Buenos Aires, 24 sep.- La Iglesia católica informó hoy que le prohibió ejercer el ministerio sacerdotal a Julio César Grassi, condenado por la Justicia argentina a 15 años de prisión por abuso de menores.
La diócesis de la localidad bonaerense de Morón, a la que pertenece Grassi, dijo en un comunicado que, "conforme a derecho, le aplicó la medida disciplinaria de la prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal, hasta tanto se resuelva definitivamente esta situación".
"Una investigación e informe de todo el proceso y actuación del padre Grassi fueron elevados a la Santa Sede", informó el Obispado de Morón.
No obstante, la diócesis afirmó que del seguimiento del caso del sacerdote, que este lunes fue trasladado a una cárcel común por decisión judicial, "se desprenden dudas acerca de la culpabilidad" de Grassi.
El Obispado sostuvo que, "antes de dar una opinión al respecto, decide esperar a que haya una sentencia firme, para dar inicio a los procesos canónicos correspondientes".
El Tribunal Oral Criminal 1 de Morón resolvió este lunes por unanimidad enviar a una cárcel común a Grassi, tras revocar el beneficio de la prisión domiciliaria bajo libertad vigilada del que gozaba.
Grassi, que sostiene su inocencia, fue sentenciado en 2009 a 15 años de prisión por dos de los 17 cargos en su contra relacionados con abuso de menores.
El sacerdote apeló esa condena y, a la espera de un fallo, se le permitió permanecer en libertad con ciertas restricciones, entre ellas, no ingresar a su fundación, no permanecer a solas con niños ni referirse a los menores que lo habían denunciado.
La Fiscalía había denunciado que el sacerdote violó estas condiciones y la semana pasada la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires determinó que Grassi no había cumplido con los términos de la libertad provisional otorgada.
A esto se sumó la decisión, el pasado miércoles, de la Suprema Corte bonaerense de ratificar la condena a 15 años de prisión de Grassi por abuso sexual agravado y corrupción de un menor que asistía a la Fundación Felices los Niños, el centro benéfico que el religioso dirigía.
La investigación que involucró a Grassi comenzó en 2002, cuando un programa televisivo difundió un informe con denuncias contra el religioso por supuesto abuso de menores a los que debía proteger mientras ocupaba el cargo de director de la fundación.
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