Erdogan se rodea de fieles, mientras arrecia una guerra en el Poder Judicial

  • El nuevo gabinete del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, remodelado tras la dimisión de tres ministros acusados de corrupción, inició su trabajo hoy mientras que arreciaba una batalla en el Poder Judicial, dividido entre defensores y adversarios del Gobierno.

Ilya U. Topper

Estambul, 26 dic.- El nuevo gabinete del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, remodelado tras la dimisión de tres ministros acusados de corrupción, inició su trabajo hoy mientras que arreciaba una batalla en el Poder Judicial, dividido entre defensores y adversarios del Gobierno.

El jefe de Gobierno islamista renovó anoche su gabinete, con diez nuevos ministros, la mayoría diputados con escaso perfil público aunque destacada lealtad y cercanía personal al primer ministro.

El diputado Emrullah Isler, doctorado en Estudios Islámicos, reemplaza a uno de los cuatro viceprimeros ministros, el también teólogo Bekir Bozdag, que asume la cartera de Justicia, mientras que la de Juventud y Deportes es para Akif Çagatay Kiliç, un compañero de viajes de Erdogan e hijo de su médico personal.

Pero el nombre más significativo es el del nuevo titular de Interior, Efkan Ala, un estrecho colaborador de Erdogan que no es diputado pero es un conocido defensor de la política de "mano dura" contra las protestas sociales del verano pasado en Gezi.

Los ceses en Interior, Economía y Urbanismo eran forzados, tras ser arrestados los hijos de los ministros en el marco de la investigación de una gran trama de corrupción financiera y urbanística, de la que se han declarado inocentes.

Aunque no tiene a familiares acusados, el influyente ministro de Asuntos Europeos, Egemen Bagis, también aparece en las actas de investigación policial, según el diario Hürriyet, y ha tenido que ceder su puesto a Mevlüt Çavusoglu, expresidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

Pero la remodelación del gabinete, negociada al filo de la medianoche del miércoles con el presidente, el también islamista Abdullah Gül, está lejos de haber calmado la situación política.

Erdogan ha calificado las investigaciones de corrupción de "campaña sucia" y "conspiración internacional" destinada a hundir su Gobierno, algo replicado por los titulares de Interior y Economía en sus despedidas.

Pero esta postura parece ya no ser unánime en el seno del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), que llegó al poder en 2002, al año de ser fundado tras un cisma en el partido islamista turco.

El exministro de Urbanismo lanzó la primera piedra, al denunciar presiones y sugerir a Erdogan que dimitiese también.

El mismo miércoles, uno de los pesos pesados del AKP, Idris Naim Sahin, devolvió su acta de partido, y hoy un diputado crítico con Erdogan aplaudió en la red social "Twitter" esta "limpieza" en el seno del partido gobernante.

Asimismo, respaldó al fiscal jefe de Estambul, Muammer Akkas, quien hoy denunció que le habían impedido iniciar investigaciones de un segundo caso de corrupción, previsiblemente mayor que el primero y que iba a implicar a altos cargos de la empresa pública de ferrocarriles e incluso al Bilal Erdogan, hijo del primer ministro.

El fiscal también reveló que había ordenado el miércoles la detención de 30 personas, pero la Policía, cuyos jefes fueron trasladados y reemplazados en los días pasados, no cumplió sus órdenes.

Akkas fue desautorizado por su jefe, el fiscal general de Estambul, Turan Çolakkadi, quien lo acusó de tomar decisiones injustificadas, e insistió en centralizar el mando de las investigaciones "porque si no, esto es un caos".

Poco después, el Consejo General del Poder Judicial emitió una declaración en la que reclamó independencia judicial y condenó nuevas regulaciones gubernamentales que obligan a los comisarios de la Policía a informar siempre a sus superiores cuando inician investigaciones.

Lo que ya parece una lucha sin cuartel desatada en el Poder Judicial, con elementos favorables al Gobierno y otros enfrentados a él, empezó el 17 de diciembre con la detención de medio centenar de personas, de las que 24 siguen en prisión preventiva.

La prensa turca ha presentado el caso bajo el prisma de una lucha de poder entre el AKP y la influyente red del predicador islamista Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos, pero cuyos seguidores son numerosos en el aparato judicial y en la Policía.

Erdogan achacó la investigación a "bandas que actúan bajo el manto de la religión", mientras que Gülen desmintió toda relación, pero condenó a quienes "persiguen a los que intentan atrapar al ladrón".

La plataforma Solidaridad con Taksim, que coordinó las protestas de Gezi en junio pasado, ha convocado para las 17:00 GMT de mañana, viernes, en Estambul una manifestación para pedir la dimisión en bloque del Gobierno.

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