Toman la palabra en la Audiencia Nacional

El grupo de 'hostiles' de Villarejo en el caso BBVA arrecia sus ataques contra FG

Las víctimas del espionaje reabren las heridas por la pugna entre FG y Del Rivero y denuncian en bloque una campaña mediática y de acoso "brutal".

Miguel Sebastián
Sebastián denunció el daño personal que hizo la filtración en prensa de su condición sexual. 
Agencia EFE

El caso Villarejo revivió ayer la dura batalla que Sacyr mantuvo contra la excúpula del BBVA a principios del año 2000 en su intento fallido por hacerse con el poder del banco. Desde que se abriera esta pieza del caso Tándem, hace ahora poco más de dos años, los perjudicados por el espionaje del comisario jubilado se han ido agrupando en esta causa tras saltar a la luz que fueron víctimas de un espionaje continuado que tuvo su vertiente en la filtración de noticias negativas (y a veces inventadas) a la prensa. Sin embargo, este miércoles tomaron la palabra ante el juez por primera vez para dar su versión sobre este capítulo que se remonta a 2004. La "brutal" campaña mediática y las críticas a Francisco González fue el hilo conductor de cinco versiones distintas sobre un asunto que preocupó al banco hasta el punto de ponerlo en manos del espía. 

La jornada la arrancó y  cerró la misma persona, Luis del Rivero. Le siguieron los exaltos cargos del BBVA José Domingo Ampuero y Vicente Benedito Francés; el exministro de Industria Miguel Sebastián y el exvicepresidente de la CNMV Carlos Arenillas. Todos ellos constataron las sospechas de que fueron espiados al introducir su número de teléfono en el Excel de Anticorrupción y comprobar que estuvieron bajo la lupa de Villarejo. "Seguido", "espiado""acoso brutal" o "vapuleo mediático" son algunas de las expresiones con las que definieron su percepción del operativo, de acuerdo con fuentes presentes en las testificales consultadas por este diario. Los integrantes del bautizado como Grupo Hostil trataron de exponer, cada uno desde su postura, que no hubo una operación de acoso y derribo contra FG y que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no impulsó la OPA de la constructora. "Nunca entendí por qué los hostiles eran los accionistas", llegó a decir Ampuero, exvicepresidente del banco.

Rencillas internas

Pero el grado de gravedad que barajó entonces BBVA no fue el mismo. La sospecha de que Sacyr preparaba su aterrizaje en el banco en un operativo oscuro respaldado por el Gobierno y con el que pretendían tumbar la presidencia de Francisco González les hizo acudir por primera vez a los servicios del espía. "El objetivo de la operación no era echar al señor González, era cambiar la gestión del banco para que la hiciera mejor otro equipo", contraatacó Ampuero. Los perjudicados confirmaron las intenciones de Del Rivero de entrar en el banco aunque los motivos y las consecuencias del fracaso varían en función de la versión. Así, el empresario murciano defendió que PP y PSOE, Banco de España y CNMV sabían de la operación y que su financiación se puso en manos de Société Générale ante la duda de que los bancos españoles filtraran el movimiento.

No consiguió su objetivo, dijo, porque se retiró de la contienda. Lo hizo tras conocer que el Windsor ardió en llamas a comienzos de 2005. Del Rivero sembró las dudas acerca de si fue intencionado el fuego que destruyó las pruebas de Deloitte contra FG por supuestas irregularidades en la venta de su sociedad de valores a Merrill Lynch. "No iba a ir a una guerra a muerte", dijo, para apuntillar que este capítulo que preparó con accionistas de Sacyr como Demetrio Carceller y Juan Abelló, le pasó factura a su salud hasta el punto de que no habría visto a sus nietos crecer si no se hubiera retirado de la pugna. Para Ampuero o Benedito Francés, las razones del fracaso fueron diferentes. Este último dijo que la operación no salió adelante por la "campaña brutal" a tres bandas acerca de que era una operación inducida por el Gobierno, que querían "hacer caja" y que Sacyr no tenía ni medios económicos ni presencia accionarial para asumir la operación.  

