La huelga del taxi paraliza Madrid: temor de Uber y Cabify a aparecer por Barajas

Mientras los petardos y los botes de humo tomaban el protagonismo en la Plaza de las Cortes, a escasos metros del Congreso de los Diputados, la calma tensa en Barajas era palpable. La huelga de taxi de este miércoles desde primera hora de la mañana convirtió en un solar la zona reservada al transporte. Un silencio que ponía aún más de manifiesto que la presencia policial era más notable de lo habitual  para frenar cualquier intento de conato.

“Hoy no hay nadie por aquí. Ni taxis, ni Uber ni Cabify”, refrendaba un chófer de una de las denominadas VTC tradicionales, una de las muchas que se dedican a trasladar clientes previamente contratados por su empresa. Sin la aplicación como mediador. “He tenido que venir a recoger a una persona que llega de un vuelo. Tengo la ruta marcada, nadie me puede decir nada por estar aquí”, dice con cierta cara de preocupación. Encima de la pegatina de la Comunidad de Madrid que se han convertido en un distintivo de las VTC lleva el logo de su empresa. "Es para que quede claro que no soy un Uber. Tuve algún problema cuando me confundieron", añade.

La madrugada en el aeropuerto no había sido tranquila. Tres coches de Uber y Cabify habían sido atacados. Dos fueron rociados con ácido y otro sufrió desperfectos en los retrovisores, según recoge ABC. La voz de alarma corrió en el sector de los coches negros de gama media alta a quienes los taxistas denominan de forma despectiva. 

Colapso en el Metro

Ya a primera hora de la mañana y con el comienzo de los paros, varios taxistas acudían a Barajas a recoger a compañeros que llegaban desde otras ciudades para acompañarlos. Algunos de los turistas solicitaban sus servicios, pero se encontraban una y otra vez con la negativa. Algunos optaban entonces por abrir su aplicación para contratar el servicio de Uber o Cabify. Pero el tiempo de espera era mayor al habitual, muchos de sus conductores prefirieron no salir a las carreteras, o al menos, en zonas conflictivas.

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Un paso rápido por las terminales y los servicios de VTC se contaban con los dedos de la mano. Ninguno quiere hablar sobre la huelga de taxis. Uber avisa en sus redes sociales que no se puede reservar, solo solicitar el servicio inmediato. Las colas en los autobuses las máquinas del metro iban creciendo y tanto los tornos como los vagones se saturan por momentos. Maletas y mochilas se amontonan en los pasillos, una situación que fue normalizando con el paso de las horas.

En el centro de Madrid, centenares de taxis circulan sin clientes y hacen sonar su claxon Muchos de ellos mostrando desde las ventanillas banderas de sus regiones o provincias de procedencia. Al mismo tiempo que comienza la manifestación, en Barajas ya no hay ni rastro de un taxi.

“Hoy es un día problemático para salir a trabajar si eres de Uber o Cabify”, añade el citado chófer. "Yo trabajé para Uber y no volvería. 10 horas diarias, seis días a la semana por 1.200 euros limpios". En sus lunas tintadas se observan dos folios pegadas con celo. Y queda claro que ni él ni su empresa están de lado de las nuevas marcas de movilidad.

En una hoja se lee #UberOff y #CabifyOff. El otro cartel reza “1/30 YA” haciendo referencia a la proporción que fija la ley entre las licencias de VTC y taxi, algo que el dejó de cumplirse hace tiempo tras la sentencias del Tribunal Supremo. Porque algunas de las VTC tradicionales también se oponen a que se disparen la licencias para evitar el crecimiento de la competencia en el transporte privado.

Tensión en el Congreso

Sea como fuere, la tensión crece con el paso de los minutos. La cabecera de la manifestación se acerca a Neptuno y la Policía Nacional ha vallado los aledaños del Congreso. Alguno de los taxistas más exaltados intenta derribar las medidas de seguridad y comienzan los forcejeos. Arreciean los gritos: "Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra", "el taxi unido jamás será vencido".

Los representantes del taxi entran a negociar con los partidos políticos. Podemos siempre les ha tendido la mano en su lucha contra Uber y Cabify y así lo hacen saber en sus redes sociales: "¿Taxi o Cabify? Tú decides si contribuyes a sostener un sistema de solidaridad o uno que expolia el capital del país precarizando el empleo", dice un tuit.

 La reunión con los partidos no ha sido fructifera y los representantes de Antaxi y la Federación Profesional del Taxis salen al grito de  "luchar o morir". Son las 15:00 horas y la manifestación debía terminar. Pero los taxistas deciden sentarse a esperar una solución. Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi les pide que se levanten en busca de soluciones y recibe el enfado del resto. Nadie se mueve.