Cambio de planes en pleno consejo de ministros

Moncloa tomó el mando de la crisis de la Guardia Civil ante la deriva de Marlaska

Marlaska preside la presentación de Félix Azón como director de la Guardia Civil
Marlaska preside la presentación de Félix Azón como director de la Guardia Civil
MARTA FERNÁNDEZ/EUROPA PRESS - Archivo

Semana 'horribilis' para el Gobierno, otra más, tras la del pacto con Bildu y la derogación de la reforma laboral. La crisis en la Guardia Civil obligó a Moncloa a intervenir para evitar que las dimisiones hicieran sombra a la que estaba planificada como medidas estrella del mes: la aprobación del Ingreso Mínimo Vital. El gabinete del presidente se movilizó y lo tuvo que hacer rápido con un tema, además, en el que se mezclan aristas especialmente sensibles para el Ejecutivo. La manifestación del 8-M todavía "pesa", dicen en el entorno de Pedro Sánchez, de ahí que la crisis fue de nivel máximo: "Alerta 5".

Fernando Grande-Marlaska apretó el 'botón nuclear' el lunes cesando al jefe de la Comandancia de Madrid, Diego Pérez de los Cobos, por "pérdida de confianza". El seísmo fue inmediato. Se trata de uno de los mandos más respetados del cuerpo (es conocido en la cúpula como 'Dieguito') por lo que la noticia corrió como la pólvora en una institución de naturaleza militar poco acostumbrada a los experimentos y más en un momento especialmente convulso para la sociedad. Fuentes del Ejecutivo reconocen que el momento elegido por el ministro del Interior para ejecutar el relevo "no fue el mejor", cuando había pasado menos de una semana desde la anterior crisis y arrancando una semana 'grande' para el Gobierno de izquierdas. Nadie calculó unas consecuencias que no se hicieron esperar, admiten.

En el entorno de Sánchez no participaron en el cese de Pérez De los Cobos, explican. Fue una decisión unilateral de Interior que vino, eso sí, después de un intenso debate en el seno del Gobierno sobre las polémicas, algunas "innecesarias", de los últimos días. Fuentes conocedoras de la situación destacan, por cierto, que el área de Unidas Podemos se ha alineado totalmente con el PSOE en este asunto y ha cerrado filas con Marlaska.

Pero el martes todo saltó por los aires. En pleno consejo de ministros, además. Marlaska lo seguía desde su despacho en al Paseo de la Castellana cuando, al mediodía, le llegó la dimisión irrevocable de Laurentino Ceña, el Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil. El incendió tomaba otra temperatura ya que afectaba a un alto cargo del cuerpo. La dimisión no se esperaba, ya que estaba a las puertas de jubilarse y, de hecho, se había pactado con él que continuara hasta la próxima semana. Ceña usó las palabras "falta de sintonía" con el Gobierno y se fue dando un portazo que obligó a Moncloa a movilizarse.

Se trata de un mando que, además, participó personalmente en el comité de seguimiento de la crisis del Covid que se ha reunido durante dos meses todas las mañanas en Moncloa. Buen rejonazo para el 'core' gubernamental. Fue entonces, ese martes, cuando Sánchez y su equipo tomaron las riendas todo.

Se activó en ese momento la citada "alerta 5". Iván Redondo, a los mandos. Se repasaron distintas estrategias, explican desde el Gobierno, y se tomó la decisión final de que Marlaska tenía que dar explicaciones inmediatas ante los medios de comunicación. Se le convocó en ese momento de manera presencial en Moncloa y se le pidió que hiciera dos cosas: en primer lugar, que explicara que el cese de De los Cobos se debía a una renovación interna; y, en segundo lugar, que anunciara el incremento salarial a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad pendiente de cumplimiento. Fue un intento de taponar la vía de agua.

Sobre este subida salarial las fuentes consultadas difieren en que fuera un asunto en el orden del día del consejo de ministros del martes. Las asociaciones de la Guardia Civil aseguran que en la última reunión con la directora del cuerpo les explicaron que dicho incremento en sus nóminas estaba pendiente de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y de los avances en la Mesa de Reconstrucción del Congreso. En concreto, ese encuentro se celebró el 11 de marzo y los representantes de agentes y mandos aseguran que hubo reticencias por parte del Gobierno a ejecutar el tercer tramo de una "equiparación" que acordó el PP en 2018. Lo esperaban, pero para más adelante.

Interior, por su parte, apunta que en la Comisión de Secretarios y Subsecretarios de Estado del jueves 21 de mayo se abordó la subida salarial de la Policía Nacional y la Guardia Civil. En concreto explica que el Ministerio había conseguido el visto bueno de Hacienda, algo nada sencillo en este momento, para desbloquear los 247 millones necesarios a través de una disposición adicional en el decreto de medidas urgentes en materia de económica.

Lo cierto es que el martes por la mañana ni Moncloa ni Interior querían dar relevancia a esta medida que afecta a unos 150.000 funcionarios y que vendrá a acercar sus nóminas a las de las policías autonómicas. De hecho la intención era despachar el asunto en una simple referencia del consejo de ministros, sin más explicaciones. Pero los planes cambiaron a mediodía y Marlaska fue citado en Moncloa para que compareciera e intentara reducir el incendio montado. Su equipo le tuvo que preparar un discurso improvisado.

Respecto al papel de Redondo y su equipo del gabinete en esta crisis, fuentes de la Guardia Civil lamentan que la decisión tomada para calmar la situación provocada por la dimisión del DAO haya sido anunciar la esperada subida salarial. Critican que todo se base en "políticas de marketing" y consideran que la imagen de los mandos del cuerpo queda realmente tocada tras esta crisis. También lamentan que se haya filtrado el informe sobre el 8-M que elaboró el equipo de Pérez de los Cobos y que haya servido para criticar la labor de los investigadores del cuerpo.

Sesión de control bronca y rifirrafe con una víctima de ETA

El miércoles llegaba el siguiente reto para Marlaska y el Gobierno en la sesión de control en el Congreso. La oposición había hecho su trabajo y había cambiado varias preguntas para acorralar al ministro. Tuvo que contestar a cinco diputados del PP, una de Vox y otro de Cs. La instrucción que recibió fue la misma: tirar de argumentario e insistir en que no ha sido una purga política, sino una reestructuración para dar aire fresco al Instituto armado. Lo que no se esperaba Marlaska es que Teresa Jiménez Becerril, víctima de ETA, le cuestionara como lo hizo, aludiendo a la memoria de quienes sufrieron el terrorismo. Dicen en el entorno del ministro que para él fue "duro" responder a la diputada del PP.

Pero la crisis de la Guardia Civil no acabó en la Cámara Baja. La situación se completó con la salida del número tres del cuerpo, el teniente general Fernando Santafé, destituido por Marlaska. Hay quien apunta que fue una marcha pactada y que mando comunicó unas horas antes al ministro su intención de abandonar el puesto de forma pacífica sin provocar más daño a la Benemérita. El Gobierno agradeció las formas. 

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