¿Independencia en diferido? El miedo escénico divide a la Generalitat

  • De las prisas del domingo, el independentismo ha pasado a hablar de una secesión a dos velocidades. Empiezan a surgir las primeras voces de cautela. 
Santi Vila, conseller de Empresas de la Generalitat
Santi Vila, conseller de Empresas de la Generalitat

Puigdemont salió en su tercera declaración institucional del 1-O para asegurar que el Parlament haría suyos los resultados del referéndum ilegal. Lo hizo antes incluso de que Oriol Junqueras anunciara los resultados "oficiales" esa misma noche. El artículo 4 de la ley de Referéndum, suspendida por el Tribunal Constitucional, es clara al respecto: "El Parlamento de Cataluña, dentro los dos días siguientes a la proclamación de los resultados oficiales por la Sindicatura Electoral, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de la independencia de Cataluña, concretar sus efectos e iniciar el proceso constituyente".

La Generalitat empezó la semana con la intención clara de declarar la independencia cuanto antes. Sin embargo, los cambios de sede de los bancos y las caídas en sus cotizaciones irrumpieron para cambiar algunas percepciones y hacer que la unidad de los soberanistas se resquebrajara. Lo que atenuó las prisas. Ya se empieza a hablar de una independencia a dos velocidades o de declarar la secesión en diferido.

Sin reconocimiento internacional y golpe económico

Dos son los factores que han contribuido a esta división. En primer lugar, y pese a que el independentismo pareció ganar la batalla de la propaganda en el exterior, el referéndum ilegal no ha sido reconocido por ningún país de la Unión Europea. "Nadie puede dar lecciones de democracia a España", aseguraba el líder de los liberales en el Parlamento europeo en un discurso arropado por la mayoría de eurodiputados españoles. Una consulta llena de irregularidades, en la que votó el 42% (36% del censo), sin sindicatura electoral y sin umbral mínimo de participación no podía ser reconocida.

A este golpe de realidad de la comunidad internacional hay que sumarle el golpe económico. Más que las declaraciones y amenazas (legales) de Rajoy y el Rey -que por esperadas no sirvieron más que para reafirmar a Puigdemont en sus intenciones- ha sido el éxodo de empresas, y de los dos bancos catalanes fuera de la comunidad lo que ha hecho saltar las alarmas al independentismo.

Las palabras de Vila

Ahora algunos tratan de ganar tiempo. El primero en soltar la liebre fue el conseller de Empresa, Santi Vila, el mismo día que Sabadell y Caixabank iniciaban la fuga. El político del PdeCAT pidió abrir un tiempo sin decisiones unilaterales para dar una oportunidad al diálogo antes de una eventual declaración de independencia, que supondría, en palabras de Vila, "la suspensión del autogobierno (vía artículo 155) y conflictos en la calle". Y lo que no dice es que tendría efectos demoledores para la economía catalana. Todo indica que los traslados podrían sobrepasar el ámbito bancario. En el turismo ya se está notando y las inversiones extranjeras se empiezan a reducir.

Vila es además la primera voz que resta credibilidad al referéndum ilegal. "El pasado 1 de octubre se celebró un referéndum que movilizó millones de personas, aunque no fue reconocido como legítimo por una parte de la sociedad catalana".

Artur Mas también ha reconocido en una entrevista en el Financial Times que Cataluña no está preparada para la independencia real admitiendo que "hay cosas que no tenemos" y por ello ha pedido "cautela". "La cuestión ahora es cómo ejercer ese derecho, y aquí obviamente hay decisiones que deben tomarse. Y estas decisiones deben tener un objetivo en mente: no se trata sólo de proclamar la independencia, sino de convertirse en un país independiente", aseguró el expresidente de la Generalitat. 

Como Vila y Artur Mas piensan muchos en el PdeCAT. O eso creen en Ciudadanos. La líder en Cataluña, Inés Arrimadas dijo tener la "certeza" de que hay miembros del PDeCAT y del Govern que creen que una declaración unilateral de independencia es una "locura", y les ha pedido "valentía" para admitirlo públicamente. Lo mismo ocurre en Moncloa. Fuentes del Gobierno asegura que la división en Junts Pel Si es evidente y confían en nuevas disensiones en los próximos días. En el equipo de Rajoy ven el retraso en convocar el pleno es una muestra de que existen fisuras en el bloque secesionista. Creen que esa división irá a más y en ese caso no haría falta aplicar el artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía.

La CUP presiona y mete prisa

El problema es que el Govern depende también de ERC y sobre todo de la CUP, que tiene mucha prisa por declarar la independencia. Raúl Romeva, el autoproclamado ministro de Exteriores catalán, se posicionaba en el ala dura del Govern asegurando que el lunes el Parlament se reunirá y habrá debate. "Y será importante", aseguraba, pese a que el Constitucional lo ha prohibido.

Queda por ver cuál será el papel que juegan Omnium Cultural y la ANC, grandes movilizadores del independentismo en la calle. De momento, no renuncian a sus planes pero sí se muestran partidarios de retrasar la anhelada independencia. Sus líderes, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez han apelado al Gobierno de Mariano Rajoy a que inicie un diálogo con la Generalitat, pero han dejado claro que eso no significa ni mucho menos que el Govern renuncie o frene "el proceso de emancipación nacional" que, según ellos, debe continuar conforme a la "voluntad expresada mayoritariamente el 1-O".

Enric Blanes, coordinador de comunicación de la ANC, asegura a La Informacion que hay unidad de acción entre el Govern, las entidades y los distintos partidos que la apoyan. Admite que hay incertidumbres pero cree se decidirá la fecha idónea por consenso. Para la ANC esta es la realidad: se hizo un referéndum legal y vinculante, "porque la gente no se deja dar palos por algo no vinculante". "Puede ser el martes o el miércoles", asegura.

La incógnita está en saber qué hara Puigdemont. Unos le sitúan en el ala dura del independentismo y no ven vuelta atrás. Otros creen en que finalmente pondrá algo de sensatez a su desafío. De momento ha pasado de declarar la independencia "en días" a comparecer el martes en el Parlament. El president asegura que es para "explicar la situación política actual". Veremos si es una artimaña para sortear al Constitucional, si opta por seguir ganando tiempo y lograr que el Gobierno se siente a negociar o bien es para continuar con la hoja de ruta de la secesión. De momento, la CUP presiona y asegura que negocia el texto para declarar la independencia ese mismo día. "Es ineludible e inaplazable. No aceptaremos una declaración en diferido", ha dicho el diputado Carles Riera.

Mostrar comentarios