El Rey no designa candidato: habrá otras elecciones en pleno freno de la economía

  • Felipe VI ha constatado que nadie tiene los apoyos suficientes como para formar un nuevo Gobierno en plena pelea de todos los candidatos. 
Pedro Sánchez y el rey Felipe VI
Pedro Sánchez y el rey Felipe VI
EFE

Habrá elecciones en noviembre. El rey Felipe VI ha decidido no proponer a ningún candidato a la investidura tras su último encuentro con Pedro Sánchez y una vez que ha comprobado que no hay ningún líder político que pueda tener una opción de gobernar. El Rey ha constatado en su ronda de consultas con los partidos políticos que no existe un candidato con los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno, según ha informado en un comunicado el Palacio de la Zarzuela.

Si las previsiones que hasta ahora se han manejado se cumplen, los nuevos comicios serán el próximo 10 de noviembre, el penúltimo mes del año y en plena desaceleración de la economía, como han alertado ya la mayor parte de los analistas. El propio presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha señalado en su comparecencia ante los medios para constatar el fracaso de sus negociaciones, que una de las cuestiones que más han pesado a la hora de buscar un Ejecutivo fuerte, ha sido el enfriamiento económico internacional y el efecto que puede tener en la economía española. 

Felipe VI ha comunicado a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, "que no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno", según dice el texto, que no habla expresamente de convocar elecciones pero sí remite al artículo 99 de la Constitución, que señala que "si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso".

El fiasco político se ha consumado cinco meses después de que se celebraran las anteriores elecciones generales y después de un amplio 'carrousel' de negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos, primero, para buscar un Ejecutivo de izquierdas; y tras un 'rally' político en las últimas 48 horas, en las que cabía la opción de una abstención de los partidos de derechas, PP y Ciudadanos, que finalmente ha sido imposible. 

La convocatoria electoral se produce en una situación económica en nuestro país que, sin llegar a ser negativa, si marca una tendencia a la baja muy preocupante en crecimiento, creación de empleo, consumo de los hogares e inversión empresarial. Tanto los analistas de los principales organismos económicos como los empresarios han alertado en numerosas ocasiones que la incertidumbre política es uno de los grandes problemas de la economía. Después de ocho meses de gobierno en minoría y casi medio año más en negociaciones poselectorales, la situación apunta ahora a otros tres o cuatro meses más de indefinición y falta de iniciativas que permitan moverse mejor a la economía. 

"Llevamos más de once meses sin ninguna propuesta legislativa válida para afrontar las reformas estructurales que necesita el país, y eso no puede prolongarse más en el tiempo", señalaba este mismo martes un alto ejecutivo del Ibex 35, preocupado por la parálisis que se está produciendo en la actividad de sectores como el energético o el bancario, que dependen en gran medida del desarrollo de regulaciones y parámetros que dependen del Gobierno de turno. En ese mismo sentido, desde uno de los primeros despachos de derecho de los negocios en España, relacionado con grandes inversores y fondos de inversión que están pendientes de apostar por nuestro país, se advertía que "unos meses más de incertidumbre y todo ese dinero se va a ir a otros países donde la política es algo más sensata". 

Enfado social generalizado

Poco después de hacerse pública la nota de la Casa Real en la que se corroboraba que no hay ningún candidato con garantías para una sesión de investidura en España, las críticas hacia la incapacidad de los políticos para llegar a un acuerdo se disparaban en los medios y las redes sociales. Por más que la mayor parte de la población ya contaba con la posibilidad de unas elecciones, desde que así lo apunto el presidente en funciones antes incluso del verano, el fracaso de los dos últimos días de negociación ha caído como un jarro de agua fría en el mundo económico y en la opinión pública. 

La última encuesta publicada sobre el ánimo de los ciudadanos ante unos nuevos comicios apuntaba que una mayoría del 64% de los votantes no quiere esas elecciones. La consulta cargaba contra los líderes de los partidos políticos, hasta el punto de considerar que ocho de cada diez ciudadanos creen que se preocupan más de sus propios intereses que de los problemas de todos los españoles. 

Esa desazón y esa ineptitud de la clase política se dejaba notar también la semana pasada en la encuesta poselectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que demostraba que más de un 10% de los españoles no van a volver a votar, otro 9,9% no sabe qué va a hacer porque la situación de incertidumbre les ha desbordado y un 8% más no quiso contestar a las preguntas sobre intención de voto. Esos datos demuestran que en los próximos comicios puede haber más de un 30% de abstención, fruto del hartazgo social con la clase política. 

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