Fallece Antonio Beristain, fundador el Instituto Vasco de Criminología

  • San Sebastián.- El jesuita Antonio Beristain, fundador del Instituto Vasco de Criminología y referente en el estudio de la atención a las víctimas del terrorismo, ha fallecido hoy en un centro sanitario de San Sebastián a los 85 años, han informado fuentes del instituto.

San Sebastián.- El jesuita Antonio Beristain, fundador del Instituto Vasco de Criminología y referente en el estudio de la atención a las víctimas del terrorismo, ha fallecido hoy en un centro sanitario de San Sebastián a los 85 años, han informado fuentes del instituto.

Beristain, quien ha continuado su trabajo en el Instituto hasta sus últimos días, ingresó en el hospital el pasado 23 de diciembre al encontrarse indispuesto y ha fallecido a primera hora de esta madrugada, según ha explicado a Efe quien ha sido su secretaria durante años, Inmaculada Iraola.

El catedrático emérito de Derecho Penal, que ha dedicado sus últimos años al estudio de la victimología, estaba trabajando en el Instituto Vasco de Criminología, al que acudía todos los días, cuando se sintió mal y acudió al hospital, donde quedó ingresado.

Al parecer, el catedrático no padecía ninguna dolencia concreta, aunque sí "había adelgazado mucho" y se encontraba "muy delicado de salud" en los últimos tiempos.

Antonio Beristain Ipiña nació el 4 de abril de 1924 en Medina de Rioseco (Valladolid), en el seno de una familia vizcaína, por lo que desde niño vivió en el País Vasco.

En 1941, tras cursar el bachillerato, ingresó en la Compañía de Jesús, en el noviciado de Loyola y posteriormente se licenció en Filosofía en Burgos, en Teología por la Universidad de Francfort y se doctoró en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

Su actividad docente comenzó en 1958 como profesor de Derecho Penal en la Universidad de Deusto, aunque también impartió clases en las universidades de Valladolid, Madrid, Oviedo y, finalmente, en la Universidad del País Vasco, donde dirigió el departamento de Derecho Penal.

En 1976 fundó en San Sebastián el Instituto Vasco de Criminología, que dirigió hasta 2000 y donde continuó como director honorario.

Su trabajo y su pensamiento han influido en desarrollos legislativos como la Ley Orgánica General Penitenciaria de 1979, así como en las reformas del Código Penal de la década de los ochenta en materias como los delitos de lesiones.

Asimismo, el Código Penal de 1995 y las reformas legislativas de 2000, en materia de responsabilidad penal del menor, recibieron las influencias de Beristain.

Presidente del Centro Internacional de Investigación sobre Delincuencia, Marginalidad y Relaciones Sociales, era miembro, desde 1980, del Consejo de Dirección de la Sociedad Internacional de Criminología.

En la última década, la defensa de las víctimas del terrorismo centró su actividad, tanto investigadora como pública, ya que participó en diversos movimientos de apoyo a los afectados por ETA y mantuvo una actitud muy crítica tanto con los responsables directos de la violencia como con el nacionalismo vasco que, a su juicio, no amparaba a las víctimas.

También censuró públicamente en varias ocasiones la actitud de la Iglesia vasca respecto a los afectados por la violencia de ETA.

Esta faceta de su trabajo se vio reconocida con la concesión de premios como el de la Fundación Gregorio Ordóñez (2009), el de la Fundación Manuel Broseta (2002), el del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (2003) o el de la Fundación José Luis López de Lacalle (2005).

Además, dos cátedras relacionadas con las víctimas llevan su nombre: la Cátedra de Estudios sobre el Terrorismo y sus Víctimas del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III de Madrid y la Cátedra Internacional de Victimología de la Universidad de Murcia.

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