García Padilla, el político con buena imagen al que achacan falta de proyecto

  • Alejandro García Padilla es el líder con buena imagen que en pocos años se ha encaramado a lo más alto de la política puertorriqueña como presidente del opositor Partido Popular Democrático y al que sus detractores achacan falta de proyecto.

Alfonso Rodríguez

San Juan, 31 oct.- Alejandro García Padilla es el líder con buena imagen que en pocos años se ha encaramado a lo más alto de la política puertorriqueña como presidente del opositor Partido Popular Democrático y al que sus detractores achacan falta de proyecto.

Antiguo secretario de Asuntos del Consumidor en el Gobierno de Aníbal Acevedo Vilá, de 41 años, es uno de los seis hijos de un veterano de la Segunda Guerra Mundial y una ama de casa que saltó a la política tras trabajar como abogado en un despacho de San Juan.

García Padilla estudió derecho en la Universidad Interamericana de la capital y fue oficial jurídico en el Tribunal de Apelaciones, parte de una corta carrera en el mundo de las leyes que dejó para acercarse a la política en 2005 como parte del Ejecutivo de Acevedo Vilá.

En su etapa en el gobierno trabajó para controlar el precio de la gasolina y, según recuerda su partido, fue el artífice de que el coste del combustible se mantuviera como el más bajo de todo el territorio estadounidense en aquella época.

Tras una pausa, volvió a la vida pública en las elecciones generales de 2008, cuando fue elegido con más votos que cualquier otro legislador, paso previo a conquistar el liderato de su partido.

Aprovechó la posición de Héctor Ferrer como presidente de transición del Partido Popular Democrático tras el juicio que alejó a Acevedo Vilá de la política para aunar los apoyos necesarios que le convirtieron en 2011 en el líder de la formación que aboga por perpetuar el presente estatus político de la isla, un Estado Libre Asociado a EEUU.

Como líder de la oposición ha incidido en presentar al actual gobernador, Luis Fortuño, como un hombre sin carisma, mientras el Gobierno y algunos medios le acusan de falta de ideas y de no contar con un patrón político determinado.

Sus detractores señalan como muestra de su falta de definición la postura que tomó en la consulta del pasado agosto, promovida por el Gobierno, sobre la enmienda a la Constitución necesaria para limitar la fianza en ciertos casos de asesinato.

García Padilla dio libertad de voto a su electorado, pero hizo público que votaría por el "sí" -en contra de algunos líderes de su propio partido-, según señalaron analistas políticos para apuntarse a una victoria que anticipaban las encuestas y que, finalmente, no se produjo.

Sorprendió en el reciente primer debate entre los seis candidatos a las próximas elecciones del 6 de noviembre al prácticamente ordenar al actual gobernador que pidiera perdón a un espectador del público que formaba parte de los miles de empleados públicos despedidos por el Ejecutivo.

El gesto le valió puntos en su carrera a gobernador, aunque el actual Ejecutivo ha tratado de sembrar la incertidumbre del peligro que puede suponer un candidato que dicen deteriorará los lazos con Estados Unidos.

Sobre el estratégico tema del estatus político, apuesta por el Estado Libre Asociado como la mejor opción para Puerto Rico.

Padre de tres hijos y casado con Wilma Pastrana, nunca ha perdido la imagen de hombre de familia ajustada al perfil modelo de un político puertorriqueño.

Su equipo de campaña ha tenido que trabajar los últimos meses contra la imagen de veleta y de político con buena imagen y elegante pero con falta de contenido en su discurso que le achaca la oposición.

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