Ferraz y los barones del PSOE 'vigilan' las posibles concesiones de Sánchez a ERC

Pedro Sánchez y Emiliano García-Page, reunión en Moncloa
Pedro Sánchez y Emiliano García-Page, reunión en Moncloa
JCCM - Archivo

La negociación con ERC está despertando el 'fuego amigo' en el PSOE. Las conversaciones de Pedro Sánchez con los independentistas ya han sido rechazadas abiertamente por algunos dirigentes autonómicos del partido, que se oponen a que se les considere como interlocutores válidos. Por eso los barones socialistas están muy atentos a todo lo que se discute en esa mesa de negociación. E incluso están supervisando qué contenidos de los que se vayan acordando suponen una concesión al secesionismo que suponga una discriminación a sus territorios. Una vigilancia a la que se ha sumado la sede madrileña de la calle Ferraz, con la que tampoco se está contando para las discusiones con la delegación de Esquerra, como ha podido saber La Información

Este recelo de las autonomías del partido y de la sede central ante lo que se discute con ERC es lo que más preocupa ahora mismo en Moncloa, según las fuentes consultadas por este diario. Lo que Sánchez y su equipo temen es que sus propios dirigentes se esfuercen en intentar desgastarle. O que incluso se lancen a torpedear un posible acuerdo para su investidura por no estar conformes con los beneficios que obtendrá Cataluña por el sentido de voto de los republicanos en el Congreso. Ni siquiera las maniobras de la oposición de PP, Vox y Ciudadanos para acusar al presidente en funciones de sentarse con quienes "quieren romper España" merecen tanta atención como las de los jefes regionales. 

Los más activos en este sentido son algunos presidentes autonómicos socialistas, que tienen claro el no permitir que su líder nacional dé ciertos privilegios a ERC a cambio de su abstención en la investidura. Cuestiones como aumentar el autogobierno u otorgar a Cataluña una mejor financiación por permitir a Sánchez continuar en Moncloa son algunas de las líneas rojas que pondrán dirigentes como el castellano-manchego Emiliano García-Page o el aragonés Javier Lambán. En ese barco está también Susana Díaz, a la que el líder del PSOE quiere convencer de que abandone la secretaría general del partido en Andalucía. Pero que por el momento mantiene su influencia en el partido, incluso tras la sentencia de los ERE que condena a penas de cárcel a sus mentores, Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Esta situación a la que se enfrenta Sánchez no es nueva. Los barones ya le derrocaron en 2016, cuando se oponía a la 'abstención patriótica' para permitir el Gobierno de Rajoy tras la repetición electoral. Por eso desde que regresó al poder impulsó una serie de reformas de los estatutos, entre las que se le daba más peso a lo que decidiera la militancia para contrarrestar las iniciativas de los territorios. El líder socialista ya está totalmente blindado frente a sus críticos con ese cambio en el reglamento interno. Pero su intención es ir aún más allá, con la convocatoria de un congreso federal en la próxima primavera que le sirva para desdibujar aún más al sector díscolo. A lo que puede sumar la presentación de candidatos afines a él en los territorios controlados por aquellos que no comulgan con su estrategia.

Las bases de ERC, muy pendientes

Sánchez no es el único que puede verse forzado a sufrir el 'fuego amigo' de su propio partido. La cúpula de Esquerra también cuenta con la presión de su sector más radical, que no quiere abstenerse en el debate de investidura si no se consigue abrir la vía de la autodeterminación catalana. Especialmente atentas a cómo van las negociaciones están las bases y la militancia de la formación, que ya ha mostrado su desacuerdo en varias ocasiones con las decisiones de la dirección. O que incluso han llegado a insultar al histórico Joan Tardà por sus opiniones favorables al diálogo con el Estado. Con ese rechazo tiene que lidiar el vicepresident de la Generalitat, Pere Aragonès, que es el 'delfín' del encarcelado Oriol Junqueras.

Ese descontento lo está usando en su favor el presidente del Parlament, Roger Torrent, que está considerado como el candidato de las bases. Aunque no ocupa uno de los cuatro cargos principales en el partido, Torrent ya ha tomado ciertas decisiones que le han servido para hacer guiños a los sectores más rupturistas del electorado con el que cuenta Esquerra. Sus artimañas para esquivar al Tribunal Constitucional con ciertas resoluciones de la cámara catalana son uno de los ejemplos. Como lo es también que no se haya pronunciado a favor de llegar a un acuerdo con el PSOE, reiterando su apuesta siempre que puede por la autodeterminación y por la liberación de los "presos políticos". 

Mientras tanto, la oposición continúa intentando mostrar a la ciudadanía que todo pacto del presidente en funciones con los independentistas va contra los intereses del país. La decisión de congelar la revalorización de las pensiones o de no subir el SMI hasta que haya Gobierno son los últimos reproches que ha lanzado el líder del PP, Pablo Casado, contra Moncloa. A lo que hay que sumar la ausencia de Sánchez en la última rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, rompiendo así una tradición que instauró José Luis Rodríguez Zapatero. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, admitió que las conversaciones con ERC mantienen muy ocupado a su jefe. Además, desveló que ya cuentan con que la investidura tenga que producirse tras las vacaciones navideñas.

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