía todavía en la Segunda República, presidida por Manuel Azaña.

Pero Franco no puede ser considerado jefe del Estado español en esa fecha: fue Azaña quien ostentó ese cargo de forma legítima casi hasta el final de la contienda, defienden historiadores, juristas y expertos en Relaciones Internacionales consultados por la agencia EFE.

¿Cuándo y cómo fue nombrado Franco jefe de Estado?

Los militares que dieron el golpe de Estado el 18 de julio de 1936 lo hicieron para derribar el Gobierno republicano, sin un proyecto político claro.

Consumado el pronunciamiento y con España dividida en dos bandos, los golpistas constituyeron el 24 de julio en Burgos la Junta de Defensa Nacional, un organismo colegiado que ejercería la autoridad en el territorio bajo su control.

Los generales y jefes de las fuerzas allí representadas vieron pronto la necesidad de nombrar un mando único militar, que recaería en Franco el 21 de septiembre, tras la muerte del líder de la sublevación, el general Sanjurjo, y descartar a otros candidatos.

Franco, además, había logrado llevar a su ejército a las puertas de Madrid desde África y mantenía un trato privilegiado con la Alemania nazi y la Italia fascista.

En cuestión de días, tras liberar el Alcázar de Toledo, el futuro dictador sumó a la jefatura militar el liderazgo político: fue nombrado "Jefe del Gobierno del Estado, mientras dure la guerra civil" en el cónclave de los altos mandos del sector golpista del Ejército el 28 de septiembre.

Pero en el decreto de la Junta de Defensa Nacional, publicado el día 30, se suprimió la acotación "mientras dure la guerra" y se añadió "quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado".

Al día siguiente, 1 de octubre, en una ceremonia solemne celebrada en la sede de Capitanía General de Burgos, Franco fue investido con sus nuevos poderes como "Jefe del Estado". Ese sería el título que ostentaría durante la dictadura, que en adelante conmemoraría el "Día del Caudillo" cada 1 de octubre.

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Milicianos de la CNT en Barcelona. / EFE

El BOE que nombró a Franco, ¿es el mismo que el actual?

El decreto por el que se nombra a Franco "jefe del Gobierno del Estado Español" (e introduce el matiz de asumir "todos los poderes del nuevo Estado") fue publicado aquel 30 de septiembre en el "Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España".

Aunque en aquel momento el diario oficial del Estado español era 'La Gaceta de Madrid' -que después pasó a denominarse 'Gaceta de la República'-, los golpistas empezaron a editar en Burgos su propio diario -rebautizado "Boletín Oficial del Estado" el 2 de octubre- en paralelo al constitucional.

El Estado franquista surgido del triunfo de 1939 conservaría la denominación "Boletín Oficial del Estado" y ésta se mantendría hasta la actualidad, salvo en el periodo comprendido entre 1961 y 1986, cuando se editó bajo el nombre "Boletín Oficial del Estado-Gaceta de Madrid".

¿Qué argumenta el Tribunal Supremo?

A preguntas de la agencia EFE, fuentes del Supremo no han aclarado el criterio utilizado para considerar a Franco "jefe de Estado" mientras Azaña presidía la Segunda República.

Subrayan, sin embargo, que con esa afirmación "precisamente intentaban resaltar que su voluntad es la de primar los intereses del Estado frente a los particulares".

Por ello, intentarán dictar sentencia "en un plazo razonable", para evitar que "los intereses públicos vinculados a la exhumación" se vean afectados durante mucho tiempo.

"Un desliz", "Un disparate": qué dicen los jueces

Una parte importante de la judicatura contradice a la Sala Tercera del Tribunal Supremo y defiende que el presidente de la República era el representante legítimo del Estado español en 1936.

Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD)lamenta el "insólito" tratamiento que la resolución otorga al dictador, al considerar "jefe del Estado sin más connotación" a quien lideraba un régimen "surgido de la violencia y no homologado por la comunidad internacional".

El portavoz de esta asociación, Ignacio González Vega, desconoce si semejante "disparate" se debe a un desliz de los magistrados del Supremo, en cuyo caso sería "una imprudencia". Y habla de "craso error histórico" si la fecha se ha acotado de forma intencionada. "Parece que se quiere blanquear el régimen franquista", subraya González Vega.

"Por supuesto que en el 36 el Gobierno legítimo era la Segunda República", enfatiza la portavoz de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV) Natalia Velilla, quien sí achaca la fecha apuntada en el auto a "un error involuntario" de la Sala Tercera, que de ninguna forma tiene "capacidad de revisar la Historia".

La magistrada matiza que, aunque a estos jueces se les "debe exigir más rigor", lo fundamental es "lo que -la Sala- vaya a resolver" sobre la exhumación.

