España, volcada en regresar al Consejo de Seguridad diez años después

  • España aspira a volver a ocupar una silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, a dieciocho meses de la votación que decidirá su futuro, el Gobierno tiene sobre la mesa una completa estrategia para recabar votos, aunque las restricciones presupuestarias exigen una campaña "sobria y austera".

Madrid, 30 mar.- España aspira a volver a ocupar una silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, a dieciocho meses de la votación que decidirá su futuro, el Gobierno tiene sobre la mesa una completa estrategia para recabar votos, aunque las restricciones presupuestarias exigen una campaña "sobria y austera".

Los países miembros de la ONU deberán elegir entre España, Turquía y Nueva Zelanda para dos puestos en el Consejo como miembro no permanente en el periodo 2015-2016.

Sería la quinta vez que España ocupe ese lugar y habrá pasado una década desde la última ocasión en que lo hizo, cuando el Gobierno conservador de José María Aznar apoyó al presidente de Estados Unidos, George W.Bush, para intervenir en Irak sin respaldo formal de este organismo internacional.

Fue después el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero quien en 2005 lanzó la candidatura y, en un principio, se creía que el camino sería sencillo, ya que sólo España y Nueva Zelanda aspiraban a los dos puestos que se renovarán del grupo del grupo denominado "Europa Occidental y otros".

Sin embargo, en 2011, nada más abandonar su silla de miembro no permanente en el Consejo, Turquía dio la sorpresa y decidió postularse de nuevo para el periodo 2015-2016, complicando la carrera.

Frente a los problemas presupuestarios de España, que exigen que la campaña sea austera y no implique gastos extraordinarios, Turquía se presenta como una potencia regional con liquidez y medios, capaz de abrir nuevas embajadas o de incrementar la ayuda al desarrollo en países objetivo.

En esta tesitura, España defiende en su campaña sus "credenciales" como un país que ha mostrado un compromiso firme con el multilateralismo y con las operaciones de paz y seguridad, y que ha realizado un enorme esfuerzo en materia de ayuda al desarrollo, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

A pesar de la disminución que han experimentado las contribuciones voluntarias a Naciones Unidas, España se mantiene este año como el noveno contribuyente.

Tras la última cumbre celebrada en noviembre en Cádiz, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, hizo público el apoyo de la "familia iberoamericana" a la candidatura española.

El caladero de voto de Ankara está en la Organización de la Conferencia Islámica, Oriente Medio y Asia Central, mientras que Nueva Zelanda, volcado históricamente en las Naciones Unidas, juega con ventaja entre los países pequeños e isleños.

Cada país, independientemente de su peso, tiene dos votos y la candidatura debe conseguir al menos dos tercios de los sufragios, es decir, 129.

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