La izquierda se pone a prueba en las municipales de Brasil

Los brasileños elegían el domingo a sus alcaldes, en los últimos comicios antes de la presidencial de 2018, que darán la pauta de las secuelas dejadas en la izquierda por los escándalos de corrupción, la crisis y la reciente destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

La votación de más de 5.500 alcaldes y de decenas de miles de concejales de 26 estados federales, obligatoria para gran parte de los más de 144 millones de empadronados, no había registrado "ningún incidente grave" hasta media tarde, informó el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Según el último boletín, 83 candidatos fueron detenidos, en su mayoría por realizar propaganda electoral no autorizada.

Tras una serie de asesinatos -especialmente en el estado de Rio, donde 15 aspirantes a alcalde o concejal fueron asesinados-, el ministerio de Defensa desplegó 25.000 militares para reforzar la seguridad en 488 ciudades de 16 estados donde se registraron actos violentos.

El presidente del TSE, Gilmar Mendes, afirmó que estas elecciones son "las más violentas" de los últimos años, especialmente en Rio "donde el crimen organizado, las milicias y los narcotraficantes participan en el escrutinio y tienen candidatos".

Uno de los más madrugadores en votar fue el presidente Michel Temer, del partido de centroderecha PMDB, quien llegó minutos antes de que se abrieran las puertas de su colegio electoral en Sao Paulo, a las 08H00 locales (11H00 GMT).

Rodeado de guardaespaldas, el sustituto conservador de Rousseff, con baja popularidad, acudió sonriente y por sorpresa, adelantándose varias horas al horario anunciado. Según varios medios, el mandatario habría cambiado de planes para evitar una protesta convocada en su contra.

Ahora fuera del gobierno en Brasilia, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó el gigante sudamericano desde 2003 hasta la destitución de Rousseff el 31 de agosto, puede ser uno de los que más terreno pierda en estos comicios.

Según analistas, una ola de desencanto con la política tradicional le pasará la cuenta al PT, uno de los más manchados por el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras que ha sacudido tanto a la clase política como empresarial brasileña.

La caída de Rousseff y las acusaciones de corrupción que cercan a su líder histórico en el caso de la petrolera, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), empeoran el panorama de este partido que tendrá un camino cuesta arriba para los comicios de 2018.

A esto se suma la economía en recesión desde 2015 y 12 millones de desempleados.

Una situación que no asusta a Lula -posible candidato del PT en 2018-, que votó en Sao Bernardo do Campo (cinturón industrial de Sao Paulo) entre los aplausos de sus simpatizantes y algunos abucheos.

"Creo que el PT saldrá fuerte de esta elección", afirmó el exlíder sindical.

Y avisó: "Cuánto más odio se estimula contra mí, más amor se crea (...) Esa gente va a sorprenderse porque a partir de estas elecciones voy a comenzar a caminar por Brasil".

La disputa más ardua se espera en Sao Paulo y Rio de Janeiro, las dos mayores ciudades del país. En ambas se prevé una segunda vuelta el 30 de octubre, al igual que en otros municipios con más de 200.000 electores en los que ningún candidato obtenga el 50%+1 de los votos.

"Hay un cansancio hacia la política tradicional y eso es consecuencia de una crisis de representación. Y el retroceso del PT hace que los electores busquen alternativas", comentó a la AFP Mauro Paulino, director de la encuestadora Datafolha.

El PT arriesga perder la joya de la corona, Sao Paulo, el mayor municipio brasileño.

"Estas elecciones son muy importantes por la situación del país. Creo que el PT va a perder muchos votos porque acumularon muchísimo poder en estos años", afirmó el publicista Milton da Silva tras votar en un barrio acomodado de Sao Paulo.

"El país está pasando un momento difícil económicamente y políticamente. Las elecciones son nuestra oportunidad para cambiar este escenario", opinó el estudiante de 21 años Wemerson Guimaraes en Rio de Janeiro.

En Sao Paulo, centro financiero con unos 12 millones de habitantes, las encuestas situaban a Joao Doria, candidato del socialdemócrata PSDB, como líder en la carrera con un 44% en las intenciones de voto, de acuerdo al sondeo Datafolha de este sábado.

La apretada batalla por la segunda vuelta la disputan el actual alcalde Fernando Haddad, del PT, y el conservador Celso Russomanno del PRB, un partido vinculado a la evangélica Iglesia Universal del Reino de Dios.

En Rio de Janeiro, con seis millones de habitantes, el líder es el obispo evangélico y senador Marcelo Crivella, con 32% de los votos, según Datafolha. En segundo lugar figura Marcelo Freixo, del izquierdista PSOL con 16%, seguido de Pedro Paulo del PMDB con 12%.

"Aun cuando Crivella en Rio y Russomanno en Sao Paulo son políticos que ya disputaron elecciones antes, consiguen buenos desempeños en áreas más pobres porque llevan algún tipo de esperanza a esos lugares", señaló Mauro Paulino.

Mostrar comentarios