Instituciones siguen "débiles" 25 años después de Esquipulas, alerta analista

  • El acuerdo de Esquipulas II abrió la vía al cese de las guerras internas en Centroamérica y la instalación de un andamiaje institucional que 25 años después exhibe "debilidades" que afectan la integración, mientras persisten los altos niveles de pobreza y marginación.

Tegucigalpa, 6 ago.- El acuerdo de Esquipulas II abrió la vía al cese de las guerras internas en Centroamérica y la instalación de un andamiaje institucional que 25 años después exhibe "debilidades" que afectan la integración, mientras persisten los altos niveles de pobreza y marginación.

Así lo dijo hoy a Efe el analista político y excandidato a la Presidencia de Honduras Matías Funes, al resaltar que el acuerdo de paz suscrito en Guatemala el 7 de agosto de 1987 "sentó las bases del Sistema de la Integración Centroamericana" (Sica) a través del Parlamento Centroamericano (Parlacen).

El Parlacen nació en octubre de 1987 a raíz del convenio suscrito en la ciudad guatemalteca de Esquipulas dos meses antes por los entonces gobernantes de Guatemala, Vinicio Cerezo; Costa Rica, Óscar Arias; Honduras, José Azcona; El Salvador, José Napoleón Duarte, y de Nicaragua, Daniel Ortega, actualmente de nuevo en el poder.

El organismo parlamentario regional, con sede en Guatemala, se instaló oficialmente en octubre de 1991, y tres meses después se constituyó el Sica.

Tanto el Sica como la Corte Centroamericana de Justicia, creada en octubre de 1994, devienen de la firma del Protocolo de Tegucigalpa que reformó la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) de 1962.

Funes, un exdiputado del Parlacen, afirmó que lamentablemente el Parlacen y la Corte Centroamericana de Justicia nacieron "con una debilidad" consistente en que carecen de "respaldo", lo que "ha tenido consecuencias negativas" para la región.

En el caso del Parlacen, argumentó que "las resoluciones que se toman" en su seno "no tienen fuerza vinculante, de tal manera que las propuestas y sugerencias que hace se quedan en eso".

De los países centroamericanos, Costa Rica no se ha adherido al Parlacen y Panamá se retiró, pero fue obligado a regresar por decisión del Tribunal Supremo del país, mientras que la Corte Centroamericana solamente la integran El Salvador, Honduras y Nicaragua.

Actualmente, el tribunal regional analiza contenciosos por un conflicto entre los poderes Judicial y Legislativo de El Salvador, y por una denuncia de Nicaragua contra Costa Rica por daños ambientales en su frontera común, pero en ambos casos las medidas cautelares que ha dictado han sido ignoradas por algunas de las partes implicadas.

Entre los logros de la integración centroamericana que abrió el acuerdo de Esquipilas, Funes resaltó que ya no hay guerras internas, y que los trámites fronterizos en las aduanas para viajar a El Salvador, Guatemala y Honduras se han agilizado, pues basta con que las personas presenten su tarjeta de identidad.

Funes también se refirió a que las causas de los conflictos armados que desangraron durante varias décadas a Centroamérica y que vieron su final con el Acuerdo de Esquipulas II se mantiene intactos e incluso más fuertes que hace un cuarto de siglo.

"Tenemos más pobres que hace 25 años" porque no se cumplió la premisa de que con los modelos neoliberales que se instalaron en la región "habría un derrame de riquezas" hacia las mayorías, afirmó.

"El problema de tenencia de la tierra en países de tradición agraria sigue siendo fuerte, la exclusión sigue siendo grande, la marginalidad, igual, y esas tendencias (neoliberales) han dejado desprotegida a nuestra juventud", dijo el político hondureño.

En Centroamérica "se castiga y criminaliza a la juventud" y eso "debe preocupar" a las autoridades, añadió Funes, miembro de la Comisión de Reforma a la Seguridad Pública creada recientemente por el Gobierno de Honduras para depurar la Policía.

Según un estudio del Banco Mundial de 2011, "los hombres de entre 15 y 34 años constituyen la abrumadora mayoría de las víctimas de homicidio y también forman parte de las pandillas o 'maras' juveniles", a las que se achaca en parte la violencia que sufre la región.

Centroamérica es considerada una de las regiones más violentas del mundo, con una tasa media anual de homicidios de 35,4 por cada 100.000 habitantes, una buena parte de ella asociada al narcotráfico y al crimen organizado.

El tráfico de drogas es un problema que debe enfrentar unida la región, que está "en medio de un cascanueces entre los productores de la droga en América del Sur y Estados Unidos que la consume", acotó Funes.

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