La acusación de Bo Xilai, último paso hacia su juicio y cierre del escándalo

  • El exlíder comunista Bo Xilai, uno de los más destacados políticos del país de las últimas décadas, fue hoy acusado formalmente de corrupción, el último paso para que se celebre su juicio y, por ende, para que se cierre el peor escándalo en la política china desde Tiananmen.

Tamara Gil

Pekín, 25 jul.- El exlíder comunista Bo Xilai, uno de los más destacados políticos del país de las últimas décadas, fue hoy acusado formalmente de corrupción, el último paso para que se celebre su juicio y, por ende, para que se cierre el peor escándalo en la política china desde Tiananmen.

El Tribunal Popular Intermedio de Jinan, capital provincial de Shandong (este), acusó hoy a Bo de soborno, malversación y abuso de poder, tres cargos de corrupción por los que se enfrentará a un juicio en este mismo enclave del que no se ha concretado aún fecha, si bien se prevé inminente.

Así lo aseguró a Efe un analista político con años de experiencia en China -y que prefirió mantenerse en el anonimato-, al predecir que el proceso comenzará "en el margen de un mes".

Con él coincidió el abogado de derechos humanos Liu Xiaoyuan quien explicó que, "en una situación normal, (el juicio) se celebraría en un margen de tres meses, pero en este caso, se hará con mayor rapidez", ya que "es un caso de urgencia".

De momento, hoy se dio el último y necesario paso para que el juicio pueda comenzar, tras meses de silencio y numerosas conjeturas.

Como en otras ocasiones, fue a través de la agencia oficial Xinhua como se conoció la acusación formal a Bo, exsecretario del Partido Comunista (PCCh) en Chongqing (centro).

"Bo se aprovechó, como funcionario público, de su cargo para sacar provecho y aceptó sobornos en forma de grandes cantidades de dinero y de propiedades", señala el documento de la acusación judicial recogido por Xinhua.

En el escrito, además, se indica que Bo, hasta hace un año prominente político, "malversó una enorme cantidad de dinero público y abusó de su poder, perjudicando gravemente los intereses del Estado y del pueblo", unos crímenes que califica de "graves".

Bo, uno de los favoritos para ascender a los puestos más altos del Gobierno, escuchó esta mañana los cargos por los está acusado, además de sus derechos, y fue interrogado por los fiscales, según relataron los propios letrados a la agencia Xinhua.

La defensa también pudo exponer sus opiniones ante el tribunal, señaló la agencia en una nota en la que no se especificó los argumentos de los abogados de Bo.

El anuncio del tribunal llega un día después de que el periódico "South China Morning Post" revelara que el juicio sería "inminente".

Ese mismo diario hoy señala, a través de fuentes independientes, que Bo podría ser acusado de aceptar sobornos por 3,8 millones de dólares (2,9 millones de euros) y de malversar otros 800.000 dólares (600.000 euros).

Estas cantidades de dinero podrían penarse, según el sistema legal chino, incluso con la muerte, como ocurrió con el exministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, sentenciado este mes a la pena capital, aunque suspendida (en la práctica, conmutable por cadena perpetua)

Liu se apropió de más de 10 millones de dólares (7,9 millones de euros), según el dictamen de los tribunales.

No obstante, analistas y abogados del país descartan la posibilidad de que se dicte pena de muerte contra Bo.

"No creo que sea sentenciado a muerte, probablemente le sentenciarán a cadena perpetua o a muchos años de prisión", dijo el letrado Liu Xiaoyuan en conversación telefónica con Efe.

Liu consideró que, de manera inédita, el proceso será "más público", tal y como ha comentado la prensa local.

"Es un caso con mucha influencia social, con mucho interés en los medios e importante para la gente común. Lo abrirán", añadió el letrado.

Bo Xilai, que saltó al estrellato por adoptar estéticas maoístas en la ciudad de Chongqing y su lucha contra las mafias locales, fue destituido en marzo de 2012, poco después de que su "mano derecha", Wang Lijun, revelara sus prácticas corruptas y acusara a su mujer, Gu Kailai, de asesinar al empresario británico Neil Heywood.

Por este delito, la esposa fue condenada en agosto del pasado año a la pena muerte en suspensión -que se traduce en una cadena perpetua si existe un buen comportamiento del condenado-.

Gu envenenó a Heywood en un hotel de Chongqing, según ella después de que éste amenazara de muerte a su hijo, Bo Guagua, quien reside actualmente en Estados Unidos.

El "número dos" de Bo, Wang, quien llegó incluso a pedir asilo -sin éxito- en un Consulado de Estados Unidos en China, fue juzgado en septiembre de 2012 y condenado a 15 años de prisión por soborno, traición y abuso de poder.

Todo ello construye el "caso Bo", la crisis más grave que vive la política china desde hace décadas, y que los líderes comunistas tratarán de cerrar con una última sentencia que "acordarán", según los analistas, durante su "retiro veraniego".

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