Los estragos de la pandemia

La agonía de la moda en tiempos de Covid-19: "Ahora me piden pijamas"

Se espera una caída del 40% en ingresos comerciales de moda, un sector que representa un 2,8% del PIB, con 20.000 empresas en España que emplean un 4,1% del mercado laboral.

Una mujer pasa junto a un escaparate de la tienda de El Corte Inglés en Preciados, Madrid (España). El Corte Inglés ha adelantado a este jueves el inicio de la campaña de rebajas, que durará desde hoy hasta el 31 de agosto, con una con descuentos de hasta un 50% en más de 20.000 firmas, según ha informado la compañía en un comunicado. 25 JUNIO 2020 TIENDAS;MODA;REBAJA;DESCUENTO Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 25/6/2020
La agonía de la moda en tiempos de Covid-19: “Ahora me piden pijamas”.
Europa Press

Tem Formula es una marca especializada en traje de hombre. Ahora les piden pijamas: "Entra el cliente por la puerta preguntando si tengo pijamas. No se me había pasado por la cabeza que una sastrería venda pijamas, pero es que me lo están pidiendo", explica Sergio Sánchez, gerente de la marca. Calcula que van a acabar el año con un 40% menos de ingresos respecto a 2019, y que se han podido mantener por la línea 'sport' que fabrican, compuesta de vaqueros y sudaderas. Son afortunados por su diversificación. Pero salen peor parados los fabricantes especializados, con pérdidas que alcanzan el 80%

Es el capítulo negro de la moda española: si en Tem Formula están tocados, con ERTE desde abril en una plantilla de 30 trabajadores, otras marcas proveedoras, como La Musa Woman, están hundidas. En tan solo cinco años, esta firma dedicada a vestir con una delicadeza exquisita a la mujer, había conseguido expandirse en 400 puntos de distribución a lo largo de seis países, alcanzando una facturación del 757% en 2018 y fabricando para marcas como El Corte Inglés y Cortefiel. Ahora factura entre un 70% y un 80% menos, e intenta compensarlo con sudaderas, pijamas y leggins, "aunque la cifra no se coge ni por asomo", asegura su dueña, Amabel Rojo.

A medida que las restricciones se hacen y se deshacen, el sector de la moda espera expectante que vuelva la auténtica "nueva normalidad". Porque los hábitos de las personas son los hábitos de la moda, y un cambio tan drástico a nivel social afecta a cómo uno va vestido. No se compran trajes porque no hay ceremonias, bodas, graduaciones, ni siquiera por trabajo, porque no se acude a la oficina. "La mujer ya no tiene que ponerse guapa", explica Amabel Rojo. Así es cómo, junto con los ánimos de la ciudadanía, la moda decae

Un sector que representa un 2,8% del PIB, con 20.000 empresas en España que emplean un 4,1% del mercado laboral, según el informe de la consultora EY. Con el 50% de la plantilla en ERTE, Amabel Rojo apuesta por seguir a flote vendiendo productos de estar por casa, porque "otro producto no se vende". Como tantas marcas, La Musa no dudó en empezar a confeccionar mascarillas durante el estado de alarma.

A esto se le suma el drama que viven los talleres externalizados y las tiendas a pie de calle. En Mataró, los fabricantes de ropa Bella Moda distribuyen género básico a comercios de toda la vida y mercadillos. Están en ERTE desde marzo. Siguen esperando a percibir lo que les falta: "Cobré abril, pero la mitad de mayo aún no la he recibido", explica la dueña. Apunta que los clientes están desanimados, y que la gente no quiere comprar "por si falta para comer, que es lo más importante". En este sentido un estudio realizado por McKinsey & Company ha estimado que, igual que en la crisis de 2008, la confianza del consumidor puede tardar hasta dos años en restaurarse. 

Y además, las tendencias de consumo con la pandemia se han acelerado, hasta el punto de que el eCommerce (tienda online) se ha convertido en algo fundamental para sacar el negocio de la moda adelante. En Bella Moda lo intentaron: "Se probó y fue fatal la página. Nos hicieron un contrato, y luego ya no contestaban al teléfono ni se preocupaban de nada".

