Un famoso abogado donostiarra, Miguel Alonso Belza, especializado en defender a mujeres agredidas por violencia machista, ha sido imputado por este mismo delito a raíz de la denuncia de su pareja.
Esta mujer acusa a Belza de haberla agredido física y psicológicamente cuando le dijo que quería terminar la relación. Un documento judicial de fecha 16 de enero citado por la agencia Efe, asegura que la declaración en comisaría de la mujer “goza de un alto grado de credibilidad”, y que está corroborada por grabaciones de vídeo, dos informes médicos y la declaración de un testigo que, no habiendo presenciado agresiones, sí puede corroborar momentos de presunto acoso.
El abogado de la Belza, Juan Román Zubillaga, rechaza todas las acusaciones y mantiene que su cliente es inocente de todo lo que se le imputa. Reconoce, eso sí, que la relación afectiva que mantenían Belza y su pareja “era atípica e incluso tóxica”, y que su defendido se encuentra traumatizado por la denuncia. También recuerda que la medida cautelar de protección impuesta a Belza ya ha sido recurrida en apelación ante la Audiencia de Gipuzkoa.Abogado de la familia Laffage
Miguel Alonso Belza ha sido en los últimos años un abogado puntero en la lucha contra la violencia de género en los tribunales. Su nombre resaltó en la opinión pública especialmente durante la defensa de la familia de la joven Nagore Laffage, asesinada en los sanfermines de 2008 por un compañero de trabajo con quien se negó a mantener relaciones sexuales.
En declaraciones a la web Noticias de Guipuzko en noviembre de 2015, Belza urgía a “denunciar más los casos de malos tratos” y manifestaba su sorpresa por el hecho de que solo un 40% de los vascos pensaba que el machismo era considerable. Según manifestó entonces, esos datos le parecían muy bajos, y prefería “hacer un paralelismo entre los niveles de alarma que desatan los pequeños delincuentes y la poca alarma que generan otros grandes delincuentes”.
De ahí que urgiera a “denunciar más los casos de malos tratos para que cale en la sociedad la percepción de que un maltratador es un ser abominable”. Aseguraba que había mucha más violencia de género de lo que se pensaba: “Estás de guardia en violencia (en los juzgados contra la violencia de género) y te llegan casos que señores muy mayores, educados a la antigua, y de gente muy joven. Pero lo que es tremendo es que muchas de sus víctimas, chicas jóvenes, consideran normal la actitud de su chico”, se lamentaba entonces.
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