Junts y Bildu no renuncian a facilitar la investidura de Sánchez 'in extremis'

  • El resto de partidos independentistas debaten su postura ante la investidura, a la vez que los socialistas empiezan a reunirse con Esquerra.
Los diputados de Bildu, tras acreditarse en el Congreso
Los diputados de Bildu, tras acreditarse en el Congreso
EFE

Todas las cartas del debate de investidura aún no están sobre la mesa. La prioridad de PSOE y Unidas Podemos para conseguir que Pedro Sánchez sea investido es convencer a ERC de que abandone el 'no' y se abstenga en la segunda votación. En ese aspecto, las reuniones entre ambas partes comenzarán la próxima semana tras un primer encuentro secreto entre Adriana Lastra y Gabriel Rufián en el Congreso. Pero el presidente en funciones aún puede encontrarse con que tiene aliados que no esperaba. Se trata de Junts per Catalunya y Bildu, dos formaciones independentistas que aún no han decidido el sentido de su voto. De hecho, su abstención sigue siendo una opción, como ha podido saber La Información. Lo que les hace ser claves para allanar el camino de Sánchez para repetir en Moncloa. Aunque en el Ejecutivo ya están centrados en sus conversaciones con el partido de Oriol Junqueras.

Que JxCat y Bildu estén ahora mismo en la misma situación no quiere decir que su opinión sobre Sánchez o el gobierno de coalición sea la misma. Ambas formaciones parten de posiciones distintas, debido a que las situaciones actuales de País Vasco y Cataluña no tienen nada que ver. Lo que sí comparten es precisamente que no se les haya consultado desde Ferraz o Moncloa sobre si estarían dispuestos a facilitar esa investidura. Pero eso no ha impedido que sus propios dirigentes hayan tomado la iniciativa para decidir qué hacer con el sentido de su voto. Y es que hay varias variables que sus direcciones han tenido en cuenta para estudiar si es más conveniente bloquear o permitir que eche a andar la coalición PSOE-Podemos.

Uno de los motivos que ha llevado a la discusión interna es la preferencia a un gobierno de este tipo frente a la 'gran coalición' PSOE-PP o el pacto a tres, al que habría que sumar a Ciudadanos. Algo que se explica con que consideran que sería más sencillo el entendimiento desde un punto de vista de la plurinacionalidad y la interlocución con un gobierno de izquierda, especialmente con la entrada de Unidas Podemos. A eso hay que sumar que Sánchez no ha vuelto a mencionar su intención de tipificar como delito la convocatoria de referéndum ilegal. Una medida de la que no se ha vuelto a saber nada precisamente desde que se dio la mano con Iglesias por el pacto el pasado 12 de noviembre.

Otras cuestiones que tienen en cuenta tienen que ver con las urnas. Por un lado, nadie quiere tener que afrontar unas terceras elecciones generales seguidas. El partido abertzale ha vuelto a conseguir el grupo parlamentario tras el 10-N, debido a que logró cinco diputados y el 15% de voto en las circunscripciones a las que concurrió. Y no es algo que quieran dejar escapar. Algo parecido ocurre con Junts per Catalunya, que mejoró sus resultados con respecto al 28 de abril y alcanzó los 8 diputados, uno más que en los comicios previos. Pero no está claro que eso le permita tener su propio grupo, ya que no ha obtenido ese 15% de votos en cada provincia o el 5% del total estatal. En la anterior legislatura ya se quedó sin tenerlo por la misma razón.

Dos debates distintos

El debate también es muy distinto en ambas formaciones. En el lado vasco, Bildu va a celebrar una consulta a la militancia en los próximos días para que sus bases se pronuncien al respecto. Un proceso que es calcado al que convocaron en Navarra para que los diputados en la comunidad foral votaran en un sentido u otro la investidura de la actual presidenta, María Chivite. Pero la opción de la abstención solo está contemplada con el actual pacto entre Sánchez e Iglesias. Si el PSOE girase a un acuerdo con el PP, o incluso a uno junto a 'populares' y Ciudadanos, Bildu votaría en contra, como señalan fuentes de la formación a este diario. 

El caso de JxCat es más complicado. Los de Carles Puigdemont, liderados desde la Generalitat por Quim Torra, llevan desde el fin de la 'paz' de Pedralbes enfrentados con el Gobierno de Sánchez. Además, están expectantes por qué ocurre con ERC, con quienes mantienen una relación muy particular. Por un lado, son sus socios en el Govern catalán, además de compartir el espacio dominante en el independentismo. Pero, por otro, también pueden beneficiarse de si Esquerra toma una determinación u otra para la investidura. Especialmente, si se adelantan las elecciones catalanas al próximo 2020. Lo que sí permitiría un mayor entendimiento entre Sánchez y Torra es que las conversaciones de la delegación socialista con ERC resultaran satisfactorias. Pero antes tendrían que llamar a Junts para formar parte de una mesa para debatir.

Esa vía ya empieza a abrirse, después del encuentro secreto que tuvieron Adriana Lastra y Gabriel Rufián el jueves en el Congreso. La reunión, desvelada por 'El País', ha servido para sentar las bases de una negociación entre PSOE y ERC, que ganaron en el conjunto del Estado y en Cataluña respectivamente. Las conversaciones comenzarán desde el lunes, y en ellas Esquerra insistirá en esa mesa de diálogo en la que se pueda hablar incluso de autodeterminación. Desde el lado socialista, el argumento será el punto 9 del acuerdo de coalición con Unidas Podemos, que aboga por solucionar la situación catalana "desde el diálogo y dentro de la Constitución".

La semana que viene será decisiva en todos los sentidos. También para Bildu y JxCat, que tienen en su mano hacerle el camino más fácil al presidente en funciones en caso de que la baza de ERC no salga adelante. Pero también pueden darle la puntilla con sus 'no' y precipitar que el tablero vuelva a moverse. Ahí será cuando pongan en la balanza todos los motivos descritos anteriormente. A los hay que sumar otro más, que va en contra de todos sus intereses: el auge de Vox.

Mostrar comentarios