Códigos del buen vestir: claves que definen el estilo del traje masculino

confección inglesa
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Una de las ventajas de los hombres frente a las mujeres es que no necesitamos contar con un gran número de trajes para asegurarnos de no repetir conjunto. Aun vistiendo un mismo traje, pero jugando correctamente con varias camisas, corbatas y complementos, aparentamos estrenar nuevo conjunto cada día. Es por esto que escogiendo acertadamente solo unos pocos trajes, se podrá disfrutar de un sinfín de posibilidades en la vestimenta diaria.

Los trajes imprescindibles

Los obligatorios: uno azul y otro gris. Ambos oscuros y lisos, con estos dos trajes se puede acudir bien vestido prácticamente a cualquier sitio, y más teniendo en cuenta la seriedad de colores que hoy imperan en la calle. No obstante, es siempre más oportuno dejar el gris marengo para las ocasiones de día y reservar el azul marino para la noche y para ocasiones formales como bodas o graduaciones. Dicho esto, hay una gran paleta de colores y diseños que en numerosas ocasiones son mucho más recomendables de elegir.

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El traje de dos piezas aporta aires de desenfado, lo que lo hace versátil y apropiado para la oficina un viernes o para cualquier compromiso de ocio. 

Uno gris claro y de tejido no liso. Por norma general se pasa más tiempo vistiendo traje con luz solar que de noche, y por ello se debería intentar contar con otro traje gris para alternarlo con el gris oscuro. Los trajes grises de tonalidad algo más clara y con tejidos tipo espiga, ojo de perdiz o fil a fil, aportan variedad y ayudan a no repetir traje. Igualmente, esta tonalidad clara permite acudir adecuadamente a la oficina o a una comida de trabajo.

Uno diplomático. La raya diplomática resulta indispensable. El traje diplomático es el atuendo por excelencia de los negocios y las finanzas. Estudiando la disposición y grosor de las rayas del dibujo, se puede jugar con la imagen que de nosotros se quiera mostrar. Si es más marcada y separada, dará como resultado un look más de sport. Con rayas más difuminadas y cercanas entre sí, el aspecto del traje será más serio. Por estas diferencias, contar con dos trajes de raya diplomática de diferente grosor y color resulta aconsejable. Un traje gris marengo de línea fina y otro azul marino de raya algo más gruesa y marcada, serían dos buenas opciones.

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La elección de la camisa es de máxima importancia, pues se imprime el carácter del conjunto. Tener varias de ellas amplía las opciones de lucir un mismo traje.

Un dos piezas. Este ‘traje’ no obedece al concepto tradicional de traje al estar formado por una chaqueta y un pantalón independientes, es decir, de color y diseño diferentes. Los dos piezas aportarán la variedad que reclama un buen y variado armario, siempre menos formales que el traje estándar, pero sí permitiendo acudir elegantemente vestido tanto a una exposición de arte como a la oficina un viernes. Una blazer azul o una chaqueta de tweed con un pantalón gris es una opción siempre elegante.

Para asegurarse de disfrutar lo máximo posible de estos trajes, escójanse de una lana de entretiempo de peso entre 280 y 370 gramos. Por debajo de este peso, serán muy frescos y no nos protegerán del frío intenso, y por encima, demasiado gruesos para afrontar nuestros calurosos veranos. Con estos ‘imprescindibles’ se estará ya en disposición de completar el armario con trajes menos serios y más divertidos como el Príncipe de Gales, cuadro ventana, sal y pimienta o el de cuadro Tartán.

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