Gracias a una fuerte demanda durante el verano boreal y al efecto positivo de la baja de los precios de los combustibles, el beneficio neto del grupo ascendió en el tercer trimestre a 480 millones de euros, a comparar con 86 millones un año antes, período marcado por una larga huelga de los pilotos de la compañía.
El resultado de explotación roza los 900 millones de euros, es decir el más alto nivel para un período estival (crucial para las compañías aéreas) desde la creación del grupo en 2004.
El presidente de Air France-KLM, Alexandre de Juniac, saludó en un comunicado esos buenos resultados, pero sostuvo que "esta progresión no permite empero ni colmar la diferencia de competitividad con los competidores ni disponer de los medios de financiar el crecimiento del grupo".
El directivo instó a la "rápida reanudación de las negociaciones con las organizaciones" sindicales sobre el cuestionado proyecto de reducción de costos de la dirección denominado "Perform 2020".
Los sindicatos consideran que los buenos resultados de la compañía son el fruto de los esfuerzos de los asalariados. Emmanuel Mistrali, portavoz del principal sindicato de pilotos de Air France, el SNPL, estimó que "la urgencia" invocada por la dirección no es finalmente tanta.
"Se dice que hay que perseverar" pero también "hay que afrontar los verdaderos problemas", "buscar el crecimiento" y "recuperar gracias al Estado un entorno competitivo que facilite el porvenir de Air France", dijo Mistrali a la AFP.
Pierre-François Riolacci, director general adjunto de finanzas de Air France-KLM, reconoció el riesgo de que esta situación lleve a decir que "no es el momento de pedir esfuerzos más importantes".
"Veremos en los próximos meses cómo evolucionan los ingresos", agregó, sosteniendo también que la mejora de los beneficios "se debe en gran parte a a la coyuntura".
"La dirección sigue diciéndonos que aún no es bastante, que seguimos siendo demasiados. Estamos en una espiral sin fin, no hay ninguna perspectiva en términos de mantenimiento del empleo", denunció Miguel Fortea, secretario general del sindicato CGT de Air France, que reclama una "reunión tripartita con la dirección, las organizaciones sindicales y el Estado, sobre el desarrollo y la estrategia" de la compañía, de la que el Estado francés posee el 17,6% del capital.
Un plan de reducción de 2.900 empleos en dos años presentado por la dirección desató a principios de octubre la ira del personal. Una manifestación de asalariados obligó a interrumpir el 5 de octubre una reunión en la sede de la compañía, varios de cuyos directivos debieron huir precipitadamente con las camisas desgarradas por algunos manifestantes.
Air France confirmó el 22 de octubre la supresión de mil puestos de trabajo en 2016, en base a retiros voluntarios.
El nuevo plan de reestructuración se agrega a otro que significó la supresión de 5.500 puestos de trabajo entre 2012 y fines de 2014.
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