Glasgow, de bastión laborista a refugio independentista

  • Glasgow, la mayor ciudad escocesa con casi 600.000 habitantes, es un hervidero de actividad y debate en la víspera del referéndum que determinará el futuro rumbo de Escocia.

Judith Mora

Glasgow (R.Unido), 17 sep.- Glasgow, la mayor ciudad escocesa con casi 600.000 habitantes, es un hervidero de actividad y debate en la víspera del referéndum que determinará el futuro rumbo de Escocia.

Junto a Dundee en el este, la urbe del arquitecto Charles Mackintosh, antiguo feudo laborista, se percibe ahora como campo favorable a la independencia y una encuesta este verano arrojó un apoyo de más del 53 % a la escisión.

La desilusión con el Partido Laborista británico, al que se había votado aquí ininterrumpidamente desde los años 30, ha creado un campo de cultivo que ha abonado la campaña del "sí" a la independencia de Escocia.

Mientras que los partidarios de la unión con el Reino Unido, respaldados por los principales partidos británicos, han contado con el apoyo de famosos como la autora J.K. Rowling y David Beckham, los separatistas se han organizado localmente en múltiples asociaciones para promover su causa.

"Independencia radical", "Mujeres por la independencia", "Empresas por la independencia" o el grupo de artistas "Colectivo Nacional" tienen su raíz en Glasgow, donde no hay más que dar unos pasos para ver a transeúntes con chapas de apoyo al "sí" y banderas escocesas y adhesivos en puertas y ventanas.

En la calle Buchanan, principal arteria comercial, varios jóvenes independentistas intentan aún atraer a los indecisos con minuciosas explicaciones sobre los beneficios de la escisión.

Sarah Gibbons, de 28 años, se ha tomado dos semanas libres en el trabajo para ayudar en estos puestos callejeros, en un esfuerzo por "compensar las informaciones tendenciosas y prounionistas que aparecen en la prensa nacional", declara a Efe.

Aunque al principio era reacia, apoya ahora la independencia porque "ofrece la oportunidad de cambiar las cosas y eso atrae a mucha gente joven, decepcionada con los políticos tradicionales" y en su caso con los laboristas.

"La opción independentista ha llenado un agujero en el mercado, la gente está desesperada por un cambio", sentencia.

Por su lado pasan unos chicos que increpan a los voluntarios, pero ella dice que es poco habitual.

"Incluso algunos aficionados de los Rangers (tradicionalmente asociados con el unionismo norirlandés) han formado un grupo proindependencia", asegura.

Como Gibbons, Eliza Campbell, de 30 años y portadora de una chapa del "sí", votará por la independencia aunque no le guste el Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Alex Salmond, al que, opina, se quitará del medio "en las primeras elecciones de 2016".

La posibilidad de crear una sociedad más equitativa, más que el puro nacionalismo, mueve también al artista Dominic Currie, de 56 años y cuya exposición sobre el referéndum "Animated Scaatland" acaparó la atención mediática.

Inspirándose en cómics y en la obra de Roy Lichtenstein, Currie creó una serie de acrílicos para la galería Veneer tanto favorables como contrarios a la independencia, "en un intento de incentivar el debate y animar a los indecisos", explica a Efe.

Aunque los cuadros, que le han volado de las manos, en este caso intentaban ser neutrales, este exvotante laborista es personalmente partidario de la secesión, "porque dará a Escocia la oportunidad de gestionar sus recursos e invertirlos de la mejor manera".

En la universidad de Glasgow, cuyo impresionante edificio victoriano preside sobre el oeste de la ciudad, los estudiantes debaten hasta el último minuto sobre la independencia.

En una carpa donde se publicitan varias asociaciones estudiantiles, la llamada "Generación Sí", grupo juvenil independentista, intenta convencer a quienes a estas alturas todavía no saben qué votarán en el referéndum de mañana.

Entre ellos, hay varios residentes de la comunidad europea, que temen que la secesión les dificulte "la estancia o los estudios en Escocia", como es el caso de la francesa Natacha Martin.

Radicalmente opuesta a la independencia -aunque confiesa que no se atreve a decirlo en alto en esta ciudad aparentemente arrebatada por el "sí"- es Helena Landamore, una investigadora académica de 37 años nacida en Inglaterra.

"Pienso que, si se independiza, Escocia tendrá menos dinero para la investigación científica y eso será una pena. Además, yo no soy escocesa, soy británica, no quiero tener un pasaporte escocés. Y no quiero que se divida a la gente", dice a Efe.

Lo que parece claro es que el debate en torno al referéndum ha creado dos campos, en Glasgow y en toda Escocia, y lo que queda por ver es cuánto tardarán en sanarse las heridas después de la cita con las urnas.

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