Interlocución ante el caos en Canarias

El Gobierno pide ayuda a Marruecos en plena tensión con Iglesias por el Sáhara

Las relaciones con el país marroquí pasan por un momento delicado. El ministro del Interior busca un acuerdo ante a la continua llegada de cayucos al archipiélago, mientras el Frente Polisario se moviliza.

Sáhara, conflicto Marruecos y Frente Polisario
Sáhara, conflicto Marruecos y Frente Polisario
Agencia EFE

La crisis migratoria que tiene a Canarias como epicentro ha estallado en uno de los momentos políticos más delicados. Las continuas llegadas y los miles de inmigrantes que han pasado varias semanas hacinados o en unas condiciones pésimas no se detienen. Antes, el Gobierno podía mediar con Marruecos para intentar solucionar estos asuntos, debido a la capacidad de las autoridades marroquíes de impedir la salida de embarcaciones llenas de personas que intentaban alcanzar suelo español en buscar de una vida mejor. Los movimientos en ese sentido ya se están produciendo. El problema es que este asunto tan delicado ha coincidido con uno de igual o superior magnitud: la ruptura del alto al fuego declarada por el Frente Polisario para regresar al conflicto con Rabat. Una guerra que implica directamente a España, debido a que el Sáhara occidental sigue reconocida como su colonia. Y que complica aún más las gestiones para encauzar tanto uno como otro tema. 

El Gobierno ya se ha movilizado para intentar aclarar la situación con Marruecos. El primer paso lo ha dado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que se ha desplazado a Rabat para reunirse con su homólogo marroquí, Abdelouafi Lafti. Allí, le ha reclamado que haya un mayor control de los flujos migratorios, ya que la relajación sobre estos es lo que habría provocado que haya cientos de migrantes que aún no han sido realojados e incluso pasaron días y noches esperando en el muelle de Arguineguín. Un "aumento de la colaboración", según ha señalado el propio Marlaska, que ha asegurado que también quiere "intercambiar información policial contra las organizaciones criminales que trafican con personas".

Hasta el momento, la única respuesta de Rabat ha sido la de mostrar su predisposición a estudiar las peticiones de España y a haber accedido en plena pandemia a una reunión personal con Marlaska. Pero los problemas ya están sobre la mesa. Y aunque se controlaran más esos flujos migratorios, aún hay que dar respuesta a los miles de inmigrantes que ya están en el archipiélago. Los ministros de Inclusión y Transportes, José Luis Escrivá y José Luis Ábalos, también han abandonado Madrid para ir al lugar del conflicto. En su visita a Canarias de este viernes, ya se ha dado el primer paso para intentar ofrecer unas condiciones dignas de manera temporal a quienes llegaron en cayuco. Algo que se concretará en unos campamentos que acogerán a casi 7.000 migrantes que han llegado a Canarias últimamente.

Esta decisión, que se traducirá en siete campamentos repartidos entre Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura, es una solución "a corto plazo", como ha admitido Escrivá. Cuando sea posible, se empezará a alojar a los migrantes en otras infraestructuras. Pero ya hay varios asuntos a resolver por delante. El primero, y como ha apuntado el también titular de Seguridad Social y Migraciones, es decidir cuántas de esas personas pueden permanecer en España. La mayoría son "expulsables", según el criterio del Ejecutivo. La duda está en qué ocurrirá con los que tengan derecho a asilo en función de la legislación internacional. Por el momento, Marlaska ha descartado que puedan ser trasladados a la península. Lo que supone rechazar una de las propuestas de Podemos para arreglar la crisis. 

En medio de todo lo anterior, el Ejecutivo continúa manteniendo la prudencia sobre la cuestión del Sáhara. Marlaska no ha desvelado si ha hablado con el ministro del Interior marroquí sobre la guerra que pretende librar una colonia española contra Rabat. Pero el conflicto continúa latente, y cientos de jóvenes, muchos de ellos adultos que antes fueron niños que pasaron veranos en España, se preparan para utilizar las armas. Todo se precipitó por el intercambio de disparos entre soldados marroquíes y los saharrauis, debido a la expulsión de decenas de civiles del Sáhara que bloqueaban una carretera de acceso a Mauritania. Su protesta respondía a la reclamación del referéndum de autodeterminación para su pueblo, que hace años dejó de estar sobre la mesa.

Podemos presiona por una solución

El Sáhara también ha afectado a las relaciones de PSOE y Unidas Podemos dentro de la coalición. Fuentes gubernamentales aseguran que se está produciendo un "debate intenso" por el asunto. Pero por el momento no se prevén movimientos de especial relevancia. Los pasos a dar se están estudiando a fondo, ya que un error puede provocar incluso un conflicto diplomático. Las mismas fuentes señalan que los de Pablo Iglesias saben que tienen las manos atadas, ya que la posición o las maniobras españolas solo puede ejecutarlas la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Y dada la delicadeza del asunto, el lado morado del Ejecutivo no ha querido por ahora insistir dentro del Consejo de Ministros para buscar una solución.

Aun así, lo que ocurre en otros ámbitos ajenos a las competencias de los ministros de Unidas Podemos y de su entorno está lejos de esa prudencia a nivel gubernamental. El propio vicepresidente segundo ya ha utilizado otros recursos como su cuenta de Twitter para reclamar que se vuelva a la senda del referéndum de autodeterminación para los saharauis. 

El grupo parlamentario del partido también está actuando. Ya han reclamado al Gobierno que apoyen esa consulta que permita decidir a los originarios del Sáhara el futuro de su pueblo. Además, los de Pablo Echenique se han sumado al Intergrupo del Sáhara en el Congreso, en el que están otros partidos como ERC. Y que cuenta con el respaldo del Frente Polisario. Unas actuaciones que han soliviantado a ministros del lado socialista, como Margarita Robles. La cual ha llegado a pedir a Iglesias "responsabilidad" por pronunciar lo que ella considera "una opinión personal". Pero no está previsto que esto disuada al vicepresidente y su equipo. De hecho, las fuentes consultadas aseguran que seguirán pidiendo que se aborde la situación de los saharauis. 

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