Jokowi, un candidato atípico con la confianza del pueblo

Yakarta, 9 jul.- El popular Gobernador de Yakarta, Joko Widodo, es el favorito para ser el próximo presidente de Indonesia y culminar una fulgurante carrera, iniciada hace nueve años en la alcaldía de Solo, basada en su atípico estilo de hacer política.

Apodado Jokowi por sus seguidores y el "Obama de Indonesia" por los más incondicionales, Widodo, de 52 años y nacido en Solo (Java Central), ha devuelto al electorado indonesio la esperanza de que un líder poderoso pude ser honesto y eficiente.

Libre de sospechas de corrupción, este apasionado seguidor de la música heavy metal, sin un pasado político vinculado con el anterior régimen autoritario de Suharto, ha labrado su popularidad gracias a su estilo cercano con la gente.

La prensa dejó de ir en su contra cuando Megawati Sukarnoputri, la presidenta del Partido Democrático de Indonesia-Lucha (PDI-P), renunció a sus propias aspiraciones de regresar a la presidencia para dejar paso al hombre más valorado en las encuestas: Jokowi.

Como gobernador de Yakarta, su forma de hacer política se ha basado en visitas a los barrios para hablar directamente con los vecinos y en su batalla contra la ineficiencia de sus subordinados, a los que también visita de forma inesperada para criticar y corregir.

Esta técnica, apodada "blusukan" (visita espontánea, en javanés), se ha convertido en su seña personal y no ha dudado en hacer de ella un eslogan electoral, amplificado por otros gobernadores y alcaldes que intentan imitarle con más o menos éxito.

Su campaña, sin embargo, no ha transmitido el optimismo que inicialmente le dibujaban las encuestas antes de las elecciones legislativas de abril, en las que el PDI-P no alcanzó el 25 % de votos necesarios para nombrar un candidato presidencial sin formar una coalición.

Widodo impulsa una candidatura a la presidencia con menos alianzas que su rival Prabowo Subianto, posiblemente por su inflexibilidad a conceder cargos ministeriales a cambio de apoyos y su intención de romper los lazos oligárquicos.

En un reciente artículo, pidió el voto para regenerar Indonesia y dejar atrás las formas del Nuevo Orden, el periodo de casi tres décadas marcado por nepotismo y corrupción liderado por Suharto, el líder más corrupto de la historia según Transparencia Internacional.

Widodo, que vivió esa época en el seno de una familia de clase media, no está avalado por una excelente educación en el extranjero pero cuenta con una carrera en ingeniería forestal y las dotes carpinteras heredadas de su padre, que aprovechó como comerciante de muebles hasta dar el salto a política en 2005.

Su experiencia internacional se reduce a unos pocos viajes a Europa por negocios, que, según dice, le inspiraron para sus iniciativas urbanísticas en Solo y Yakarta, pero que le ha costado que se cuestione su idoneidad para liderar la primera economía del Sudeste de Asia.

Esta es una de las razones que le llevó a nombrar a Jusuf Kalla, una vieja cara de la política nacional, como candidato a la vicepresidencia, un cargo que ya ocupó entre 2004 y 2009.

Kalla, de 72 años y miembro de la élite, aporta solidez a la candidatura de Widodo y su avanzada edad descarta ansias de protagonismo, según expertos, pero también representa su primera concesión a la política anticuada que promete desmantelar.

Al contrario de su rival Prabowo, Widodo no ve el progreso de Indonesia como una misión para sus líderes, sino como un proyecto común basado en "gotong royong" o cooperación común, defendida como una traza cultural de la nación.

Según Widodo, ese futuro debe ser conseguido, entre otras cosas, revitalizando los mercados y el comercio tradicional, ofreciendo más y mejores oportunidades de formación a los jóvenes, e impulsando la construcción de la nación a través de ellos.