España cambiará la ley para poder sancionar el "bunkering" en Gibraltar

  • El ministro español de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, anunció hoy que España cambiará la ley para poder sancionar el suministro de combustible en gasolineras flotantes ("bunkering") en la bahía de Algeciras, donde se sitúa Gibraltar.

Madrid, 29 ago.- El ministro español de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, anunció hoy que España cambiará la ley para poder sancionar el suministro de combustible en gasolineras flotantes ("bunkering") en la bahía de Algeciras, donde se sitúa Gibraltar.

Según el titular de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la legislación española vigente exige la existencia de daño ambiental y no solo un riesgo potencial, como el que se está dando en la zona de especial protección del Estrecho Oriental (que alberga un Lugar de Interés Comunitario, LIC, de gran valor ambiental).

De ahí que la modificación incorporará el "riesgo ambiental" para poder castigarlo, informó el ministro en el Congreso (Cámara Baja).

Arias Cañete explicó que el suministro de combustible a buques está regulado por las normas portuarias y se hace "con normalidad" en todo el mundo.

Sin embargo las gasolineras flotantes con tanques de gran tonelaje de carácter permanente es un sistema que no se emplea en otros puertos españoles y solo en Gibraltar en una zona de gran valor ecológico.

Dicha fórmula implica un elevado "riesgo" de vertido al mar por los grandes volúmenes que se manejan y por el hecho de que sean permanentes, recalcó el ministro.

Frente a una gabarra habitual de unos cien metros de eslora y 3.000 hectómetros cúbicos de capacidad, una de estas gasolineras flotantes mide 250 metros y tiene capacidad para 100.000 hectómetros cúbicos.

Este es uno de los aspectos que se discuten en España a propósito de las actuaciones contra el medio ambiente que Gibraltar lleva a cabo en la bahía de Algeciras.

La polémica se recrudeció a finales de julio pasado, tras el lanzamiento de setenta bloques de hormigón en las aguas de la bahía para crear un arrecife artificial, que perjudica a los pescadores locales y, según España, vulnera la normativa medioambiental.

Posteriormente España negó la entrada a la colonia británica de camiones cargados de arena destinados a las obras de ampliación del territorio que está llevando a cabo el Peñón, que pretende construir un nuevo complejo urbanístico y un segundo espigón.

Días después dio orden de paralizar la entrada de roca de escollera en Gibraltar, a raíz de varias denuncias ante la Fiscalía de Medio Ambiente y la Guardia Civil por la colocación de bloques de hormigón en la bahía.

El control de las aguas que rodean Gibraltar es el punto más conflictivo del contencioso que mantiene España con Reino Unido sobre Gibraltar, ya que España no reconoce ningún derecho a la colonia sobre esas aguas y considera que su vigilancia y control le compete, según el tratado de Utrech (1713) por el que cedió Gibraltar a los británicos.

Las aguas del estrecho de Gibraltar, enlace del mar Mediterráneo y el océano Atlántico, son un enclave estratégico que acoge cada año migraciones de numerosas especies, desde orcas a atunes rojos, y alberga una rica biodiversidad marina, todo un sistema que convive con amenazas como las gasolineras flotantes.

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