IU fiel a la marca de la casa: la asamblea puede ser más tensa de lo esperado

  • Podría haber sido la primera asamblea "no problemática" en los 25 años de historia de IU, pero parece que esta organización no puede superar sus peores tradiciones y de no haber un arreglo de última hora con la corriente que lidera Gaspar Llamazares, la asamblea federal que comienza el próximo viernes tendrá su dosis de tensión.

Alicia López Ruiz

Madrid, 9 dic.- Podría haber sido la primera asamblea "no problemática" en los 25 años de historia de IU, pero parece que esta organización no puede superar sus peores tradiciones y de no haber un arreglo de última hora con la corriente que lidera Gaspar Llamazares, la asamblea federal que comienza el próximo viernes tendrá su dosis de tensión.

El golpe que puede enturbiar un cónclave que se avecinaba "idílico" para los parámetros de IU, ha surgido del desencuentro que mantienen la dirección federal e Izquierda Abierta a cuenta del peso que el partido promovido por Llamazares quiere tener en la candidatura única que se estaba preparando bajo el liderazgo de Cayo Lara.

No obstante, no se esperan esas luchas cainitas de asambleas anteriores, como aseguran varios dirigentes de IU consultados por Efe, y parece que Lara será reelegido el próximo fin de semana con un holgado respaldo, aunque el propósito inicial de presentar una única candidatura "plural e integradora" pende ahora de un hilo.

Si mañana, en la última Ejecutiva que se celebre antes de la asamblea, Izquierda Abierta y la dirección federal consiguen superar sus diferencias, habrá probablemente una sola lista, aunque IU es el partido más imprevisible del espectro político y hasta el último momento puede haber sorpresas.

En cualquier caso, todo apunta a que será una convención más o menos amable porque, entre otras cosas, Cayo Lara podrá mostrar un buen balance electoral, con un crecimiento notable en todas las elecciones desde que él se hizo con las riendas de IU.

Y de hecho, el viernes, cuando arranque el cónclave, podrá exhibir un expediente electoral bastante impecable: once diputados en el Congreso de los dos que tenía en la legislatura anterior; un incremento del 25 por ciento de su representación en las autonómicas de mayo del año pasado y un 17 por ciento en las municipales.

Una buena racha que ha continuado este año con las convocatorias en las comunidades históricas -excepto el pinchazo del País Vasco- más Asturias. Y esas buenas perspectivas parece que siguen, tal como aventuran las últimas encuestas.

Los más optimistas hablan incluso de rebasar el techo de los 21 diputados de Julio Anguita. La debacle del PSOE y la crisis económica han empujado también hacia arriba el proyecto de IU.

Ahora bien, parece incuestionable y varios responsables de IU coinciden en ello, que Cayo Lara cogió un partido disperso y muy fraccionado y ha logrado cohesionarlo y "amansarlo" hasta el punto de resultar a veces irreconocible.

Si no fuera porque se le han atravesado las "espinitas" de Extremadura y Euskadi, que han revuelto un poco las entrañas de la organización y han enfrentado a más de uno, se diría que han sido cuatro años sin mácula.

Pero Extremadura, donde la abstención de los diputados de IU entregó la Junta al PP por primera vez en la democracia, ha coleado y mucho.

Aparte de tensar la cuerda entre los "rebeldes" extremeños y la dirección federal y dividir a la propia estructura regional, ha generado desencuentros con algunas "familias" que conviven en IU, especialmente con Izquierda Abierta, que le reprocha la forma en cómo ha manejado esta desagradable situación.

En Euskadi, la fractura hace un año de la marca de IU, Ezker Anitza, también ha provocado unos cuantos quebraderos de cabeza a Lara y roces con otros dirigentes del partido, que apostaban, como Llamazares de nuevo, por el diálogo en lugar de la ruptura.

Una ruptura que, por otro lado, se ha cobrado el único diputado que tenían en el Parlamento vasco.

La aparición de Izquierda Abierta ha sido otro elemento que no cayó demasiado bien en la dirección, que acogió con ciertas reservas el desmarcaje controlado del anterior coordinador federal.

Porque este nuevo partido, el cuarto que se integra en IU junto al PCE, Izquierda Republicana y la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUP), ha llegado para pelear su espacio de poder, como ya ha dejado patente.

No obstante, todas estas diferencias, aunque saldrán y se discutirán en la décima asamblea federal, previsiblemente no torcerán el nuevo camino que ha emprendido IU porque esta recién conquistada cohesión interna, aunque a ratos aparezca frágil, les ha reportado buenos dividendos. Y lo saben.

Por otro lado, coinciden también en que el crecimiento de IU se producirá a costa de los socialistas y siempre y cuando consigan mantener una vocación mucho más abierta a todo el espectro de la izquierda, más centrada y con un mensaje estrechamente pegado a las necesidades reales de los ciudadanos.

Esa es básicamente la argumentación que Cayo Lara defenderá en el cónclave y con la que aspirará a ser reelegido.

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