La base de Viator despide a los tres legionarios muertos en una explosión

  • El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha presidido hoy el funeral de los tres suboficiales muertos el pasado lunes en la base de la Brigada de la Legión "Álvarez de Sotomayor" en Viator (Almería), después de que el juez autorizase ayer la entrega de los restos mortales a sus familiares.

Almería, 25 may.- El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha presidido hoy el funeral de los tres suboficiales muertos el pasado lunes en la base de la Brigada de la Legión "Álvarez de Sotomayor" en Viator (Almería), después de que el juez autorizase ayer la entrega de los restos mortales a sus familiares.

El funeral ha sido oficiado por el arzobispo castrense en la Plaza de Armas de la unidad, y al mismo han asistido, además del ministro, el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez; el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), general de Ejército Jaime Domínguez Buj, y el jefe de la Brigada de la Legión, general de Brigada Juan Jesús Leza.

Los restos de los brigadas Antonio Navarro y Manuel Velasco, así como del sargento José Francisco Prieto, han llegado al patio de armas a hombros de sus compañeros, que también los han escoltado hasta la capilla ardiente algo menos de dos horas después, cuando han concluido los actos fúnebres celebrados en la base de Viator.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha concedido la Cruz del Mérito Militar con distintivo amarillo a los fallecidos, que les han sido impuestas durante el funeral, y que se otorgan para reconocer las acciones, hechos o servicios que entrañen grave riesgo, lesiones graves o fallecimiento estando en acto de servicio.

El general Leza ha destacado en su intervención que los legionarios fallecidos habían intervenido en veinte misiones en el exterior en las que "habían desafiado a la muerte" desactivando explosivos, en una labor de "años de entrega para salvar vidas" que los había convertido en "reconocidos y prestigiados desactivadores" pese a ser "discretos, como todos los zapadores".

Ha subrayado que la Legión "no abandona jamás a un hombre en el campo ni a sus familias" por lo que ha instado a sus hombres a "cubrir sus huecos y cerrar de nuevo las filas".

El responsable de esta brigada legionaria ha recordado que son casi 10.000 los miembros de este cuerpo muertos en combate y ha mantenido que Navarro, Velasco y Prieto han expirado "cumpliendo con su misión".

Ha exhortado a los legionarios a ir "con la camisa abierta, la cabeza alta y sin dar un paso atrás" y ha apostillado: "Nadie se va hasta que es olvidado y la Legión no olvida a sus muertos".

El arzobispo castrense, por su parte, ha evocado que "a eso del mediodía vinieron las tinieblas sobre estos soldados" y ha asegurado que su "triste partida se convierte en buena muerte" por el "honor, entrega y profesionalidad" con la que desempeñaron su carrera.

Los tres militares fallecieron el pasado lunes cuando regresaban de unas prácticas en una explosión cuyas causas se están investigando y que se produjo en un vehículo BMR, que cuenta con una plataforma para morteros, según informaron a Efe fuentes militares.

El brigada Antonio Navarro (1967) era soltero, ingresó en 1987 en el Ejército, estaba destinado en la BRILEG desde 1995, técnico en desactivación de explosivos (TEDAX) y había participado en misiones en Bosnia, Kosovo, Líbano y Afganistán.

El otro brigada, Manuel Velasco (1968), casado y con dos hijos, ingresó en el ejército en 1986, destinado en la BRILEG desde el 2002, operador de desactivación de explosivos y había participado en misiones en Bosnia, Congo, Líbano y Afganistán.

El tercer fallecido, el sargento José Francisco Prieto, estaba casado y había nacido en 1979, ingresó en el Ejército en 1998 como soldado, estaba destinado en la BRILEG desde el 2010, era operador de desactivación de explosivos, y había participado en misiones en Kosovo y Afganistán.

En la explosión también resultaron heridos un sargento, que permanece ingresado con distintas fracturas en el hospital Torrecárdenas de Almería, y una cabo primero, que sólo sufrió rasguños. EFE

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