Argumentan que es una dirigente del "pasado"

Casado deja caer al viejo PP tras la imputación de Cospedal por Kitchen

La cúpula se desvincula de la exsecretaria general con el mensaje que lanzó tras las catalanas: "No vamos a hablar". El marianismo reclama "prudencia" ante la posibilidad de que Rajoy se pueda ver salpicado.

El exnúmero dos de la Policía desliza que Villarejo recibía directrices de Cospedal
El exnúmero dos de la Policía desliza que Villarejo recibía directrices de Cospedal
EFE

María Dolores de Cospedal "es una dirigente que pertenece al pasado". Así se posiciona la cúpula del PP de Pablo Casado tras la imputación de la exsecretaria general y de su marido, Ignacio López del Hierro, por presuntos delitos de cohecho, malversación y tráfico de influencias en relación al operativo parapolicial creado en 2013 para sustraer información comprometedora para el PP al extesorero del partido Luis Bárcenas. El juez de 'Kitchen', Manuel García Castellón, pone el punto de mira en una pieza clave del marianismo y estrecha el cerco, de forma paralela, a una etapa que es historia reciente de la formación. Pero ningún dirigente actual va a hablar sobre ello. Es la orden que ha dado su presidente: perfil bajo.

"Casado no va a opinar nada" sobre Cospedal, explica una fuente de la dirección nacional, "ni vamos a posicionarnos". "Distancia", añade otra fuente, que recuerda que, en la última época de Cospedal, Casado era el vicesecretario de Comunicación del partido. Es una actitud que imita a la que tuvo este nuevo PP con Jorge Fernández Díaz. Muro de contención. El PP, eso sí, no contempla, al menos de momento, suspender de militancia a la que fuera secretaria general durante una década. Los estatutos internos contemplan que esa decisión se tiene que tomar en el momento de la apertura de juicio oral, por lo que desde Génova piden calma en este sentido. 

La actual actitud de silencio supone un giro reseñable en relación a lo que dijo Casado hace apenas dos años sobre Cospedal. Entonces, el actual presidente del PP sí dio la cara por la que fuera su compañera en el Comité de Dirección cuando se publicaron unas grabaciones sobre un encuentro en la sede de Génova entre el comisario Villarejo, Cospedal y su marido, en julio de 2009 (unos audios en los que el mando policial se mostraba dispuesto a hacer "trabajos puntuales" a cambio del "pago de los gastos"). El entonces recién elegido presidente del partido dijo: "He hablado con ella y lo que puedo decir es que en todo momento ha dado explicaciones y no ha mentido". Este martes ningún miembro de la cúpula del PP marcó el teléfono de Cospedal, indican las mismas fuentes.

Este martes ningún miembro de la cúpula del PP marcó el teléfono de Cospedal

Fue, precisamente, Casado quien apartó a Cospedal del actual Comité Ejecutivo. En efecto, la secretaria general, que abandonó el segundo despacho más importante de Génova tras la moción de censura y la posterior catarsis en el PP, intentó liderar la transición. Sin embargo, tras esas históricas primarias populares a las que se presentó y que Casado ganó en segunda vuelta frente a su archienemiga Soraya Sáenz de Santamaría, el nuevo presidente optó por prescindir tanto de ella como de los peones que pretendía colocar en la nueva dirección. "Alguien que perdió el Congreso no puede entrar en el Comité Ejecutivo", afirma un alto cargo de Génova.

El PP sigue centrado en romper amarras con ese PP que ahora se encuentra amenazado en la Audiencia Nacional y por eso continúa adelante con la venta de su sede. El proceso va a vivir un nuevo episodio en los próximos días con la publicación de los pliegos que van a regir la mudanza. Se ha contratado a una consultora, KPMG, para cerrar la nueva ubicación y dejar Génova. Aún no se ha decidido si alquilar o comprar el inmueble donde se ubicará el nuevo PP. Será, eso sí, en la almendra central de Madrid, no muy lejos del Congreso de los Diputados y otras zonas emblemáticas de la capital, apuntan desde el partido. García Egea se está encargando de la elección final.

Cospedal fue la elegida por Mariano Rajoy en 2008 para mantener prietas las filas del partido. Se convirtió, por tanto, con el paso de los años (estuvo una década en el cargo), en una de las máximas exponentes del 'marianismo'. Por eso ahora, entre esa facción, se echa de menos una defensa más férrea de este nuevo PP hacia sus dirigentes imputados. "Se olvidan de los suyos", lamanta una exdirigente salviada por el caso Púnica.

La exsecretaria general no es la única. Hay que recordar que Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior, ya fue imputado en el mismo caso y la reacción de Casado y su equipo fue esta: fijar un muro de contención. El eotnro de los afectados asegura que esta actitud es "precipitada" y piden, ante todo, respetar la "presunción de inocencia", algo que, dicen, cuidó el partido durante la etapa del expresidente del Gobierno a base de errores, como el caso de la dimisión de Pilar Barreiro, que fue decisiva ante la presión de Ciudadanos para pactar los Presupuestos de 2018.

Otros casos sonoros en este sentido fueron los de Pedro Antonio Sánchez, expresidente de Murcia, una región que conoce a la perfección el secretario general del PP, Teodoro García Egea; o la malograda Rita Barberá, exalcaldesa de Valencia. Los dos fueron imputados y, más tarde, absueltos. Es el ejemplo que utiliza el 'marianismo' para pedir esa "prudencia" ante la actual actitud de la cúpula del partido. 

En el 'marianismo', por cierto, las alarmas saltaron por el hecho de que el horizonte judicial del caso Kitchen pueda llegar a empañar el legado político del expresidente. Desde su entorno aseguran que una de sus preocupaciones cuando tuvo que abandonar La Moncloa de forma precipitada por la moción de censura fue intentar dejar claro que sus siete años y medio de Gobierno sirvieron para evitar el rescate soberano e iniciar la recuperación. Esa fue su, podría decirse, obsesión una vez instalado en el Registro de la Propiedad. De hecho se trata del asunto central de su libro, 'Una España mejor'.

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