La tensión crece a la vez que la pandemia se va

La orden de Moncloa de prohibir el 8-M provoca un nuevo seísmo en la coalición

El PSOE ordenó no celebrar las manifestaciones feministas por motivos de salud pública en contra del criterio de sus socios. Unidas Podemos estalla contra una decisión que, según consideran, es "gasolina".

La vicepresidenta primera, Carmen Calvo (izq), entrega la cartera de Igualdad a la nueva ministra, Irene Montero (dech), durante el acto de toma de posesión de los ministros, en la sede de la Secretaría de Estado de Igualdad, en Madrid a 13 de enero de 2020. 13 enero 2020, CARTERAS, IGUALDAD Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 13/1/2020
La orden de Moncloa de prohibir el 8-M provoca un nuevo seísmo en la coalición
Europa Press

La coalición vive uno de sus momentos más complicados. Mientras la pandemia se va moderando, coincidiendo con el avance de la campaña de vacunación, los problemas internos en el Gobierno son prácticamente diarios y, además, los últimos son por cuestiones verdaderamente de fondo. El último seísmo ha sido por el 8-M y la orden de Moncloa a la Delegación del Gobierno de prohibir las concentraciones feministas en Madrid. No quieren repetir escenas que pongan en peligro la salud pública. Unidas Podemos no comparte la decisión y ha estallado.

Las tensión en el Ejecutivo sube cada día de peldaño. Ello no significa que la coalición corra peligro de disolución, opinión que comparten en el PSOE y Unidas Podemos. Pero la tirantez es evidente y en las últimas horas ha vuelto a aflojar relacionada, además, con un asunto troncal para ambos partidos: el feminismo. La decisión comunicada por el delegado del Gobierno, José Manuel Franco, no ha gustado en el partido morado a quien, además, no se les consultó. Por eso han elevado la voz y lo ha hecho, además, la ministra de Igualdad, Irene Montero, que este jueves afirmó que el veto del Gobierno "criminaliza el feminismo".

En Unidas Podemos consideran que el Gobierno debería haber actuado este 8-M con una mayor valentía, permitiendo concentraciones en las que se pueda garantizar la seguridad sanitaria de los asistentes. Creen que no tiene sentido haber permitido actos reivindicativos a lo largo de los últimos meses y poner coto al evento feminista por antonomasia, el 8 de marzo. Incluso piensan que la prohibición lo que hace es sucumbir ante el discurso de los partidos políticos que "tienen una agenda reaccionaria convenientemente engrasada", como expresó Montero.

Los conflictos son fuertes pero nada que haga hacer temblar los cimientos de la coalición. Sánchez e Iglesias han aplazado su reunión en Moncloa

En el Ministerio de Igualdad, añadió Montero, "van a encontrar una oposición firme a esa España gris, machista, que nos quiere de vuelta a nuestras casa por parte de la extrema derecha". No comparten, en definitiva, la decisión del PSOE porque consideran que es "echar gasolina" a favor de actitudes como la que demostró el líder de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega-Smith, cuando este mismo jueves se negó a colocarse detrás de una pancarta contra la violencia de género.

En el PSOE y Unidas Podemos no ocultan que tras este nuevo choque se esconde una 'guerra de guerrillas' que están librando la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la titular de Igualdad. Los tensos debates sobre la ley de libertades sexuales y ley trans, sumado al movimiento del PSOE de presentar por su cuenta la 'ley Zerolo' en el Congreso, han agrietado las relaciones en un asunto pactado negro sobre blanco pero que cada facción del Gobierno quiere asumir como propia. La solución a este conflicto no resulta sencilla, asumen ambos bandos.

Que la coalición está tensa, quizá en su momento más álgido, es una evidencia. Es una tensión, no obstante, soterrada ya que los debates no se libran en los Consejos de Ministros de los martes ni en la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios de los jueves. Estos encuentros son, habitualmente, cordiales. Este martes, por ejemplo, en la reunión del Gobierno presidida por Sánchez en Moncloa la mayoría del tiempo se ocupó en hablar de la situación sanitaria y de la campaña de vacunación.

Otra cosa son las reuniones que mantienen los equipos negociadores de los ministerios. Hay, en este sentido, tres focos de tensión principales: el que mantiene el Ministerio de Transportes de José Luis Ábalos con la Vicepresidencia segunda, en concreto con el equipo de Ione Belarra, secretaria de Estado para la Agenda 2030, por la Ley de Vivienda y la regulación de los alquileres; el que mantiene la Vicepresidencia tercera de Nadia Calviño con el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz por la derogación de la reforma laboral; y el de la Secretaría de Estado de Derechos Sociales, que dirige Nacho Álvarez, con el Ministerio de Inclusión de José Luis Escrivá por la reforma de las pensiones y las mejoras en el Ingreso Mínimo Vital.

Los conflictos son fuertes pero nada que haga temblar los cimientos de la coalición. Sánchez e Iglesias, de hecho, tenían previsto verse esta semana en un encuentro en Moncloa pero la cita, finalmente, se ha aplazado. Ello indica que los problemas no son de tanta gravedad, al menos de momento, o que no requieren una solución urgente. Presidente y vicepresidente hablan con frecuencia y se han reunido al menos dos veces en privado desde principios de año. Sus equipos engrasan día a día la relación, sin los maitines de los lunes ya, eso sí.

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