La primera gran crisis de la legislatura

Iván Redondo toma el mando de la crisis del coronavirus en pleno 'shock' en Bolsa

Iván Redondo crea su aparato económico en Moncloa alejado de la órbita Calviño
Iván Redondo crea su aparato económico en Moncloa alejado de la órbita Calviño
EFE

El gabinete de Presidencia del Gobierno, con Iván Redondo al frente, ha tomado desde principios de esta semana el mando de la gestión de la respuesta al coronavirus. El problema ya ha llegado a los mercados, que llevan dos días sufriendo las consecuencias de la enfermedad con origen en Wuhan, y eso es precisamente lo que ha motivado que el principal asesor de Pedro Sánchez tome la batuta de la que es la primera gran crisis de la legislatura. Todo ello, además, mientras monta la primera reunión de la mesa con Cataluña.

El lunes la situación estalló en Moncloa. El coronavirus fue visto ya como un problema real, con incidencia directa en la economía y en la bolsa, y se decidió fijar un muro de contención. Fuentes gubernamentales explican que el jefe de gabinete de Sánchez lleva desde principios de semana coordinando los equipos, haciendo que la información fluya, preparando argumentos y, en definitiva, liderando la respuesta del Gobierno de coalición. Todo ello, en contacto directo con el presidente, a quien informa prácticamente 'in situ' de toda la información de la que dispone.

El objetivo del Gobierno, indican las mismas fuentes, es minimizar las consecuencias económicas que ya está provocando la enfermedad. Las bolsas están en 'shock' y algunos valores, como Telefónica, llevan dos días sufriendo. Por eso el Ejecutivo insiste en que tiene que actuar con total transparencia y que, además, España se encuentra en una situación de relativa tranquilidad. "Estamos actuando sin alarma pero con diligencia", indicaba ayer un alto cargo del Gobierno.

Iván Redondo ha movilizado hasta a catorce ministerios para abordar la respuesta conjunta a la crisis del coronavirus. Lo está haciendo a través de una Comisión Interministerial, que preside la vicepresidenta primera Carmen Calvo, y que ayer se reunió por primera vez tras el Consejo de Ministros. El objetivo es que está comisión coordine toda la información y todos los protocolos de actuación ante las noticias que vayan llegando en los próximos días. No se descarta una oleada de positivos en un país que es punto de paso para miles y miles de turistas cada día.

Otro de los objetivos del equipo que ha montado Redondo es evitar el alarmismo. Un cargo gubernamental pone el ejemplo vivido en Italia con las mascarillas. Cientos y cientos de ciudadanos compraron una y luego las autoridades sanitarias afirmaron que algunas no eran las apropiadas. Es, precisamente, lo que quiere evitar el Ejecutivo español: generar una sensación de alarma injustificada.

Calviño recibe informes diarios

Esta prudencia justifica también los mensajes de la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. En público ha asegurado que considera "prematuro" hacer estimaciones del posible impacto del virus originado en China y que, en cualquier caso, "sería bastante indirecto en nuestro país". Sin embargo, desde el pasado mes de enero recibe a diario informes con enfoque internacional de las distintas áreas dependientes de su departamento que analizan al detalle la evolución del bautizado como 'Covid-19' y sus posibles efectos sobre los principales indicadores macro, como se adelantó en estas páginas. 

La repercusión del virus no es baladí para España en el contexto global. Más allá de la volatilidad de los mercados financieros y la rebaja de previsiones que han llevado a cabo analistas, bancos y autoridades públicas y privadas, la crisis del coronavirus ya ha tenido un impacto palpable en la economía española: la suspensión del Mobile World Congress (MWC), la mayor feria de telefonía del mundo que iba a dejar en Barcelona 500 millones de euros y 14.000 puestos de trabajo. Calviño aseguró que no había razones de salud pública para cancelar el evento, aunque admitió el impacto de la crisis sanitaria mundial sobre determinadas decisiones económicas.

Los técnicos del área económica del Ejecutivo hacen seguimiento al virus desde principios de año. En el Boletín de Coyuntura Económica Semanal aparece como un factor de riesgo desde el día 24 de enero, cuando se empezó a hablar de "temores" en los mercados financieros ante la aparición del coronavirus en China y sus posibles consecuencias en los países asiáticos. A partir de ese momento se constató que las bolsas sufrían la presión a la baja de los índices por la incertidumbre y la volatilidad y en los mercados secundarios de deuda pública aumentaba la aversión al riesgo. Mientras, las noticias poco halagüeñas procedentes de China hundían el precio del barril de Brent.

Ya entrado el mes de febrero los técnicos de la Dirección General de Análisis Macroeconómico constataban los esfuerzos de las autoridades sanitarias chinas por la resolución de la crisis del coronavirus y, en consecuencia, el descenso de la volatilidad y el aumento del optimismo de los inversores. Eso sí, insistían en que el impacto económico, tanto en China como en el resto del mundo, constituye un foco de preocupación. Tanto es así que en los informes llegan a advertir de que "cuanto mayor sea su duración, mayor será la probabilidad de que aumenten los efectos adversos sobre el sentimiento económico". Con todo, esperan que el brote alcance su punto máximo en el primer trimestre de 2020.

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