Ampuero implicó también al Banco de España añadiendo que el entonces gobernador Jaime Caruana "les traicionó". El exvicepresidente del BBVA relató además que sabía que tenía los teléfonos intervenidos y que hasta sospechó de los escoltas que le puso el banco. El perjuicio para él no se limita solo a los seguimientos y controles de Villarejo sino que le acabaron echando del banco "de mala manera" y que el motivo no reside en el escándalo de las cuentas opacas del banco sino que se trató de una jugada "sucia" por parte de Francisco González contra los que consideró sus enemigos. Ampuero se refirió de esta forma a un capítulo del banco que fue investigado también en la Audiencia Nacional y que acabó salpicándole aunque finalmente el asunto terminó archivado.

Sebastián y su salida del BBVA

Miguel Sebastián, por su parte, aportó la versión política del asunto. El exministro de Industria fue el segundo en sacar a relucir al exvicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, en esta historia. Admitió que se enteró de este asunto porque así se lo comentó Benedito (con quien trabajó en BBVA) y que se lo hizo llegar a Solbes. En aquellos años en los que ejerció como Director General de la Oficina Económica se convirtió en uno de los objetivos más claros de Villarejo pese a que él nunca sospechó de que estaba siendo investigado porque su día a día era de Moncloa a casa y de casa a Moncloa. Sin embargo, en los informes de seguimiento que Cenyt remitía al BBVA se informaba en sentido contrario. El espía apuntó que se produjeron un total de 14 intentos de interceptación del móvil de Sebastián en un movimiento que habría sido descubierto por el CNI.

Pero él le desmintió asegurando que nunca tuvo sospechas. También negó que hubiera tratado este asunto con Sacyr o que hablara de la operación con el Santander, pero sí recordó episodios pasados que demostrarían que no guarda buena relación con Francisco González. Según explicó, trabajó en el banco hasta 2003 cuando se le echó sin ofrecérsele mayor explicación y con la advertencia de que tuviera cuidado con lo que decía. Sin embargo, si hubo un punto en el que incidió durante toda su intervención fue en el daño que provocó en su familia el hecho de que Villarejo usara su condición sexual como arma para atacarle. Al respecto denunció ante el magistrado que ha sido víctima de una campaña que le afectó a nivel personal y profesional y que incluso supo que se preparó un "cebo" para chantajearle.

Espiado por un "don nadie"

El que sí fue consciente de los seguimientos del Grupo Cenyt fue Carlos Arenillas. El exvicepresidente de la CNMV estuvo también bajo la lupa de Villarejo no solo por el papel del supervisor en el asalto de Sacyr sino también por la investigación abierta entonces a FG valores tras su venta al banco estadounidense. En relación al papel de la CNMV en la operación de asalto de Sacyr se limitó a decir que el órgano no tuvo que que autorizar nada, sino simplemente informar de que una empresa cotizada quería adquirir otra. En lo que respecta a la investigación sobre la firma de FG expuso que se abrieron unas diligencias que se cerraron a los pocos días ante la ausencia de delitos y que dio los papeles a Anticorrupción después de que el órgano los pidiera. Arenillas reveló que habló con Manuel Conthe de este asunto y dijo que se le dio el chivatazo de que estaba siendo espiado por un "don nadie".  

No obstante las evidencias de Villarejo no apuntan en esa línea. El policía ya jubilado alardeó y mucho de sus labores de campo. Según los informes de este proyecto, que bautizó como Trampa, se celebraron 89 encuentros con medios de comunicación y 73 reuniones con miembros de los Servicios de Información e Inteligencia. Igualmente plasmó que se interceptaron 869 llamadas, se analizaron cerca de 16.500 comunicaciones y se realizaron más de 7.000 horas de vigilancia. Además de estos testigos que ayer desfilaron por la Audiencia Nacional, también estuvieron en el foco Emilio Botín; Jesús María Caínzos (exvicepresidente del BBVA) o el también exdirectivo del banco José Pérez.

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