"Hay un problema sistémico en la política migratoria"

Humanitarios en el foco del caos ceutí: "Estábamos preparados pero fue duro"

Tanto trabajadores sociales como psicólogos y voluntarios  estuvieron durante días atendiendo la llegada masiva de más de 8.000 inmigrantes a la ciudad de Ceuta, y actuando según el operativo de emergencia. 

Ceuta
Humanitarios en el foco del caos ceutí: "Estábamos preparados pero fue duro".
Europa Press

Toda la delegación de Cruz Roja de Ceuta estaba en la playa. Desde empleados de administración hasta los especializados en situaciones de emergencia (alrededor de 200 personas) iban de un lado al otro de la costa colindante a la aduana del Tarajal para asistir a miles de magrebíes y subsaharianos que, exhaustos, tocaban territorio español. Tanto trabajadores sociales como psicólogos y voluntarios, que suman un total de 1.700 personas con el chaleco de la cruz suiza, estuvieron durante horas atendiendo la llegada masiva de más de 8.000 inmigrantes (algunas fuentes hablan de 10.000) a la ciudad de Ceuta, y actuando conforme al operativo de emergencia activado para una situación tan excepcional como la ocurrida desde el lunes 17 hasta el miércoles, cuando los militares empezaron a blindar la frontera. Ceuta se convertía así en el epicentro del debate migratorio, un municipio de 84.000 habitantes que empezaba a levantar cabeza con la reapertura de comercios, pero que la ha vuelto a agachar, de puertas adentro, temerosa de la llegada de los nuevos “vecinos”.

"No nos ha desbordado, porque afortunadamente nuestros equipos están entrenados para cuando sucedan este tipo de situaciones, pero ha sido muy duro", explica a La Información la Cruz Roja de Ceuta. "Hemos sabido salvar la situación pero esta entrada masiva no tiene precedentes. Nosotros trabajamos con cifras mucho menores, nunca hemos vivido una entrada tan masiva y por esa vía, por ese lugar", puntualizan. Por otra parte, este tipo de situaciones deja poso en los trabajadores humanitarios. La imagen viral de la joven voluntaria, Luna Reyes, consolando a un senegalés después de hidratarle con una botella de agua se ha convertido para muchos en un icono social. 

Para los profesionales humanitarios, lidiar con este tipo de situaciones sensibles supone el pan de cada día, pero es difícil no llevárselo a casa. Como comenta una fuente de Cruz Roja de Ceuta, "cuando sucede algo así se vive emocionalmente de una manera muy intensa y es imposible que desconectes. No hay un botón que te desconecte. Son personas que vienen muy desesperadas, exhaustas, es muy triste ver que esas personas hayan tenido que salir de su país a la desesperada". A partir de ahora el equipo de Cruz Roja en Ceuta se va a encargar de colaborar en el procedimiento de reagrupación familiar. Paralelamente, Ceuta ha proporcionado un número de teléfono para que todos los padres que están buscando a sus hijos puedan llamar. Una línea que ha recogido ya más de 4.400 llamadas desde Marruecos preguntando por niños perdidos según confirmó ayer la vicepresidenta Primera del Gobierno de Ceuta, Mabel Deu.

En esta línea, la delegación de Cruz Roja de Ceuta explica que el perfil de los migrantes ha sido lo más excepcional: "Estamos preparados psicológicamente para este tipo de situaciones, siempre hay movimiento. Pero lo que lo hace diferentes es el hecho de que venían muchos menores y madres con bebés. Eso hace que vivas eso con una intensidad emocional muy fuerte", explican. La llegada de 1.500 menores marroquíes ha sido el punto más polémico a la hora de gestionar la deportación y gestión de la crisis migratoria en Ceuta. Diferentes oenegés como No Name Kitchen, la Asociación Elin, Maakum Ceuta, APDHA y Solidary Wheels han denunciado la falta de garantías jurídicas a la hora de gestionar la situación en terreno español, así como la "vulneración de derechos" y el "incumplimiento de la normativa internacional y los Derechos Humanos".

Por su parte, Virginia Álvarez, responsable de Política Interior e investigadora sobre migración en Amnistía Internacional ha denunciado públicamente que el Gobierno "expulse ilegalmente" a estas personas cuando ya están en territorio nacional, por lo que no se puede aplicar la figura de rechazo en frontera. También consideró preocupante las "redadas" de las Fuerzas de Seguridad para deportar a estas personas, aunque una gran mayoría finalmente ha decidido volver a Marruecos por su propio pie al no tener nada que hacer en Ceuta y debido a la decepción del engaño marroquí, que prometía un falso desplazamiento a la península. En la Cruz Roja, las fuentes sobre terreno en Ceuta afirman que los retornos se han ido dando "de manera muy sosegada" en pequeños grupos. Una 'vuelta a casa' también auspiciada por el pacto entre España y el reino alauí, que establecía que Marruecos aceptaba la entrega de grupos de hasta 40 migrantes cada 2 horas.

Por otra parte, la opinión de los expertos en migraciones sobre el 'estallido' en Ceuta desemboca una declaración firme: hay un problema de base y el antecedente ha sido Canarias. Como confirma la directora general de Fundación Por Causa, Lucía Rodríguez-Alarcón: "Llevan años devolviendo a menores. Lo que ha pasado en Ceuta es una cosa excepcional, con una sobrecarga brutal, donde la capacidad administrativa estaba desbordada. No justifico que la ley no se aplique bien,  pero no es una situación convencional cuando hay 1500 menores. Con tal volumen de personas, la posibilidad de equivocarte y hacerlo mal es muy superior a unas condiciones normales", concluye. La experta analiza las 'vergüenzas' del sistema explicando que hay un "problema de base" y que "asegurar al menor lleva siendo un problema en Ceuta y Melilla desde hace 30 años". Concluye que se podría haber provisto un sistema de gestión desde el punto de entrada al interior de la península para tramitar los expedientes ya que "en Canarias surgió el mismo problema". 

Teme que lo ocurrido en Ceuta consolide una política "demostradamente errónea", en el que la inversión millonaria en política migratoria favorezca el blindaje y la externalización en lugar de buscar alternativas "realistas y serenas", detalla. El debate sigue abierto a la espera de otro 'estallido' que vuelva a cuestionar la gestión migratoria. De mientras, diversas posturas se fraguan, no sin falta de politización, ni tampoco con falta de miedo. Como aclaran desde Por Causa, "no es cuestión de abrir fronteras sin pensar", sino a ir más allá, hacia un sistema mejor que pueda ver profesionales e integrarlos en un sistema que también responda a una necesidad. "Esos sistemas sí existen. Tenemos referencias,  como en Uganda o Nueva Zelanda", afirma Lucía Rodríguez-Alarcón. 

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