Irán finaliza un tenso 2012 con la esperanza de resolver su cuestión nuclear

  • Irán finaliza 2012 con la esperanza de avances en la negociación sobre su programa nuclear con las grandes potencias, tras un año de tensión interna y con Occidente en el que la economía del país se ha desplomado por las nuevas sanciones petroleras y financieras.

Chema Ortiz

Teherán, 10 dic.- Irán finaliza 2012 con la esperanza de avances en la negociación sobre su programa nuclear con las grandes potencias, tras un año de tensión interna y con Occidente en el que la economía del país se ha desplomado por las nuevas sanciones petroleras y financieras.

El año se anunció caliente desde su inicio por las renovadas amenazas de Israel y EEUU de atacar Irán para frenar su programa nuclear, a las que Teherán contestó que, además de dar una respuesta aplastante, podría cerrar el estrecho de Ormuz y cortar el grifo de una quinta parte del petróleo mundial, que sale del golfo Pérsico.

En clave política, las elecciones legislativas de Irán de marzo, las más lejanas presidenciales de EEUU de noviembre y las aún no celebradas generales de Israel propiciaron también la tensión.

Las nuevas sanciones a Irán aprobadas por EEUU a finales de 2011 y el embargo petrolero y financiero decidido por la Unión Europea el 23 de enero, aunque diferida su aplicación al 1 de julio, tampoco hacían vislumbrar un acercamiento fácil.

Las legislativas iraníes se celebraron bajo el signo de la resistencia ante Occidente, marcado por el líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, quien pidió una amplia participación para demostrar el apoyo al régimen islámico y responder así al "enemigo".

El presidente, Mahmud Ahmadineyad, se quedó prácticamente sin apoyo legislativo en estos comicios, al copar la Cámara sus rivales ultraconservadores principalistas, agrupados en torno al omnímodo Jamenei, lo que dejaba prácticamente inoperante su Gobierno en el año que le restaba hasta junio de 2013.

Un respiro fue la reanudación, en abril en Estambul, de las conversaciones sobre la cuestión nuclear de Irán con las potencias del Grupo 5+1 (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia más Alemania), sin resultados palpables, pero con un optimismo moderado por ambas partes.

Las otras dos reuniones celebradas este año, en Bagdad y Moscú, sin propiciar arreglos, han dejado claras las posturas y, mientras Irán reclama su derecho al uso pacífico de la energía nuclear y el fin de las sanciones, el G 5+1 quiere que deje el enriquecimiento de uranio al 20 por ciento y envíe sus reservas al extranjero.

También en este año, representantes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) han viajado en tres ocasiones a Irán, una de ellas encabezados por su secretario general, Yukiya Amano, sin lograr tampoco un acuerdo sobre inspecciones a centros no específicamente atómicos, como la base de Parchín en Teherán.

Amano ha reiterado la sospecha de la existencia de una vertiente militar en el programa atómico iraní y acusado a Irán de no colaborar lo suficiente con el OIEA, mientras Teherán ha insistido en que cumple escrupulosamente el Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear y no pretende fabricar bombas atómicas.

En medio de esto, Irán organizó a finales de agosto la mayor reunión internacional de la historia del país, la cumbre de los 120 países en desarrollo del Movimiento de No Alineados (MPNA), que Teherán quiso centrar en el respaldo a sus derechos nucleares y el apoyo al régimen de Siria, su principal aliado en Oriente Medio.

La presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, del nuevo presidente egipcio, Mohamed Mursi, un buen número de jefes de estado y altos representantes de casi todos los países del MPNA en Teherán fue traducido por el régimen como una "victoria diplomática" sobre EEUU e Israel, que habían pedido un boicot a la reunión.

Tras la entrada en vigor de los embargos petrolero y financiero de la UE a Irán el 1 de julio, las ventas de crudo iraní se desplomaron y el comercio del país quedó estrangulado por la imposibilidad de realizar transferencias internacionales.

La situación llegó en octubre a un estado crítico, cuando el rial, que en diciembre de 2011 se cotizaba a unos 11.000 por dólar, llegó a un techo de 40.000 por dólar, mientras los importadores se veían imposibilitados para comprar mercancías, entre ellas algunas tan imprescindibles como los medicamentos.

En el final de 2012, la victoria de Barack Obama en las presidenciales estadounidenses ha generado un ambiente relativamente más calmado y nuevos llamamientos al diálogo, aunque las perspectivas sean dudosas.

Representantes del OIEA visitarán el 13 de diciembre Teherán para tratar la posibilidad de un nuevo acuerdo de inspecciones y, de conseguir avances, la nueva reunión que ambas partes propugnan entre Irán y el G 5+1 podría producirse pronto.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, ha propuesto además unas conversaciones bilaterales directas y, aunque el sector iraní más radical, cercano a Jamenei, es muy reacio a hablar con su "enemigo", el "gran satán", la situación cada vez más crítica del país podría llevarles a abrir esa vía.

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