La guerra abierta de taxis y VTC dispara las denuncias por ataques a vehículos

  • Coches rociados con ácido, golpes con vallas de obra, lunas fracturadas, ruedas pinchadas... conductores y clientes sufren una gran inseguridad.
vtc ataques
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La guerra entre taxistas y conductores de VTC sigue abierta. El conflicto ha podido amainar tras la huelga del inicio del año, pero está enquistado en la calle. De las miradas intimidatorias más sutiles a ataques directos con proyectiles que acaban con lunas desquebrajadas en mil pedazos...  Son muchos los tipos de agresiones que han provocado una oleada de denuncias sin precedentes que, lejos de acercar el cese de hostilidades, más bien constatan la imposibilidad de izar, por ahora, la bandera blanca.

Un conductor de VTC deja a un cliente en su destino y para en un stop. De repente, varias personas se acercan al vehículo y una de ellas arroja una valla de obra que impacta en el lateral del coche. Se aproximan tres más y el conductor decide emprender la marcha para evitar "que los hechos se conviertan en algo más grave, sintiendo incluso peligrar su integridad física". Es la situación que relata el trabajador de una conocida empresa de VTC en el atestado policial al que ha tenido acceso La Información. El denunciante manifiesta no conocer a los agresores, pero sospecha de los taxistas. Es 30 de enero de 2019, en plena huelga de taxis.

25 de febrero. En esta ocasión, la denunciante sí identifica directamente a un taxista como responsable de la agresión que sufre. Según el atestado, la conductora de VTC asistió a un servicio y detuvo el vehículo a la espera del cliente. "Tú qué haces aquí, mierda de VTC", le recriminó el conductor de un taxi que se detuvo justo al lado, apeándose "en actitud amenazante, dando vueltas alrededor del vehículo, golpeándole en repetidas ocasiones e intentando abrir la puerta". Ella pudo evitarlo, "temiendo por una posible agresión física". El taxista llegó a golpear ambos retrovisores eléctricos, girándolos por completo.

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Un vehículo VTC con el retrovisor roto tras un ataque / Li

El 23 de marzo de 2019 un conductor de Uber que circulaba con tres pasajeros a bordo escuchó un golpe en la zona trasera del coche. Según consta en la denuncia, la luna acabó fracturada tras "un impacto de lo que parece un proyectil". No hubo que lamentar ningún lesionado y se desconoce la autoría de los hechos. Tampoco se sabe quién pinchó las cuatro ruedas de un vehículo VTC, ni quién interrumpió la marcha de un coche de Cabify a gritos ("¡pasa valiente, hijo de puta, te vamos a dar lo que te mereces!"), ni quién roció un vehículo con ácido, ni quién lanzó un objeto a un Uber en marcha y le hizo un agujero de 10 centímetros de diámetro en la ventanilla de la puerta delantera izquierda este 1 de junio.

Así se acumulan decenas de denuncias de las VTC, que a través de la patronal del sector, Unauto, hacen responsables a "grupos radicales sin identificar". Cierto es que en la mayoría de la veintena de denuncias que ha podido consultar este medio no se identifica al autor de los hechos, si bien en varias de ellas se señala directamente a taxistas, detallando incluso su número de licencia.

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Un vehículo VTC rociado con ácido / Li

El taxi niega la mayor. "No se puede acusar al sector", sentencia tajante Jesús Fernández, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid. Preguntado por el aluvión de denuncias de VTC, asegura que también se han incrementado las de taxistas. Confirma que se han disparado los actos de vandalismo contra taxis y que ya se ha entregado un informe a la Brigada de Información de la Policía Nacional, la cúpula policial encargada de la captación de información de interés para el orden y la seguridad pública, específicamente en materia antiterrorista. 

Sin embargo, los representantes de los taxistas rehúsan concretar en qué se basan esos actos de vandalismo ni aportar más información respecto a las denuncias, más allá de corroborar que, efectivamente, ahora hay más ataques que nunca. "Nosotros no vamos a hacer públicas estas denuncias ni acusamos de los ataques a las VTC", indica Fernández, quien deja claro que desde la Federación condenan "todo tipo de agresiones".

Los conductores, bajo presión

Resulta evidente que la guerra sigue abierta, pero más allá de los actos de vandalismo o los ataques materiales sobre vehículos, la convivencia entre conductores es cada vez más tensa y se ha generado un clima de gran inseguridad en ciudades como Madrid. Desde miradas intimidatorias hasta insultos y amenazas e incluso maniobras al volante que han podido poner en riesgo la integridad física de los conductores y de sus clientes. Lo denuncia en conversación con este medio un trabajador de Cabify: "Muchos taxistas se nos cruzan en el camino, no es habitual que nos cedan el paso, algunos incluso intentan provocar accidentes y si pueden hasta nos sacan de la carretera".

"El conflicto no ha terminado, sufrimos agresiones a diario", comenta otra conductora de VTC. "Hace unos meses dos taxistas me acorralaron en una zona de poco tránsito, bajaron la ventanilla y me empezaron a insultar. Tuve que dejar el turno de noche porque tenía ataques de pánico y ansiedad", relata, para concluir: "Nos están linchando". Esta trabajadora, que habla de "técnicas mafiosas por parte de los taxistas",  revela que ha solicitado a su empresa poder colocar una cámara en el vehículo, pero no ha sido posible por la ley de protección de datos. 

Consultado al respecto de estas acusaciones, un taxista madrileño considera "injustificado cualquier acto violento o de agresión, verbal o física". "Si veo a un VTC estacionado en la vía pública y sospecho que está esperando a que le llegue un servicio llamo a la policía, porque no podemos tomarnos la justicia por nuestra mano", comenta. Si bien este mismo profesional asegura que "en alguna ocasión he podido ponerme un poco agresivo verbalmente porque he visto a un VTC parado en una parada de taxi y he defendido mi lugar", no sin lamentar que "estas situaciones no son cómodas para los clientes".

¿Se solucionará el conflicto? Los taxistas aseguran que solo cuando los Uber y Cabify cumplan la normativa, dejen de circular por la vía pública buscando clientes y cumplan con la proporción de un VTC por cada  treinta taxis que fija la Ley de Ordenación de Transportes Terrestres (LOTT) podrán empezar a limar asperezas. Hasta entonces, según los últimos datos, el número de licencias del sector de vehículos de alquiler con conductor no deja de crecer y ya hay 14.827, una por cada cuatro taxis. "Lo primero que exigiremos al próximo Gobierno de la Comunidad de Madrid es una nueva normativa y que se cumpla la regulación", zanjan desde la Federación Profesional del Taxi, y sentencian: "Solo así habrá convivencia, como la ha habido antes".

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