Efectos negativos antes de Navidad

La hostelería teme al certificado Covid: "Estaban perdiendo el miedo a ir al bar"

Tras varios meses de estabilidad en el sector por los bajos niveles del virus, la instauración en diferentes comunidades autónomas del documento de vacunación devuelve la incertidumbre a bares y restaurantes.

Una camarera sirve una cerveza en el interior de un bar en una calle céntrica de Barcelona, a 14 de octubre de 2021, en Barcelona, Catalunya (España). A partir de este viernes en Cataluña se terminarán las limitaciones de aforo en los equipamientos culturales, el deporte al aire libre y los bares y restaurantes. La hostelería también recuperará su horario habitual y decaerá la restricción de 10 personas por mesa y la distancia entre mesas, aunque seguirá siendo obligatorio el uso de mascarilla. En cuanto al ocio nocturno, se mantienen las medidas actuales del 70% en espacios interiores.También recupera el 100% del aforo en la mayoría de los espacios de socialización, así como en universidades, equipamientos cívicos, ferias y congresos. David Zorrakino / Europa Press 14/10/2021
La hostelería teme al certificado Covid: "Estaban perdiendo el miedo a ir al bar".
Europa Press

Pasaporte Covid sí, Pasaporte Covid no. Mientras la mayoría de las  comunidades autónomas deshojan la margarita de la nueva medida de cara a las Navidades, territorios como Galicia, Murcia, Navarra, Aragón o Cataluña ya han impuesto, con el visto bueno de sus respectivos tribunales de Justicia -salvo Aragón-, el certificado para poder acceder a bares y restaurantes. Unos negocios que han vivido un vaivén de medidas en forma de cierres, limitaciones de aforo y restricciones horarias en un año que, para muchos de ellos, era vital para dejar definitivamente atrás unos duros 2020 y 2021. 

Pero, tras unos meses de cierta calma en los que la propagación del virus en España tocó mínimos desde el comienzo de la pandemia, la sombra de las restricciones vuelve a cernirse sobre el sector justo antes de un periodo, el navideño, muy lucrativo para estos establecimientos. El primer paso ha sido el pasaporte Covid para entrar en los locales, una nueva obligación para controlar el repunte de contagios que vive el país desde hace un mes y que, de nuevo, recae sobre los hombros de los hosteleros. 

Alberto Jiménez es el dueño de un bar en la ciudad de Tudela, al sur de Navarra, donde este sábado entró en vigor el pasaporte tras el visto bueno del TSJN. Para este hostelero, la medida supone la la octava vez en un periodo de 24 meses en el que les toca "hacer el trabajo de guardias civiles". "Controlar quién sí tiene puesta la vacuna no es nuestra labor. Nosotros no somos nada ni nadie para tener que pedirle la documentación a una persona", asegura con enfado.

Porque los efectos de esta medida no solo afectan a las tareas del personal de bares y restaurantes, también despiertan cierto temor entre los clientes más cautelosos a regresar a estos lugares desde el inicio de la pandemia. "Esa gente, ahora con el invierno, había empezado a perder el miedo a ir al bar y consumiendo dentro del local, pero con esto [el certificado] hemos visto cómo reservas de grupos grandes han empezado a rebajar el número de personas", admite Jiménez.

El mes de diciembre suponía en tiempos prepandémicos un periodo muy positivo para la caja de bares y restaurantes, con las cenas de empresa, celebraciones de amigos y las miles de personas que regresan a sus lugares de origen para pasar las festividades y que impulsan el sector, especialmente en aquellas ciudades más pequeñas donde el número de clientes se multiplica cada Navidad. 

"Yo no me puedo enfrentar al cliente, porque él es al final el que me da de comer. Si estuviera en Madrid, la cosa sería diferente, pero aquí nos conocemos todos", explica el propietario del Gayarre, que advierte de que un endurecimiento de las medidas puede suponer que parte de las once personas que componen su personal tengan que "volver al ERTE". 

También hay quien ve la llegada del pasaporte Covid al sector como el menor de los males. Es el caso de Victor Conus, que regenta el restaurante La mesa de Conus, en Vigo (Galicia). "Creo que en principio no debería afectar mucho al negocio, pero como no pueden obligar a la gente a vacunarse es una forma encubierta de hacerlo", reflexiona al otro lado del teléfono. 

Al igual que Jiménez, Conus sí recalca que el sector hostelero ha sido "durante toda la pandemia" el foco de las restricciones: "Es algo que nunca he entendido". "Primero que si cerramos, luego que si os ponemos una limitación de aforo, después los horarios...", resume resignado.

De esta forma, para el dueño de este restaurante vigués, el tener que comprobar si sus clientes están vacunados para entrar al local es "la medida más 'light' de todas". "Para nosotros está siendo cómodo, es simplemente pedirle que te enseñe el certificado en el móvil y ya está. Espero que esto de verdad sirva para que los que no estén vacunados finalmente lo hagan. Si no, al final no van a poder ir a ningún lado", sentencia.

Resignación en las patronales

La misma resignación que se desprende de los testimonios de los hosteleros se encuentra en las posiciones adoptadas por las principales asociaciones del sector. En Aragón, donde todavía no ha habido un pronunciamiento del TSJA, han aceptado a regañadientes el pasaporte Covid, no sin recriminar al presidente socialista Javier Lambán la falta de tiempo para poder adaptarse a la nueva situación.

"Se echa en falta más comprensión o tiempo y no tanto carácter de improvisación en la implantación de este pasaporte, incluida la posibilidad de ofrecer una solución o herramienta de carácter tecnológico", apuntan em la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón, CEHTA.

Desde CEHTA aseguran que, con apenas un día entre la aprobación de la medida en Aragón y su puesta en marcha no han "dejado de atender teléfonos, emails o WhatsApp para aclarar algunos aspectos y también para tranquilizar a los empresarios e incluso particulares" ante el caos por la rápida implantación del pasaporte.

Aún así, la situación siempre puede ser peor. Es el caso de Cataluña, donde el intento de implantar el certificado obligatorio para acceder a bares y resturantes acabó por colapsar el sistema informático donde descargar el pasaporte, debido al alto número de solicitantes que trataron de hacerse con el suyo, obligando al Govern a recular temporalmente con la medida.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AEHN), Nacho Calvo, mostraba hace unos días su incomprensión con la verdadera utilidad de esta medida. "Tenemos que exigir a nuestros clientes que nos enseñen el pasaporte Covid pero en una conservera pueden estar 50 personas trabajando codo con codo y no se les puede preguntar si están vacunados, y si van a tomar café sí se les puede exigir el pasaporte".

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