El Gobierno suaviza los términos del veto al diésel para evitar pleitos con Bruselas

  • La ministra de Transición, Teresa Ribera, mantiene la fecha límite de 2040 para que los vehículos matriculados sean eléctricos
La ministra Teresa Ribera en el Congreso.
La ministra Teresa Ribera en el Congreso.
EP

En la legislación es importante lo que se dice y cómo se dice. El Ministerio de Transición Ecológica ha suavizado los términos con los que la normativa de transición energética y cambio climático va a recoger la prohibición de los vehículos de combustión a partir de 2040. La decisión de limar el lenguaje tiene por fin evitar un choque con Bruselas. La última redacción de la ley adapta los términos del veto al diésel al lenguaje comunitario para evitar reticencias de la Comisaría de Energía Clima que dirige Miguel Arias Cañete.

El borrador del departamento que dirige Teresa Ribera recogía hasta ahora que " a partir del año 2040 no se permitirá la matriculación y venta en España de turismos y vehículos comerciales ligeros con emisiones directas de dióxido de carbono, excluidos los matriculados como vehículos históricos, siempre que se destinen a usos no comerciales".

En la nueva redacción no cambia sustancialmente el fondo de la medida. Pero desaparece el verbo permitir y no menciona los términos matriculación y venta. La nueva redacción es más alambicada. "En desarrollo de la estrategia de descarbonización a 2050" sostiene " se adoptarán las medidas necesarias, de acuerdo con la normativa europea, para que los turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos, excluidos los matriculados como vehículos históricos, no destinados a usos comerciales, reduzcan paulatinamente sus emisiones, de modo que no más tarde del año 2040 sean vehículos con emisiones cero gramos por kilómetro".

Apoyo en I+D+i

"A tal efecto" continúa la norma, "se trabajará con el sector y se pondrán en marcha medidas que faciliten la penetración de estos vehículos, que incluirán medidas de apoyo a la I+D+i". El cepillado en los términos sin embargo, no apagará la polémica. Las patronales del automóvil se oponen a la prohibición. También las petroleras.

Las grandes compañías han tratado de debilitar la posición de la ministra de Transición, Teresa Ribera  con datos sobre el posible impacto de los anuncios de prohibición en la recaudación de impuestos relacionada con los hidrocarburos -17.522 millones en 2017- y con estadísticas de Eurostat que sitúan a España como uno de los países más limpios de la UE; eso sí, en emisiones por habitante.

El Gobierno -Ribera- puso fecha de caducidad al coche tal y como lo conocemos en noviembre. Anunció la prohibición de los motores de combustión a partir de 2040. Una medida dirigida a todos los turismos y vehículos comerciales que funcionen con combustibles fósiles, es decir, con gasolina y con gasóleo (e incluso híbridos, ya que también se basan parte de su energía en este tipo de fuente). Según añadió, su circulación no estará permitida diez años después, en 2050. 

La prohibición de matriculación, según fuentes del ministerio, es similar a la de Reino Unido,donde se ha vetado la venta de coches diésel y gasolina en 2040 y en el año 2050 ya no podrán circular. Francia también ha anunciado que prohibirá la venta de coches de combustión en 2040. Dinamarca, Irlanda, Alemania y Holanda quieren lograrlo en 2030 y Noruega en 2025.

La Ley del Clima, según lo anunciado, obligará a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 20% con respecto a 1990 en 2030; contempla una penetración de renovables en el consumo de energía final del 35%; un 70% de generación limpia en el sector eléctrico y mejorar la eficiencia en un 35%. Para 2050, el borrador prevé una reducción de emisiones del 90% respecto a 1990 y una generación eléctrica 100% renovable. Los objetivos son ambiciosos porque, según fuentes ministeriales, las emisiones están ahora un 17% por encima de 1990 y el objetivo a 2030 supone reducirlas en 37 puntos.

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