Los indignados del 15M se enfrentan a Podemos al grito de "Errejón, fuera del plató"

  • Podemos capitalizó el 15-M con más de 5 millones de votos, pero los acampados rechazaron este domingo a Errejón al grito de 'televisión, manipulación'.

    El partido de Pablo Iglesias ha convertido el movimiento en un negocio particular con excelentes sueldos, superiores al de Rajoy.

Los indignados del 15M se enfrentan a Podemos al grito de "Errejón, fuera del plató"
Los indignados del 15M se enfrentan a Podemos al grito de "Errejón, fuera del plató"
Rafael Miner/Luisa Sánchez

Con numerosas banderas republicanas, sustituyendo el 'pueblo unido funciona sin partidos' por el 'sí se puede' -que le da todavía un 'touche of class' a Podemos-, y con gritos de 'fuera, fuera' y 'televisión, manipulación' a Iñigo Errejón ('Iñigo Errejón, fuera del plató'), y al programa 'El Objetivo' de La Sexta, el movimiento 15M celebró el domingo cinco años con más ruido que nueces.

La evolución a largo plazo no es sorprendente, pero sí choca con los preceptos de los inicios. Si el 15-M ha terminado siendo un partido, tampoco ha cambiado tanto el panorama político español. ¿Se puede decir, sin embargo, que Podemos es su heredero?

El domingo en la Puerta del Sol de Madrid -epicentro del nacimiento de la movilización ciudadana que removió la política española en el 2011-, y cinco años después, Errejón y Monedero volvían al escenario en el que él y sus compañeros se convirtieron en poderosos políticos bajo la repetición del grito “el pueblo unido funciona sin partidos”.

La manifestacion de los indignados arrancó en la Plaza de Cibeles, y poco tiempo después entraban los primeros manifestantes en la Puerta del Sol al grito enardecido de “¡Sí se puede!”, con rabia batasunera de otros tiempos.

Este año, el aniversario ha venido marcado por la campaña para las elecciones generales del 26 de junio. Iglesias y el lider de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, anunciaron en la misma puerta del Sol hace unos días el acuerdo para concurrir en coalición a las urnas, Unidos Podemos.

Ambos aspiran a superar juntos y a desplazar al Partido Socialista (PSOE), aunque no descartan formar gobierno para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa.Democracia ausente, el negocio de Iglesias

Hoy, algunas cosas han cambiado el panorama. La confluencia de intereses ha provocado que Podemos todavía case relativamente bien con el 15-M, pero el precio a pagar ha sido pervertir principios fundadores del movimiento.

La institucionalización así lo ha requerido: Podemos ha perdido mucho del espíritu asambleario del 15-M y ha convertido el movimiento en un auténtico negocio particular.

Con sueldos como el de la alcaldesa Carmena 101.000 euros-; el de los 82 cargos directivos del Ayuntamiento de Madrid -entre 90.000 y 86.500 euros cada uno-; el de sus más de 65 eventuales -plagados de asesores con sospechoso currículum a 71.216,34, 53.058,48 ó 43.204,72 euros, según El Mundo-; como el de Colau -otros 100.000 euros-; como los 98.192 euros de tenientes de alcalde en Barcelona; como los 84.532 euros de sus concejales o los 168.201 euros del director de Servicios Municipales, Ignasi Armengol; como el de Ribó en Valencia -82.602,94 euros-; o como los de sus 16 concejales entre 70.000 euros y 79.0000 euros. Sueldos que, en su mayoría, superan los 78.966 euros de Rajoy.Rechazo al 'blanqueo' de Podemos

El inicio 'espontáneo' y febril del 15-M en los días previos a las elecciones municipales de 2011 hacían imposible entrever un futuro político predecible. ¿Qué querían en realidad los miles de jóvenes que se reunieron en las grandes plazas españolas durante semanas? ¿Qué pedían quienes más tarde se les unieron en manifestaciones improvisadas multitudinarias? Algo parecía claro: era necesario cambiar el orden político.

En los inicios uno de los objetivos más claros era ser capaces de no cristalizar en un partido político. De hecho, al principio se puso el acento en la horizontalidad. Sin portavoces, sin estructura clara. El desarrollo de la protesta obligó a crear un pequeño esqueleto. Años después, hubo un partido capaz de aglutinar ese trabajo bajo un líder: Pablo Iglesias.

El 15-M no sólo recogió, pregonó y promovió un cambio de mentalidad política, no sólo visibilizó el desencanto de muchos, no sólo estableció una retórica (sobre las causas y los culpables de la crisis económica) sino que también metió una cuña, como lo haría Ciudadanos, en el bipartidismo tradicional.

El desafío del principal capitalizador de la marca 15M es ahora acelerar el blanqueo del partido. Un asunto complicado, sobre todo tras aliarse con IU. Populistas ya lo eran, y además comunistas. No lo disimulaba ni Pablo Iglesias con su puño en alto y sus videos. Ahora menos.Ganar en la calle lo que no se gana en las urnas

El marketing republicano del 15M el pasado domingo en la Puerta del Sol merece dos palabras. Ni el 5 ni el 12 de abril de 1931 ganaron en los comicios muncicipales los republicanos ni los socialistas. Los concejales monárquicos fueron muy superiores en ambas jornadas electorales.

Pero entre el 13 y el 14 de abril, los republicanos maniobraron más rápido y mejor en la trastienda, y al haber ganado en capitales de provincia, transmitieron a la nación que dominaban la calle y podían llevarla a la revolución.

De hecho, Besteiro y Saborit proclamaron la República desde el Ayuntamiento de Madrid, ante la inacción de Alfonso XIII, que temía un enfrentamiento civil. Las concentraciones en la Puerta del Sol de Madrid nunca han sido inocuas. Lo sabe la historia.

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