Sin los errores del Estatut

Illa se plantea exprimir el autogobierno catalán y lanzar su potencial económico

Los constitucionalistas admiten que hay mucho margen para dar más soberanía económica y social a Cataluña sin vulnerar la ley y al amparo de la nueva financiación la reforma del modelo territorial.

El candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat, Salvador Illa
Illa se plantea exprimir el autogobierno catalán y lanzar su potencial económico.
EFE

El vencedor de las elecciones catalanas, Salvador Illa, se ha marcado una hoja de ruta clara en la comunidad autónoma, sea o no presidente, que pasa por desarrollar al máximo y de acuerdo con el Gobierno central la capacidad de autogobierno de Cataluña, dentro de la Constitución y sin las prisas ni el enconamiento político que se produjo hace una década con la renovación y posterior sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Con un ojo puesto en el desarrollo del soberanismo que ha logrado el País Vasco y el otro pendiente de los logros económicos que puede lograr la comunidad en el próximo trienio, Illa pretende exprimir el artículo 143 de la Constitución que reconoce, desde hace más de 40 años, el desarrollo del autogobierno en las comunidades históricas, como la catalana.

Tanto desde Madrid como desde el PSC en Cataluña se ha hecho una valoración muy positiva del logro de Salvador Illa al salir como candidato más votado el 14-F, aunque la alianza de los independentistas de ERC y Junts suponga un bloqueo para sus opciones de ser el nievo president de la Generalitat. Ese proceso, al que Illa se presentará para demostrar que está en Cataluña para quedarse y seguir adelante con un proyecto a largo plazo, ya no preocupa ni en Barcelona ni en Madrid. La clave está ahora en poner las bases para llegar a un grado de autogobierno que convenza al electorado de centro en Cataluña, que es mayormente el que se ha quedado en casa y no ha votado, de forma que puedan respaldar un proyecto catalanista desde el PSC a medio plazo.

Fuentes cercanas al entorno socialista aseguran que, a pesar de los votos obreros que ha podido cosechar Vox por el descontento social reinante en las clases medias-bajas de la Cataluña industrial, el apoyo de Illa supone la vuelta del llamado “cinturón rojo” catalán a apoyar el planteamiento socialista. Si se ha logrado captar gran parte del electorado de centro moderado que ha perdido Ciudadanos y se vislumbra la vuelta del apoyo en las afueras y los centros industriales obreros, la conclusión de los socialistas catalanes es que Illa y su proyecto tienen la capacidad suficiente para ampliar la base social del partido de forma significativa.

Hagan lo que hagan los independentistas, la clave para Illa y su mentor económico en la comunidad, Raül Blanco, pasa por “poner las bases de un mayor autogobierno, dentro de la Constitución del 78, al hilo un proceso de reordenación de las comunidades históricas españolas (País Vasco, Cataluña y Galicia sobre todo) en el entorno europeo”, señalan fuentes conocedoras de esa iniciativa en las filas socialistas. El reto estará en demostrar a los catalanes moderados que se puede avanzar en materia económica, social y soberanista sin tener que romper con el Estado ni llegar a una independencia que no cabría en Europa y echaría por tierra todo el progreso catalán y su papel como motor económico.

Dos procesos empresariales fundamentales para Cataluña que ahora hay que cuidar para que no se pierda su efecto de tirón económico, que están presentes en el ideario práctico de Illa y Blanco, son la fusión de Caixa y Bankia, por un lado, y la opa sobre Naturgy, por otro. En el primer caso, cada vez es más evidente que se trata de que la entidad catalana se ha quedado con “la joya económica del Madrid del PP”, señalan del lado socialista. En lo que se refiere a la gasista, mientras se decide si deja entrar al fondo australiano IFM en su capital, la clave está en que desde Madrid y desde Cataluña se tenga el control estratégico de su actividad. Si Illa y Blanco logran amarrar esos dos hitos económicos, se podrá presentar ante los catalanes con un bagaje económico positivo, en plena recuperación económica.

No cometer los errores del Estatut

Una de las cuestiones fundamentales que se deben cuidar a medio plazo en ese avance del autogobierno que postula Illa, según señalan fuentes del partido, es no cometer los mismos errores que dieron lugar a la polémica sentencia del Estatuto de Autonomía de 2006, publicada hace ahora una década. Uno de los mayores conocedores de esa sentencia y los recursos que se interpusieron entonces, el catedrático de Derecho de Alcalá de Henares, Alfonso García-Moncó, asegura que se puede avanzar en ese mayor soberanismo si no se plantean reformas que supongan privilegios de los ciudadanos catalanes frente a los de otras autonomías, que fue lo que ocurrió entonces.

En ese escenario se mueve, además, la reforma del modelo territorial y de la financiación autonómica que se va a poner en marcha desde Madrid y que puede suponer una reinterpretación o reordenación del Título VIII de la Constitución, que todo el mundo considera necesaria. “No se trata de volver al pacto fiscal de hace diez años ni a dar a Cataluña el Concierto vasco -explica García-Moncó- pero se pueden promover acciones muy buenas para Cataluña, como cederle una parte de la recaudación del Impuesto de Sociedades, ampliar su capacidad sobre el IRPF pasándole la gestión de las ganancias y pérdidas patrimoniales o abrir un proceso negociador para recomponer la Deuda que pesa sobre ellos”.

El profesor emérito de Derecho Constitucional de la UNED, Anotnio Torres del Moral, admite que el Título VIII, sobre el modelo territorial, “no salió bien de los talleres constitucionales”, de forma que se puede revisar e interpretar todo el reparto de competencias que establece, siempre que se evite poner de nuevo todo lo que el TC desechó hace diez años. “Si ese Título se manejar de acuerdo con los planteamientos de la sentencia, permite un margen de maniobra amplio para volver a plantear una ampliación del autogobierno en el ámbito económico y empresarial, que sería muy reconocido por la sociedad catalana”, asegura García-Moncó. 

Mostrar comentarios