España desprecia la amenaza yihadista

Desde que ETA anunciara de acuerdo con su propia (y siniestra) terminología 'el cese de la lucha armada', la sanguinaria banda terrorista ha ido cayendo en la percepción como problema de los españoles en los barómetros mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas. Tan es así que en el sondeo de marzo apenas un 0,2% de la ciudadanía considera a ETA como una verdadera amenaza.

Sin embargo, de acuerdo con la última encuesta del CIS, llama poderosamente la atención que sólo un 0,8% considere al terrorismo internacional en general -y el yihadismo en particular- como un peligro real para nuestro país. Máxime cuando Al Qaeda o el califato del Estado Islámico han amenazado directamente a España en diversos videocomunicados en Internet.

DesdeOsama Bin Ladenal califa Abu Bakr al-Baghdadi, los líderes intelectuales del yihadismo han señalado a España -la mítica Al Andalus en el imaginario islámico- como un territorio para la reconquista con una extraordinaria carga simbólica. No en vano, los musulmanes ocuparon España durante 700 años. Más allá de la foto de las Azores de Bush, Blair y Aznar han sido numerosas las ocasiones en las que el yihadismo ha situado a nuestro país en la diana.

En este sentido, el autoproclamado califato del Estado Islámico comprendería inicialmente los territorios deSiriay, al menos, la parte suní deIrak. Pero su voluntad declarada es expansiva. Según dibujan en sus mapas,en cinco añospretenderían conquistar "todo el Norte de África, Asia hasta la India, todo el mundo árabe, los Balcanes hasta Austria yEspaña y Portugal".

No se trata sólo de palabras. Los hechos también demuestran que la amenaza es real e inminente. Han sido numerosas las células yihadistas desarticuladas en Ceuta, Melilla, Madrid o Cataluña. La semana pasada fueron detenida en Badalona una familia completa -matrimonio con dos hijos gemelos de 16 años- que estaban a punto de partir a Siria para unirse a la yihad. Tan es así que los expertos consultados por lainformacion.com han alertado que el salafismo se extiende sin control en Cataluña.

Mientras desde el Instituto de Seguridad Global con sede en Londres advierten que nuestro país debe prepararse para un atentado con cuchillos en una plaza pública, ni siquiera un 1% de los españoles considera importante la amenaza yihadista. Más de una decada después del fatídico 11 de marzo de 2004 en Madrid, el atentado yihadista más sangriento jamás vivido en suelo europeo, parece que hemos olvidado el peligro yihadista.