José Serra, el segundón de las elecciones brasileñas que no conocía a su rival

  • No sabía quién era su verdadero adversario para los comicios presidenciales de este año. Creía que era Dilma Roussef, la candidata del Partido de los Trabajadores propuesta por Lula. Pero el tiempo y las encuestas demuestran que se equivocaba.

José Serra se enfrenta a un enemigo político inesperado
José Serra se enfrenta a un enemigo político inesperado
Reuters

En tan solo unos meses pasó de ser el primero en los sondeos preelectorales a caer en picado frente a la discípula de Lula da Silva, Dilma Roussef. Muy por encima de Roussef en las encuestas de Ibope en enero con un 37 por ciento de la intención de voto frente a un 22 por ciento en el caso de su rival, Roussef subió como la pólvora en las encuestas hasta alcanzar el 51 por ciento de apoyos actual frente a la caída en picado de José Serra, con tan solo un 25 por ciento de los votos.

Remontó momentáneamente tras la primera vuelta, seguramente gracias a un caso de presunta corrupción que afecta a una antigua estrecha colaboradora de la candidata de Lula. Aún así, ella sigue ganando y Serra al menos se puede dar unos golpecillos de consuelo en la espalda por haber conseguido forzar una segunda vuelta.

El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña en la oposición ha explotado los recursos de la Red para conseguir más apoyos. Y le funciona (al menos más que a Roussef): tiene más de 430.000 seguidores en Twitter, mientras que Dilma Roussef tiene 226.000. No en vano Serra ha realizado más de 3.000 tweets y su contrincante solo unos 300. En Facebook, más de lo mismo: Serra tiene más de 15.000 fans, mientras Roussef tiene menos de la mitad.

Pero esto es lo único que parece haberle salido bien a José Serra durante la campaña.

Gobernador de Sao Paulo hasta el inicio de la campaña electoral, antes alcalde de esa misma ciudad, ministro de Salud, ministro de Planificación y Ordenamiento, senador... estos son solo algunos de los cargos públicos que ha ocupado Serra (Sao Paulo, 19.03.1942). Pero la experiencia política de este economista, notablemente mayor que la de Roussef, no convence al electorado brasileño.

La popularidad del ex gobernador de Sao Paulo poco puede hacer frente a la del presidente que ha cambiado el país. Y es que el problema de Serra no es Dilma Roussef, es Luis Inácilo Lula da Silva. Porque Lula ahora es Roussef y Roussef es Lula, al menos a los ojos de sus votantes.

Todos los logros del aún presidente brasileño se han convertido automáticamente en los éxitos de Roussef. Ya se encargó Rousseff de recordar en un reciente debate televisado las cifras oficiales según las cuales "28 millones de personas salieron de la miseria y se crearon 14 millones de puestos de trabajo" durante el actual Gobierno.

El propio Serra ha alabado la labor de Lula durante la campaña hasta que las encuestas le han dado un toque de atención. Ha intentado sacarle tajada al escándalo de presunto tráfico de influencias protagonizado por una estrecha colaboradora de Roussef en el ministerio de la Presidencia y ha puesto a su contrincante en entredicho por las "relaciones de cariño y amistad" de Lula con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. Pero las encuestas no han hecho más que aumentar su desventaja frente a la candidata del Gobierno.

De poco le están sirviendo también sus 8.207 propuestas en temas tan diversos como enseñanza pública de calidad, empleo, drogas o seguridad ciudadana. Tampoco parece ser suficiente que algunas de estas propuestas tengan su origen en peticiones ciudadanas directas gracias al "gobierno colaborativo" que intenta impulsar.

Serra ya perdió contra Lula en las presidenciales de 2002 y, a no ser que los votantes cambien radicalmente de opinión a menos de dos semanas para las próximas elecciones que se celebran el 3 de octubre, Serra volverá a perder… contra Lula.

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