Tras exhumar a Franco queda pendiente abrir las fosas y modificar el callejero

Exhumaciones en las fosas comunes del cementerio de Castellón. /EFE/ Domenech Castelló
Exhumaciones en las fosas comunes del cementerio de Castellón. /EFE/ Domenech Castelló
Exhumaciones en las fosas comunes del cementerio de Castellón. /EFE/ Domenech Castelló
Exhumaciones en las fosas comunes del cementerio de Castellón. /EFE/ Domenech Castelló

La exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos cerrará un simbólico capítulo de la lucha por la memoria histórica, pero la huella de 36 años de dictadura pervive todavía en pueblos, basílicas y miles de fosas comunes repartidas por toda la geografía nacional.

De acuerdo con la relación de municipios del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero en España se mantenían los nombres de Guadiana del Caudillo, en Badajoz, y Llanos del Caudillo, en Ciudad Real, dos de los muchos pueblos de colonización que se levantaron durante el franquismo.

En las elecciones municipales de mayo, el Ayuntamiento del primero de estos municipios, de algo más de 2.000 habitantes, pasó a manos del PSOE y en julio el pleno aprobó iniciar los trámites para llamarse "Guadiana". Esta semana retiró la placa con la que se rendía homenaje al dictador en la casa consistorial.

En LLanos del Caudillo, con alrededor de 700 habitantes y el PP reelegido con mayoría absoluta, no hay planes de modificar su denominación. En los últimos años, se han desprendido del apellido "del Caudillo" pequeñas localidades como Águeda, entidad local menor salmantina, o Bembézar (Córdoba), pero la herencia del franquismo sigue vigente en pueblos pedáneos como Villafranco del Guadiana (Badajoz), Alberche del Caudillo (Toledo) o Villafranco de Guadalhorce (Málaga).

El Ministerio de Justicia solicitó el pasado febrero por carta a 656 municipios que retiraran vestigios que todavía permanecían en sus espacios públicos, como las 1.171 calles y plazas que conservaban nombres de destacadas figuras del franquismo.

Algunos ya habían tomado medidas y el INE todavía no había tomado nota, pero no pocos se resisten: necesitan más tiempo para alterar su callejero o, simplemente, los vecinos no quieren, explicaron varios alcaldes a Efe.

Las fosas comunes

La mayor sigue siendo el Valle de los Caídos, donde, según el censo del Ministerio de Justicia, yacen los restos de 33.833 personas (más de 12.400 sin identificar) de ambos bandos de la Guerra Civil, que fueron llevados allí entre 1959 y 1983 desde fosas y cementerios de todo el país.

Un juzgado de San Lorenzo de El Escorial reconoció en 2016 a los familiares de los hermanos aragoneses Manuel y Antonio Lapeña Altabás el derecho a recuperar sus cadáveres enterrados en el Valle para trasladarlos a su localidad natal, pero los trámites se dilatan sine die.

El abogado de la familia, Eduardo Ranz, ve una clara "voluntad de inacción" en el presidente de Patrimonio Nacional, organismo que ha pedido nuevas aclaraciones al Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, del Centro Superior de Investigaciones Científicas, para evaluar el estado de las criptas antes de proceder a la exhumación.

Tampoco hay novedades del plan de choque anunciado por el Ministerio de Justicia para impulsar las exhumaciones de las fosas comunes desperdigadas por todo el país, muchas todavía sin inventariar.

El Gobierno socialista creó una nueva dirección general para la Memoria Histórica, pero quien comenzó a dirigirla, Fernando Martínez, dejó el cargo para optar a un escaño en el Senado en abril (y vuelve a encabezar la lista por Almería) y el presupuesto del departamento, para el que se habían previsto 15 millones de euros, sigue a cero al tumbar el Congreso las nuevas cuentas del Ejecutivo.

La familia Franco

El nuevo frente abierto entre el Gobierno y la familia Franco es el pazo de Meirás. En julio la Abogacía del Estado presentó en los juzgados de A Coruña una demanda contra los herederos por la propiedad de la que fue residencia de verano del dictador.

Defiende que su compra fue "simulada" y "fraudulenta", y el juzgado ha aceptado que intervengan en el proceso el Ayuntamiento de Sada, municipio donde se encuentra el pazo de Meirás, y la Xunta de Galicia, interesados también en que la propiedad pase a tener titularidad pública.

Con el fin de la legislatura, en el tintero ha quedado asimismo la reforma integral de la ley de Memoria Histórica prometida por el Ejecutivo. A través de ella se iba a modificar la normativa en materia de fundaciones para poder ilegalizar a las que inciten al odio o la violencia contra las víctimas de la guerra civil y del franquismo.

Otros franquistas

La exhumación de Franco abre la vía para que el general Gonzalo Queipo de Llano salga de la sevillana Basílica de la Macarena. Así lo creen, al menos, diversas asociaciones de memoria histórica y el delegado del Gobierno en Andalucía. Sin embargo, la Junta ya ha adelantado que no está entre sus prioridades y tanto el PP como Ciudadanos descartan abrir ese debate.

No dudó tanto el Ayuntamiento de Pamplona cuando en 2016, gobernado por EH-Bildu, decidió exhumar a otros dos generales golpistas - Emilio Mola y José Sanjurjo- cuyos restos reposaban desde hacía décadas en el Monumento a los Caídos de la capital navarra.

La exhumación de Mola transcurrió sin ruido, pero la familia de Sanjurjo recurrió la decisión y el pasado enero el Tribunal Superior de Justicia de Navarra acabó dando la razón al Consistorio. Para entonces, los restos de Sanjurjo llevaban ya casi dos años en un panteón militar de Melilla, una reinhumación rodeada de polémica por la asistencia a la misma, entre otros, del entonces presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda.

En la cripta del Alcázar de Toledo, que acoge el Museo del Ejército, sigue enterrado el general franquista José Moscardó, junto Jaime Milans del Bosch, jefe de la intentona golpista del 23-F.

Los torturadores

Hasta quince querellas por torturas se han presentado en los juzgados contra el exinspector de la brigada político-social del franquismo Antonio González Pacheco, conocido como "Billy el Niño", pero la mayoría han sido ya rechazadas o archivadas al considerarse prescritos los presuntos delitos.

Con ese mismo argumento, en 2014 la Audiencia Nacional rechazó extraditarle a Argentina, donde la jueza María Servini sigue adelante con su investigación de los crímenes del franquismo.

González Pacheco mantiene también las condecoraciones policiales que recibió en su día. El Ministerio del Interior ha esgrimido que no está regulada la posibilidad de retirar esas medallas a policías y, por el momento, no se han materializado sus planes de reformas legislativas para que se puedan revocar.

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