La absolución de Amanda Knox envalentona a Berlusconi

  • La puesta en libertad de la joven acusada de asesinato ha servido a Berlusconi de munición en su particular guerra para desacreditar a la magistratura italiana.  

Berlusconi acudió a una nueva vista del juicio por el caso Mills
Berlusconi acudió a una nueva vista del juicio por el caso Mills
Alessandro Speciale, Roma (Italia) | GlobalPost

No resulta difícil imaginarse una sonrisa en el rostro del primer ministro italiano Silvio Berlusconi cuando a principios de mes se supo que un tribunal de apelación italiano anulaba la condena a Amanda Knox por el asesinato de su compañera de piso, Meredith Kercher.

No lo decimos por la empatía que podría sentir el mujeriego primer ministro italiano por el destino de la joven estudiante de intercambio estadounidense, que pasó cuatro años en la cárcel por un delito que no cometió. Más bien, porque para Berlusconi la puesta en libertad de Knox le sirve como munición en su guerra contra los jueces italianos.

El primer ministro acusa desde hace tiempo a los jueces de intentar apartarle del poder. "Hay algunos que quieren subvertir la democracia" derrotándole, dijo en un discurso ante el Parlamento a principios de mes.

También recientemente declaró al diario Il Foglio que "pese al espionaje y las investigaciones sistemáticas contra mí", el estamento judicial no será capaz de "poner en peligro la soberanía de la gente que me eligió".

Tras la absolución de Knox, el jefe del partido de Berlusconi, Pueblo de la Libertad, Angelino Alfano, ex ministro de Justicia, se sumó a la ofensiva. "En Italia los jueces nunca pagan por sus errores", dijo, refiriéndose al tiempo que Knox y su antiguo novio, Raffaele Sollecito, pasaron en la cárcel.

Alfano estaba "explotando el veredicto" para "atacar al sistema judicial", asegura Massimo Donadi, diputado del partido de la Italia de los Valores. ¿Su objetivo? Desacreditar a los jueves a fin de "proteger a Berlusconi de sus juicios".

Tal y como se apresuran a señalar algunos aliados del magnate de los medios convertido a político, los casos judiciales contra Berlusconi no han logrado hasta el momento condenarle claramente.

Pero eso tampoco quiere decir que siempre haya salido exonerado. Muchos juicios contra Berlusconi se han visto frustrados por la ley de prescripción de delitos. Pese a la lentitud del sistema judicial del país, el gobierno de Berlusconi ha recortado el tiempo límite (de 10 a seis años) para perseguir determinados delitos, incluidos algunos que afectan al primer ministro y sus socios.

En la primavera de 2009 comenzó a salir a la luz una cadena de escándalos en los que está implicado Berlusconi y que culminó con el caso de la bailarina del vientre marroquí "Ruby Rompecorazones", que participó en las fiestas del "bunga bunga" del mandatario en su villa cuando todavía era menor de edad.

La investigación del caso (incluyendo la complicidad del primer ministro en prostitución) todavía está en marcha. Berlusconi de momento ha sido acusado de contratar a una prostituta menor.

Sea cual sea el resultado, el asunto no deja de resultar vergonzoso para Berlusconi.

En una conversación grabada se le escucha preguntando a Valter Lavitola (un periodista e intermediario que se refugió en Bulgaria después de que la policía italiana emitiese una orden de detención contra el) que le "sugiera" alguien para ser nombrado subdirector de la Guardia di Finanza, la policía fiscal italiana.

Los periódicos italianos también han informado que en otra conversación grabada había llamado a la canciller alemana Angela Merkel una "culona mantecosa infollable".

En circunstancias normales dichas revelaciones simplemente tensionarían las relaciones entre ambos líderes. Pero dada la actual crisis financiera de Italia, Berlusconi podría acabar teniendo que rogarle a Merkel un rescate financiero.

Bajo el liderazgo de Berlusconi durante ocho de los últimos 10 años, Italia ha acumulado una deuda equivalente al 120 por ciento de su PIB. Es la mayor de Europa, después de la de Grecia. Las tres principales agencias de calificación han degradado la nota de Italia, lo que encarece los préstamos que tiene que pedir el gobierno y agrava la magnitud de la crisis.

"El país está en una condición crítica", advierte Emma Marcegaglia, presidenta de Cofindustria, la principal patronal del país. Urge al gobierno a actuar "muy rápidamente" o que dimita.

Massimo Gramellini, uno de los principales analistas políticos italianos, escribió la semana pasada que "la sensación general es que el primer ministro está 'fuera de control', al igual que la situación general".

Los avances políticos se han ido ralentizando hasta llegar a la parálisis.

Pese a la urgencia de la crisis económica, Berlusconi no ha logrado nombrar un nuevo gobernador del Banco Central de Italia. El anterior, Mario Draghi, asumirá la gestión del Banco Central Europeo a finales de este mes. Su sucesor natural en el puesto, su segundo, Fabrizio Saccomanni, ha sido vetado por los socios de la coalición del gobierno.

Berlusconi, debilitado, es incapaz de superar ese tipo de veto.

En lugar de centrarse en la crisis económica, son los aliados del primer ministro en el parlamento los que están luchando en nombre de su líder. Han estado trabajando para frenar los pinchazos telefónicos (y evitar las embarazosas filtraciones a la prensa) y reducir aún más la prescripción de algunos delitos.

Pero su mayoría está ahora tan fracturada que incluso esos proyectos han fracasado. En vez de eso, los problemas de Berlusconi han desencadenado la lucha interna en su gobierno. Sus lugartenientes y posibles sucesores se pelean por acaparar la atención a la espera de su eventual caída.

Y en un giro descrito por sus detractores como un intento desesperado para proteger a su jefe, el ministro de Justicia, Francesco Nitto Palma, ha lanzado una investigación sobre los jueces que investigan a Berlusconi en Nápoles y Bari para asegurarse de que no son ellos los que han incumplido la ley.

Mostrar comentarios