"Es mejor disparar que esperar la muerte debajo de un asiento"

  • La masacre de Denver desata de nuevo la polémica sobre las armas en los Estados Unidos. La defensa propia y la práctica deportiva son los principales argumentos esgrimidos por los estadounidenses que portan una pistola. Pero, ¿qué pasa cuándo quien la posee es potencialmente peligroso?

El apartamento del sospechoso tiroteo en EEUU contiene trampas
El apartamento del sospechoso tiroteo en EEUU contiene trampas
Marta G. Coloma | Washington DC.

Cuando James Holmes irrumpió presuntamente en la sala de cine de Denver (Colorado), donde durante sólo unos segundos acabaría con la vida de 12 personas, llevaba en las manos un fusil semiautomático que, con toda probabilidad, había adquirido sin problemas y conforme a la ley en cualquier armería del país. Ser mayor de edad, tener la ciudadanía estadounidense, poseer una licencia y no tener antecedentes penales ni mostrar signos de sufrir un transtorno mental eran suficientes para que la tragedia pudiese hacerse realidad.

Dos siglos de tradición son difíciles de ignorar en un país como Estados Unidos, donde la venta y uso libre de armas bajo unas pocas condiciones es un derecho consagrado por la propia Constitución.

"Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, el derecho del pueblo a portar armas no será infringido", reza la célebre Segunda Enmienda de 1791, la máxima regla constitucional que soporta la posesión de armamento.

Los Gun Owners of America, la segunda asociación más grande –tras la Asociación Nacional del Rifle (NRA)- de dueños de pistolas de Estados Unidos, lo siguen teniendo claro ante masacres como las de Denver: "Es una lástima que nadie tuviese un arma durante el tiroteo excepto el delincuente", señaló Larry Pratt, director ejecutivo de este grupo, para lainformacion.com.

Pratt y su organización defienden el uso de las armas como salvaguarda de la libertad y seguridad personales de cualquier estadounidense. Para él, el problema no es que el delincuente portase aquella pistola, sino que más gente en el escenario del crimen careciera de ella, lo que habría, según el responsable, reducido las víctimas ante la posibilidad de legítima defensa.

"Cuando un asesino ataca, puedes llamar al servicio de emergencia y esperar cinco o seis minutos a que llegue, pero dudo que el ataque de Denver le llevase al tipo más de cinco minutos. Entró por la puerta de emergencia, la dejó entreabierta e inició el tiroteo. Por eso, prefiero disparar en defensa propia que esperar la muerte debajo de un asiento", sostiene.

Un 59% a favor en Colorado

Los datos resultan irónicos: según el Centro Pew de Investigaciones norteamericano, un 59% de los estadounidenses residentes en el estado de Colorado, donde sucedió la masacre, se muestran a favor de la posesión de armas; mientras que un 38% demanda un control más férreo en este campo.

Para Pratt, "tener un arma es un buen consejo". "Es un país libre", argumenta. Con él parecen estar de acuerdo los 70 millones de estadounidenses que, desperdigados por los 50 estados del país, portan en torno a 300 millones de pistolas, según la NRA, para su defensa personal o uso deportivo.

Las tragedias como la matanza de Columbine o Tucson pueden, sin embargo, haber inquietado progresivamente a la comunidad norteamericana, que en la encuesta del Centro Pew del año 2010 mostraba que el 50 por ciento de los estadounidenses consideraba más importante regular la posesión de armas por encima del derecho a poseerlas; frente a un 46% que pensaba lo contrario.

Las últimas estadísticas ofrecidas en 2010 por el FBI, de hecho, harían saltar las alarmas en un país de Europa: de los casi 13.000 asesinatos que durante ese año se produjeron en los Estados Unidos, 8.775 fueron causados por un arma de fuego.

La geografía e ideología política influyen en estas apreciaciones. El sur de los Estados Unidos, por ejemplo, es la zona del país donde, tradicionalmente, se ha defendido con más fuerza el derecho a portar una pistola: en 2010, en concreto, los ciudadanos de Alabama, Kentucky, Mississipi y Tenesse lideraban, con un 61%, el apoyo público a la posesión de armas.

Dada su clara defensa de la libertad individual, los simpatizantes del Partido Republicano -un 70% según el sondeo- son más proclives a pelear por la posesión libre de armamento, mientras que los ciudadanos de ideas demócratas defienden este derecho en un 30% y se inclinan por una mayor regulación del sector, que mueve una media de 4000 millones de dólares anuales, según la National Shooting Sports Fundation.

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