"Sentido común, por favor, sentido común. Que el Dios de Colombia y el padre Libertador nos iluminen para sacar sabiamente este proceso al otro lado", señaló la guerrilla en un comunicado leído por su principal negociador, Iván Márquez, antes de iniciar una nueva jornada de conversaciones con los delegados del gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
"Necesitamos apaciguar la crispación de los ánimos, para poder avanzar serenamente en los complejos asuntos que plantean las salvedades y los restantes puntos de la agenda", clamó Márquez.
Destacó que las negociaciones de paz, que comenzaron en la isla en noviembre de 2012, están atravesando "un tramo de dificultades que deben ser resueltas de inmediato para garantizar su progreso".
En ese sentido, sugirió que "lo primero que debemos hacer es cerrar el camino equivocado de las decisiones unilaterales en torno a temas que deben ser consensuados por las partes", entre las cuales mencionó el "Marco Jurídico y su Justicia transicional" y "el referendo como mecanismo de refrendación de los acuerdos" de paz que se alcancen en la isla.
"Seguramente sucederá lo mismo con el denominado Acto Legislativo que se impulsa a rajatabla en el Congreso de la República", dijo Márquez, al referirse a la reforma constitucional que impulsa Santos para facilitar la implementación de esos acuerdos.
"Persistir en el error, lo único que garantiza es el fracaso" del proceso de paz, apuntó.
El jefe negociador guerrillero también dejó claro que perduran las disputas con el gobierno sobre los alcances del pacto de justicia firmado el 23 de septiembre.
"Hasta el día de hoy el gobierno no ha dado por cerrado el Acuerdo sobre Jurisdicción Especial para la Paz que se creía sellado desde el 23 de septiembre", expresó Márquez y subrayó que "mientras esto no ocurra, no podrá activarse el reloj de los seis meses convenidos para la firma del acuerdo final".
Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez (Timochenko), se comprometieron ese día a firmar en un plazo máximo de seis meses un acuerdo para poner fin al conflicto armado en Colombia, que ha dejado en medio siglo 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales.
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