Por su parte, la asociación mayoritaria en la judicatura española, la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), rechaza pronunciarse sobre el criterio del Supremo. La portavoz de la APM María Jesús del Barco dice desconocer "el criterio" aplicado, pero subraya que es una resolución que "se ha tomado por toda la Sala Tercera" y "seguro que tiene alguna motivación". 

El dictador Francisco Franco en una imagen de archivo.
El dictador Francisco Franco en una imagen de archivo. / EFE

Un autoproclamado jefe del Estado frente al legítimo Azaña

"Es incorrecto lo que dice el Tribunal Supremo, Franco nunca fue legalmente jefe del Estado", proclama el historiador Paul Preston, para quien su reconocimiento por Gran Bretaña y Francia en 1939 "no borra los orígenes ilegítimos de su mandato".

Preston recalca que, en septiembre de 1936, algunos altos mandos militares veían con dudas o incluso hostilidad la cesión del poder absoluto a Franco. De hecho, los generales monárquicos accedieron a concederle el rango de "generalísimo" (comandante único) con el matiz de que ejercería la función de jefe del Gobierno del Estado solo "mientras dure la guerra".

Este matiz desapareció del decreto y, una vez convertido por el resto de comandantes en "jefe del Gobierno del Estado", Franco "simplemente se refería a sí mismo como jefe del Estado y, como tal, se atribuía plenos poderes".

El catedrático Enrique Moradiellos, galardonado con el Premio Nacional de Historia en 2017, explica que Franco solo puede ser considerado jefe del Estado español, en términos históricos, a partir del 27 de febrero de 1939, cuando Azaña dimite una vez que Francia y el Reino Unido reconocen oficialmente al Gobierno de Franco.

Moradiellos ve por tanto "impreciso" y "equívoco" lo afirmado por el Supremo -"y ser equívoco en términos jurídicos es peligroso", advierte-, ya que lo ocurrido en octubre de 1936 es que la "junta de comandantes" que dirige la sublevación concede a Franco el mando único sobre el poder militar para librar una guerra y el poder político para edificar un nuevo Estado.

Al comprobar que el golpe no garantiza un éxito rápido, el organismo colegiado militar que dirige la parte de España sublevada decide unificar en Franco la dirección de la guerra (como "generalísimo") y otorgarle todo el poder político para construir el nuevo Estado en un territorio que entonces estaba dividido en dos entre la República constitucional y las zonas controladas por los golpistas. 

Según su argumentación, en España había en aquel momento "dos Estados" y el territorio sobre el que ejercían su poder los sublevados contaba con casi la mitad de la población de España (unos 10 millones de habitantes, frente a los cerca de 14 millones de la parte republicana) y casi la mitad también de los recursos militares.

Más tajante se muestra Ian Gibson, quien sostiene que Azaña era el único jefe del Estado y ve "bochornoso" y "aberrante" que, "a estas alturas", un auto del Tribunal Supremo atribuya ese título a Franco, cuando su poder era "ilegítimo" y otorgado por un grupo de militares "criminales que se levantaron contra la democracia".

Gibson descarta que se pueda hablar de Franco como jefe de Estado en octubre de 1936 y puntualiza que, desde el punto de vista internacional, la situación cambió a partir de febrero de 1939, una vez que fue reconocido como tal por las potencias occidentales.

¿Fue decisivo el respaldo internacional?

En un contexto de guerra civil, el reconocimiento de la autoridad legítima de un bando u otro se da en función de las leyes de guerra de cada país y no necesariamente tiene su origen en el reconocimiento de la comunidad internacional, según expertos consultados por la agencia EFE.

En 1936, en Europa solo reconocían la autoridad de Franco Alemania, Italia y Portugal. Y Gran Bretaña y Francia solo lo hicieron cuando su victoria era ya incontestable. Así, parte de la comunidad internacional no reconoce el régimen franquista hasta la entrada de España en las Naciones Unidas en 1955, explica el especialista en la Guerra Civil y el franquismo Gutmaro Gómez Bravo.

Las diferencias en los tiempos se deben a que los Estados tenían "intereses en reconocer a un bando o a otro", ya que no hay una "directriz clara" que les obligue a los países a reconocer un régimen antes o después, apunta el profesor de Política Mundial Miguel Artola Blanco.

"Según el Derecho Internacional, pueden ser las Naciones Unidas las que nombren el arbitraje, pero lo normal es que no se reconozcan los golpes de Estado" por parte de la comunidad internacional, añade Gómez.

Es por esto que muchas de las democracias occidentales no reconocieron el régimen instaurado por los sublevados hasta el final de la contienda, cuando ya no quedaba otra opción más que la de aceptar su victoria ni otro interlocutor posible en España aparte de Franco.

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