España sufre para cumplir el Acuerdo de París pese al empeño 'verde' de Ribera

  • La emisión de gases de efecto invernadero se redujo en 2018 pero supera todavía en más de 15 puntos los niveles del año base 1990.
Gráfico emisiones.
Gráfico emisiones.

La joven activista medioambiental Greta Thunberg va a llegar en los próximos días a Madrid para asistir a la cumbre de la ONU sobre el cambio climático (COP 25). Llega a un continente en emergencia climática y a un país, España, cuyo Gobierno –en funciones- maneja sobre el papel uno de los discursos más contundentes en la lucha contra el cambio climático. La ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, que dirigió cuatro años el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales con sede en París, ha impulsado un plan hasta 2030 que apuesta por las renovables con 5.000 nuevos MW al año y por el gas como energía de respaldo. España ratificó en 2016 el Acuerdo de París para recortar el conjunto de las emisiones en la UE un 40% respecto a 1990. La pregunta es si está en camino para lograrlo. Ecologistas y asociaciones de renovables sostienen que con los planes adelantados será difícil. El Gobierno defiende que se cumplirá el objetivo.

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) enviado a Bruselas y que va a ser retocado, fija como objetivo a 2030 en España una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero del 21% respecto a 1990. No parece fácil. El informe elaborado por el profesor José Santamarta para CCOO 'Evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero (1990-2017)' detalla que en 2017 España registró unas emisiones de 339.179,19 kilotoneladas de Co2 eq –el estándar de medida-, un 17,9% por encima de las emisiones de 1990. Un mal punto de partida.

Pese a ello, el autor del informe es optimista. “Cuando haya un Gobierno que funcione”, mantiene Santamarta, “sea del signo que sea, sí habrá posibilidades de que España cumpla con el Acuerdo de París”. Las razones, en su opinión, el abaratamiento de las renovables y el final del parón que supuso la etapa de Mariano Rajoy.

Transporte, sector clave

“Vamos con mucho retraso", explica el diputado de Unidas Podemos, fundador de Equo y ex director de Greenpeace Juan López de Uralde. “Las emisiones se redujeron en 2018 (un 2,8% según el INE), pero sólo por el aumento de la hidraulicidad. No hay cambios estructurales en el sistema energético y no hay medidas para actuar en un sector clave en las emisiones como es el transporte”. Uralde reconoce los avances del Gobierno de Pedro Sánchez en la lucha contra el cambio climático, pero ve difícil que España cumpla con los objetivos.

Los niveles de emisiones están muy por encima del año base 1990 por las fuertes subidas registradas a partir de 1998, que Uralde atribuye a “la pasividad de los años del PP”. El estudio de Santamarta (ver gráfico) sitúa el máximo de emisiones en el año precrisis 2007 con 443.469,10 Co2eq, un 54,1% por encima de la marca de 1990. Desde entonces, la tendencia es a la baja, con ligeros repuntes en 2015 y 2017.

La situación no es buena. Pero el Gobierno no duda en que se conseguirán los objetivos marcados. El secretario de Estado de Medio ambiente en funciones, Hugo Morán, asegura que España va a cumplir sus compromisos de reducción de emisiones a 2020 “dentro del marco de la UE”. Lo mismo sucederá, añade, de cara a 2030. Cumplirá con su parte para reducir las emisiones globales en un 40% actuando incluso en los sectores denominados “difusos” (transporte y edificación), donde recortará la parte que le ha correspondido en el reparto: un 26%. Antes de fin de año, añade Morán, España tendrá lista una estrategia de largo plazo para alcanzar la gran meta: emisiones cero en 2050.

Música y letra

A Greenpeace le gusta la música que llega del Gobierno –cumplimiento de objetivos-, pero duda de la letra. Raquel Montón, portavoz de la organización sostiene que los objetivos planteados en el PNIEC se han quedado viejos ya. “La realidad lo está superando”, asegura Montón. Como ejemplo explica que el Plan mantenía contribución del carbón al mix energético hasta 2030 cuando las eléctricas -en referencia a Endesa- han anunciado ya el cierre de la generación eléctrica más contaminante.

Greenpeace recuerda que en el primer periodo del Protocolo de Kioto para recortar emisiones, el Gobierno –entonces del PP- logró autorización para que España aumentara un 15% sus emisiones en la UE. Solo que nos hemos comido la cena. “Sobrepasamos otro 15%”, dice Montón, “y la crisis, que nos podía haber ayudado para controlar las emisiones, no se aprovechó”. “Ahora -concluye- nos encontramos ante un reto ingente y con los deberes mal hechos”.

Las dificultades para cumplir con los deberes están ahí. Y las cuentas del PNIEC, afirma el experto Javier García Breva, no están claras. “No se entiende que con una previsión de mejora en la eficiencia energética del 39% y un 42% de renovables, las emisiones sólo caigan un 21% en 2020". Los porcentajes no cuadran. Pero la urgencia para actuar es real.

La lista de barreras sobrepasadas es larga. La temperatura promedio de la superficie de la Tierra en 2018 fue la cuarta más alta en casi 140 años de registro, según la NASA; la concentración de CO2 en la atmósfera (411,8 partes por millón, Observatorio de Mauna Loa, Hawai) ha superado todos los récords y el primer riesgo para la salud humana es ya la contaminación del aire y el cambio climático, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Más exigencia

La lista se puede extender mucho más -desaparición de especies animales, aumento de fenómenos meteorológicos extremos etc.-. Por esa razón el presidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, considera que el Gobierno español “tiene que ser más exigente en los planes para reducir emisiones”. “El borrador de PNIEC que se conoce es admitir un retraso de diez años” afirma.

Entre dudas, cálculos más o menos forzados y miradas a lo que pudo ser y no fue, lo más positivo es el giro que están dando las empresas más vinculadas a las energías fósiles para no quedar en el lado malo de la historia. La eléctrica Endesa, una de las más contaminantes del país, ha anunciado el cierre de todas las centrales de carbón. Las petroleras, por su parte, han propuesto convertir las ocho refinerías españolas -cinco de Repsol, dos de Cepsa y una de BP- en centros de producción de combustibles elaborados con materiales ecológicos. El objetivo: rebajar en 2050 un 90% las emisiones de CO2 del sector del refino, y hasta un 80% la intensidad de las emisiones de los carburantes.

El mundo se mueve hacia una economía descarbonizada porque, según el consenso científico, no hay muchas alternativas. O los Gobiernos actúan con rapidez o la humanidad vivirá un desastre. La actual presidenta del Banco Central Europeo, Cristine Lagarde, lo dijo muy claro en una conferencia en Riad (Arabia Saudí) cuando todavía estaba al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI): si no se adoptan medidas urgentes "nos tostaremos, nos asaremos y nos churruscaremos".

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