Un problema "cerrado en falso"

Guerra abierta entre Marlaska y Laya por la crisis diplomática con Marruecos

Los ministros de Interior y Exteriores se enfrentan por la gestión de la entrada y salida del líder del Frente Polisario de España. Moncloa decidió enviar al juez a Ceuta y dejar en segundo plano a la diplomática.

Sánchez y Marlaska
Guerra abierta entre Marlaska y Laya por la crisis diplomática con Marruecos
Moncloa

Los efectos secundarios del conflicto diplomático con Marruecos amenazan con crear una nueva división profunda en el seno del Consejo de Ministros que afectaría al núcleo de carteras en manos del PSOE, más que a las de Unidas Podemos. Se trata, además, de dos titulares de Ministerios de Estado, que han mantenido posiciones enfrentadas sobre cómo se ha llevado a cabo la entrada y salida de España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Se trata de Arancha González Laya, que ha capitaneado la toma de decisiones, y de Fernando Grande-Marlaska, que no comparte su actuación. Las consecuencias podrían ser graves, precisamente, para los expertos policiales de la lucha antiterrorista, para quienes la colaboración con el país vecino siempre ha sido esencial.

Diplomática y juez mantienen desde hace semanas un enconado enfrentamiento, indican distintas fuentes gubernamentales consultadas por La Información. Desde el entorno del gabinete de Exteriores aseguran que la ministra se mostró muy molesta con la filtración que desde la otra parte del Gobierno -la achacan a Interior- se hizo a los medios de comunicación en la que se le colocaba como la culpable y promotora del traslado de Ghali a un hospital de Logroño, tras haber sido rechazado en Alemania. Laya fue la encargada de defender su acogida por "motivos humanitarios" y de organizar su entrada en España vía aeropuerto de Zaragoza.

Las mismas fuentes añaden que Laya traslado esta postura a Sánchez y la ejecutó pese a las advertencias que desde Interior y otras partes del Ejecutivo -el CNI y Defensa- se le habían hecho. Le avisaban, esencialmente, de los riesgos que podía acarrear una decisión así con Ghali y de poder generar un problema grave con Marruecos, como así acabó sucediendo. Hay que recordar que el Gobierno no quiso dar publicidad a la entrada de Ghali en nuestro país a mediados de abril. Fue la revista 'Jeune Afrique', editada en Francia, quien publicó la identidad real de Mohammed Benbatouche, el nombre que figuraba en la documentación con la que pasó el puesto fronterizo.

El lunes 17 Marruecos abrió el grifo y comenzó a facilitar la entrada en Ceuta de miles y miles de migrantes. Fue una avalancha. El Gobierno no quiso reaccionar en un primer momento, al menos en público. La Delegación en Ceuta advirtió al ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, de la gravedad de la situación ese mismo día. Juan Jesús Vives, el alcalde-presidente, que quiso hablar directamente con Sánchez. Descolgó el teléfono alarmado ante lo que horas más tarde calificaba como "invasión". Pero el presidente no le respondió, lo hico Iceta. Fue, dicen en el Gobierno, una noche larga y en la que "la lucecita" estuvo encendida tanto en la Presidencia como en el Ministerio del Interior.

Fue precisamente Marlaska el encargado de acudir a la ciudad autónoma para intentar solventar el problema ‘in situ’ con las Fuerzas de Seguridad del Estado y a falta de una alternativa diplomática de Exteriores, lo que reforzó su posicionamiento en el Consejo de Ministros frente a Laya siempre según las fuentes gubernamentales consultadas. Horas antes, Moncloa decidió que tenía que ser Marlaska quien diera la cara ante la opinión pública. El ministro del Interior protagonizó una entrevista en TVE, sustituyendo a Carmen Calvo, para anunciar un refuerzo de Ceuta con agentes de Policía (150) y Guardia Civil (50). Sánchez anulaba en ese momento un viaje a París.

El Gobierno venía siendo avisado por el CNI y por los servicios de Información del 'polvorín' en Marruecos

.Lo siguiente fue celebrar un intenso Consejo de Ministros donde diferentes titulares expusieron la situación en la zona. Marlaska elevó la cifra inicial de 5.000 entradas a 7.000 y Margarita Robles anunció el despliegue de las Fuerzas Armadas en patrullas conjuntas para controlar la situación. A primera hora también se tomó la decisión de que Sánchez compareciera en La Moncloa y de que el propio Marlaska sustituyera a Teresa Ribera en la habitual rueda de prensa tras el Consejo. Laya estuvo en un segundo plano.

Tampoco la salida de Ghali de España como decimos, ha sido del agrado de todos los miembros del gabinete de Sánchez. Consideran que hacerla sin previo aviso -de madrugada y tras un vuelo inicialmente rechazado- y en connivencia con las autoridades argelinas, no ayuda a cerrar la "herida" abierta con los vecinos marroquíes. En el Gobierno, de hecho, consideran que la crisis está "cerrada en falso".

Fuentes cercanas a Moncloa aseguran que, a pesar de que la mayor parte de las decisiones se han tomado con conocimiento de, al menos, el presidente del Gobierno, el enconamiento abierto en el seno de su gabinete dista mucho de haberse resuelto y deja la puerta abierta a una redefinición de las carteras y algunos de sus titulares. Es, de hecho, en Exteriores, donde se pone el foco de la crisis de Gobierno que prepara Sánchez a medio plazo. Para sustituirla otras fuentes citan el nombre de José Manuel Albares, el que fuera 'sherpa' de Sánchez en Moncloa y que hoy es embajador en París.

A falta de conocer el alcance de los cambios que prepara el presidente, desde este entorno de Moncloa se advierte que del lado de Laya estaría siempre su mentora y valedora, la vicepresidenta segunda Nadia Calviño, con alguno de los miembros de la parte económica del Ejecutivo, mientras que de la parte de Marlaska se ubicaría con claridad José Luis Ábalos, titular de Transportes.

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