Hermetismo absoluto y revuelo mediático en el recuento de la consulta del SPD

  • Un hermetismo absoluto, pese al revuelo mediático, envuelve hoy el recuento de la consulta vinculante a la militancia del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), de la que depende que la Angela Merkel pueda formar una gran coalición.

Berlín, 14 dic.- Un hermetismo absoluto, pese al revuelo mediático, envuelve hoy el recuento de la consulta vinculante a la militancia del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), de la que depende que la Angela Merkel pueda formar una gran coalición.

Unos 400 voluntarios comenzaron poco después de la medianoche -a puerta cerrada y sin teléfonos móviles- con el escrutinio manual de las alrededor de 333.500 papeletas, cuyo resultado se dará a conocer por la tarde, a una hora aún por determinar.

La apertura de los votos -que habían sido enviados por correo normal entre el 6 y el 12 de diciembre- comenzó sobre la una de la madrugada (00.00 GMT) en el centro de exposiciones y convenciones STADION, situado en el centro de la capital, y en el que el SPD ha organizado el colofón de esta iniciativa inédita en la historia moderna alemana.

Poco antes había llegado procedente de Leipzig (este de Alemania) el camión de la empresa alemana de correos, cargado de votos y con la compuerta trasera lacrada, que la tesorera del SPD, Barbara Henricks, se encargó personalmente de abrir.

Durante horas, un abridor de cartas mecánico de alto rendimiento, el OL 1000 plus, ha extraído de las misivas los votos de los militantes socialdemócratas, que han participado de forma masiva en la consulta hasta superar el 70 % de los afiliados.

Sobre las 04.30 hora local (03.30 GMT) se comenzaron a repartir los montones de papeletas ya sin sobre entre los voluntarios y cinco horas más tarde empezó el recuento manual.

Además de los voluntarios -pertenecientes a las federaciones socialdemócratas de todos los rincones del país-, participan en el recuento 43 miembros de una comisión de supervisión del SPD y un notario independiente que debe registrar el recuento final.

El resultado de la consulta se anunciará a partir de las cuatro de la tarde (15.00 GMT), aunque algunas personas próximas a la operación han ampliado la comunicación pública hasta dos horas más.

Se espera que el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, y la secretaria general de la formación, Andrea Nahles, hagan público el resultado, de cuyo signo dependerá si ellos dos acceden casi automáticamente al próximo ejecutivo alemán o si, por el contrario, se ven forzados a presentar su dimisión.

Hasta el anuncio, los cerca de 400 voluntarios que llevan trabajando desde la pasada medianoche no podrán abandonar el edificio del recuento ni comunicarse con el exterior.

Para evitar cualquier tipo de filtraciones antes de tiempo -principalmente a través de las ubicuas redes sociales-, el SPD ha decidido que todos los voluntarios entreguen sus móviles al acceder al edificio y no los recuperen hasta que puedan salir. Las cámaras de fotos, obviamente, tampoco están permitidas.

Este absoluto secretismo tan sólo se ha visto momentáneamente interrumpido en dos medidas ocasiones, en las que se ha dado a los medios gráficos la posibilidad de fotografiar y grabar, desde cierta distancia, la llegada de los camiones, la recepción de los votos y unos instantes del recuento físico de las papeletas.

Cientos de periodistas alemanes y extranjeros merodean desde la tarde de ayer por los alrededores del edificio del recuento y por una serie de salas habilitadas del interior del establecimiento para su trabajo, entre especulaciones y quinielas de ministrables.

Esta iniciativa -espoleada tras la debacle electoral que supuso para los socialdemócratas su última gran coalición con Merkel- ha supuesto para las arcas del SPD más de 1,6 millones de euros, frente al millón previamente presupuestado.

En noviembre el SPD llegó a un acuerdo de gobierno con el bloque conservador de Merkel, pero optó por consultar a sus bases antes de entrar al gobierno.

Desde entonces la dirección de la formación se encuentra de gira por todo el país tratando de convences a las bases para que den su apoyo y animando a la participación en la consulta.

Se trata de la primera vez desde la II Guerra Mundial en que un partido delega en manos de sus bases, mediante un referendo vinculante, la decisión de entrar a formar un gobierno de coalición.

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