Eta. Una víctima se entrevistó con siete presos etarras a la vez


El periodista Gorka Landáburu, al que un paquete-bomba de ETA amputó varios dedos de una mano en 2001, mantuvo hace unos meses en prisión una charla conjunta con siete presos de la banda terrorista que dicen haber renegado de la violencia.

Landáburu explicó a Servimedia que el encuentro tuvo lugar el pasado 30 de noviembre en la prisión de Nanclares, donde el periodista se trasladó después de que siete presos etarras solicitasen verse con él. Entre estos terroristas estaban los excabecillas de la banda Joseba Urrosolo Sistiaga y Carmen Gisasola.
Los etarras cursaron esta petición a través de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, que tenía en marcha un programa para promover encuentros entre víctimas del terrorismo y presos etarras.
Estas entrevistas han sido actualidad en las últimas semanas, debido a la polémica que ha rodeado a alguno de estos encuentros. En concreto, Consuelo Ordóñez, hermana del asesinado Gregorio Ordóñez, ha descalificado estas reuniones tras verse en prisión con el etarra Valentín Lasarte. El terrorista pidió perdón a su interlocutora, pero no aclaró las circunstancias del asesinato de Ordóñez.
En este sentido, Landáburu explicó a esta agencia que su encuentro con los siete presos etarras fue “positivo”, puesto que hablaron “a calzón quitado” durante dos horas. El periodista indicó que los etarras reconocieron que había sido un “error” la violencia y que habían vivido en una “burbuja”.
Además, en un momento del encuentro dos de los terroristas reconocieron a Landáburu que ellos habían formado parte del comando que atentó contra él, aunque no fueron los que le enviaron el paquete-bomba.

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