No es un asunto que pueda pasar desapercibido y es vital en la cultura política de Podemos. Pablo Iglesias ha dejado claro que quiere ser portavoz del Gobierno, es decir, la imagen del mismo.
El mejor escaparate político lo dan esos viernes en los que el político se rodea de respetabilidad y de autoridad. La televisión sigue siendo el mejor amigo de Podemos y de Pablo, que sabe que el político que sale en televisión y transmite el mensaje es que llega hoy a un ciudadano que consume política vía tele.
Iglesias se ha vuelto a adelantar a Pedro Sánchez y ha demostrado su audacia política y ha desmontado el tablero. Ahora Sánchez prueba de su propia medicina. Es un órdago como dice Llamazares a un PSOE que ahora va a sentir la presión de Podemos en el cogote. Pablo ha sido capaz de hablar de sillas cuando siempre dijo no, algo que ya le ha reprochado Rivera, de hablar del referendum de lado cuando dijo que era línea roja, de volver a jugar a la ruleta de la política. Ahora la decisión es de Sánchez. Ya sabe lo que quiere Pablo, la mitad de los ministros y el rostro del Gobierno. Ese es su proyecto del cambio. IU ya ha dicho sí. Pedro tendrá que decidir pero el protagonista ya es Pablo. Una vez más el PSOE llega tarde.
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