Josu Ternera, el último líder simbólico que le quedaba a ETA tras su derrota

  • Fue procesado por el atentado contra una casa cuartel en Zaragoza, con 11 víctimas, seis menores, y puso voz al comunicado de la desaparición de ETA.
Josu Ternera, el último líder simbólico que le quedaba a ETA tras su derrota
Josu Ternera, el último líder simbólico que le quedaba a ETA tras su derrota
EFE

José Antonio Urrutikoetxea Bengoechea, alias "Josu Ternera", histórico dirigente de ETA, ha sido detenido este jueves en la zona de los Alpes franceses tras 17 años en paradero desconocido. Miembro del grupo terrorista desde finales de los sesenta, fue una figura clave de la banda, que dirigió durante sus años más sangrientos y justo hace uno puso voz al adiós definitivo de ETA al leer el comunicado sobre "el final de su trayectoria". Tras su detención, en una operación conjunta de la Dirección General de Seguridad Interior francesa y de la Guardia Civil española, se enfrenta a las varias causas abiertas que tiene en España por lesa humanidad, entre ellas el atentado contra una casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, en el que murieron 11 personas, varios menores de edad, y por el que la justicia le procesó en 2002, cuando huyó del país. 

Ternera, que en la actualidad tiene 68 años, se unió pronto a la banda terrorista, pero fue en 1971, tras huir a Francia, cuando se incorporó al frente militar, una de las alas más violentas de ETA. Durante los primeros años participó en diversos atracos, en los que consiguieron financiación pero también material explosivo, y en 1973 participó en su primer atentado, el que perpetró la organización criminal contra Luis Carrero Blanco, entonces jefe del Gobierno de la dictadura. Tras varios atentados y atracos fue ganando peso en la banda y asumió la dirección del frente militar tras la muerte del anterior dirigente, Txikia.

En la década de los ochenta entró a formar parte de la ejecutiva de organización de ETA y en 1984 se convirtió en su número dos. Precisamente durante esta década se sucedieron los atentados más sangrientos, entre ellos el de Hipercor y contra la casa cuartel de Zaragoza, por el que está procesado. Los exmiembros etarras Juan Manuel Soares Gamboa y José Rego le señalaron como uno de los principales dirigentes etarras en 1987. 

En 1989 en Bayona fue detenido por primera vez y condenado a diez años de prisión por la Justicia francesa, que lo entregó a España en 1996. La Audiencia Nacional lo mantuvo preso por el sumario de Sokoa hasta que el Supremo ordenó su puesta en libertad el 14 de enero de 2000 al entender que por esos hechos ya había sido juzgado y condenado en Francia. Pero el dirigente etarra, cambió la clandestinidad por cargos de representación pública y, estando en prisión, se convirtió en diputado en el Parlamento Vasco por Euskal Herritarrok (EH). Llegó a ser miembro de la comisión de Derechos Humanos de esa Cámara, y concejal en Ugao-Miravalles, su pueblo natal.

Después de que varios exmiembros de la banda le señalaran como uno de los principales dirigentes durante el año 1987, el Tribunal Supremo (debido a su condición de parlamentario) reabrió cuatro sumarios en su contra y lo citó a declarar en noviembre de 2002. En concreto, por el atentado de ETA contra la casa cuartel de Zaragoza, la Fiscalía argumentó que "necesariamente" tomó la decisión de cometer ese atentado en el que murieron once personas. Sin embargo, no compareció en ninguna de las dos ocasiones en las que se le citó, de modo que el Supremo dictó orden de busca y captura internacional contra él. Permanecía desde entonces en paradero desconocido e incluido en la lista de más buscados de Interpol.

Negociador en los intentos de tregua

Debido a su papel clave dentro de la organización terrorista le eligieron como negociador en las conversaciones de Argel en 1989 y en las de la tregua de 1998 pese a que en ambos casos estaba preso. Además, durante su clandestinidad también participó en posteriores negociaciones. Se le atribuye un papel importante en el alto el fuego permanente de 2006 y en 2013 se le ubicó en Oslo, junto a David Pla e Iratxe Sorzabal -ambos detenidos-, buscando la mediación internacional hasta que fueron obligados a abandonar el país ante la falta de avances.

Hace ahora un año, el 3 de mayo de 2018, Urruticoetxea realizó su último servicio a la banda terrorista al participar junto a Soledad Iparragirre, 'Anboto', en el vídeo en el que ETA certificó su desaparición. En concreto, insertaron sendos audios de estos dos veteranos terroristas.

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