Gingrich, la quintaesencia del conservadurismo político en Estados Unidos

  • Newt Gingrich lideró la "revolución" con la que los conservadores retomaron el control de la Cámara de Representantes en 1994 por primera vez en cuatro décadas y ahora, considerándose el más indispensable de los republicanos, aspira a la Presidencia de EEUU en 2012.

María Peña

Washington, 29 dic.- Newt Gingrich lideró la "revolución" con la que los conservadores retomaron el control de la Cámara de Representantes en 1994 por primera vez en cuatro décadas y ahora, considerándose el más indispensable de los republicanos, aspira a la Presidencia de EEUU en 2012.

Arquitecto del llamado "Contrato con América", un ambicioso plan reformista de 1994, el expresidente de la Cámara de Representantes, de 68 años, ha gozado de una creciente popularidad en las encuestas frente a los otros seis aspirantes republicanos en liza.

De cara a la primera gran prueba de fuego con los votantes, en las "asambleas populares" o "caucus" de Iowa el próximo 3 de enero, Gingrich no escatima recursos para alzarse con la candidatura presidencial del Partido Republicano y desbancar en noviembre al presidente Barack Obama.

Nacido el 17 de junio de 1943 con el nombre de Newton Leroy McPherson en el seno de una familia humilde en Harrisburg (Pensilvania), Gingrich se presenta como un líder político probado y, sobre todo, con firmes credenciales conservadoras acumuladas a lo largo de más de tres décadas.

Tras el divorcio de sus padres, Gingrich viajó con su madre y su padrastro, el coronel Robert Gingrich, a varios estados y países antes de anclarse en el estado de Georgia.

Fue así como pasó parte de sus años formativos en el sur profundo de EEUU, donde asimiló los valores conservadores de la región e incluso expresó simpatías por la otrora Confederación de estados sureños que se separaron de la Unión americana pero perdieron la Guerra de Secesión (1861-1865).

Gingrich creció escuchando elogios sobre su inteligencia, su envidiable capacidad de retención y su voraz pasión por la lectura -aprendió a leer en edad preescolar- lo que, sin duda, alimentó su precocidad y su ego.

Obtuvo una licenciatura de la Universidad de Emory y un doctorado de la Universidad de Tulane, donde el deseo de dejar huella en un campus decididamente "hippie" lo impulsó a trabajar en 1968 en la campaña del republicano Nelson Rockefeller.

Profesor de historia durante la década de 1970, Gingrich encontró su verdadero yo y su vocación en 1978 en los pasillos del Congreso donde llegaría a presidente de la Cámara Baja (enero 1995-enero 1999).

Quienes lo conocen aseguran que, a lo largo de una carrera marcada por aciertos y tropiezos, Gingrich ha demostrado dos características inalterables: su agudeza política y su incombustibilidad.

Para hacerse una idea de su fluidez y de su gusto por la retórica rimbombante, basta repasar la decena de debates en los que ha participado este año y en los que se ha presentado como un agente de cambio que no teme a las procelosas aguas de la política.

Sin pelos en la lengua y sin titubear, incluso ha propuesto regularizar a parte de la población indocumentada de Estados Unidos, a sabiendas de que es una idea inaceptable entre el ala derechista de su partido.

Gingrich, profeso amante de los animales -le gusta visitar zoológicos en su tiempo libre-, dice que su afán de "arreglar las cosas" le ha acompañado toda su vida.

Pero su larga carrera política y la aparente incoherencia entre sus valores conservadores y su vida personal marcada por infidelidades matrimoniales -se casó en terceras nupcias con la que fue su amante-, también han dado munición a sus críticos.

Se le reprocha igualmente haber actuado como "lobbista" a sueldo del gigante hipotecario Freddie Mac, uno de los desencadenantes de la crisis financiera de 2008.

En una de sus pifias recientes, que incluso le valió la repulsa de varios republicanos, Gingrich dijo en una entrevista con un canal judío que los palestinos son "un pueblo inventado" y criticó la política exterior de Obama en la región.

Pero Gingrich, acostumbrado a caer y a levantarse, ha logrado fama, poder y fortuna. En su "egoteca" sólo falta la Presidencia.

Todos quieren ganar en 2012 pero, según varios observadores, Gingrich es el que más "hambre" tiene de victoria, tanta que está dispuesto a seguir causando tormentas, como ha hecho toda su vida.

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