Ante un panorama tan incierto, había grandes marcas, como Mango, que parecían tener una bola de cristal. Fue una de las pioneras del fashion retail en tener tienda online en el año 2000. Como informa FashionUnited, actualmente, con el aumento de la venta online de ropa, la firma espera alcanzar los 1.000 millones de euros en 2021. Durante el confinamiento, Mango alcanzó 900.000 de clientes digitales nuevos, logrando que la facturación creciera un 50%. Estratégicamente, además, la marca ha movilizado 200.000 prendas al canal online para mayor muestra en su "showroom" online y ha ampliado los plazos de devolución a 60 días. También se adaptan a los tiempos de la pandemia mostrando en redes sociales modelos posando en interiores domésticos, o incluso promoviendo actividades como el yoga

Otras grandes marcas, como Massimo Dutti, han lanzado su temporada de otoño con la colección 'Comfy': pantalones holgados, jerseys básicos y tonos oscuros, la vestimenta perfecta para estar en casa. Desde la Confederación de la Industria Textil, Texfor, han notado que los confeccionistas no se arriesgan y compran materiales atemporales. Como especifica Marta Castells, secretaria general de la patronal, "los clientes compran negros, telas lisas, material de fondo de armario y no estampados de última tendencia". La patronal no ha sufrido tanto el apagón de demanda porque, al vender materia prima, su salida se diversificaba en moda pero también, por ejemplo, en cortinas. Tampoco tiene stock porque trabaja bajo demanda, y ha podido complementar sus ventas con telas para EPI, mascarillas, batas y gorros. "El sector ha tenido una reacción muy rápida, y se ha hecho un gran esfuerzo por atender a esta emergencia. Se ha demostrado que somos un sector esencial", defiende la secretaria general.

Los fabricantes toman nota de las estrategias de las grandes firmas y, junto a la necesidad acuciante de seguir vendiendo, potencian sus plataformas online. En Tem Formula son fabricantes mayoristas, no tienen una plataforma online para el comprador final porque generarían competencia, pero sí facilitan una web al por mayor. Así, sus clientes pueden hacer encargos online a los almacenes: "Hemos potenciado mucho la web, a nivel de visual y automatismo. Se ha visto el enorme uso del cliente", explica Sergio Sánchez. Lamenta que no es lo mismo que toquen la tela, pero es la única forma de adaptarse.

El gran enigma de las colecciones

Magdalena Radoslavova está al frente de Mamu Atelier, una marca proveedora que realiza desde alta costura hasta arreglos y estampados. Cuando volvieron del confinamiento tenían bastantes pedidos acumulados y pudieron hacer buenos meses pero ya no pueden planear. "Vivimos semana a semana. Antes teníamos pedidos a tres meses vista, ahora ya no tenemos calendario". El dilema del cálculo de temporada afecta directamente a las colecciones, y esto a su vez repercute en los encargos de material. En Mamu Atelier consiguieron sacarlas a tiempo porque juntaron la de verano con la de otoño, pero aún así, han tenido muchas menos ventas que el año pasado y sus ingresos de alta confección han bajado a niveles nunca vistos. "Este año solo hemos hecho dos vestidos de novia", explica Radoslavova.

Amabel Rojo ha tenido el mismo problema. A su marca le ha costado "dar la vuelta al producto" para adaptarlo a la nueva demanda del mercado. Lamenta que, justo cuando se decretó el estado de alarma, era el momento para sacar colecciones: "Primavera es la época en que más se vende. Hay comuniones, fiestas de pueblos, ceremonias… se me acumuló stock de verano". Explica que ya no puede prever nada, porque en el desconfinamiento se animó a confeccionar la colección de invierno y ha acabado, como todo lo demás, en el almacén. "¿Qué hacemos con la colección de 2021? Fabricamos para muchas marcas. ¿Qué hacemos?". La espera y la incertidumbre se baten en duelo y en medio surgen las preguntas. Mientras, los pronósticos siguen siendo negativos. Según Boston Consulting Group, se espera una caída del 40% en ingresos comerciales de moda

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